Gobernadores y alcaldes están inconformes y se sienten tumbados por el gobierno central. A las trabas del nuevo Sistema General de Regalías se suma la intención de frenar el gasto público para ceñirse a la regla fiscal.
Amylkar Acosta
Nada que llegan los giros
Cuando se debatía la ley 1530 de 2012 —que reglamenta el acto legislativo 05 de 2011— el director del Departamento Nacional de Planeación (DNP) Mauricio Santamaría —buscando presionar su aprobación— manifestó que 200 proyectos se encontraban listos para ser financiados con los recursos del Sistema General de Regalías (SGR).
![]() A estas alturas del año, no hay un solo proyecto aprobado para ser financiado con regalías. Como dijo el presidente de la ANDI “Pasamos de las piscinas de olas a la nada”. Foto: Presidencia. |
A estas alturas del año, no hay un solo proyecto aprobado para ser financiado con tales recursos. Como dijo el presidente de la ANDI, estamos ya “a mitad del año, en materia de gasto de regalías no se ve en las regiones ningún programa… Pasamos de las piscinas de olas a la nada”.
Los grandes anuncios del gobierno de “repartir la mermelada por toda la tostada nacional” se quedan sólo en eso: anuncios. Lo que nadie sabía es que la mermelada era de-mora. Víspera de mucho y día de nada…
Las quejas de gobernadores y alcaldes de todo el país no se han hecho esperar, porque la inversión regional está frenada y prácticamente va a pasar en blanco en el primero de sus cuatro años de gobierno.
Siguen congelados en los bancos los recursos del SGR correspondientes al Fondo de Compensación Regional, al Fondo de Ciencia y Tecnología y al Fondo de Desarrollo Regional, más aquellos correspondientes a la participación directa de los municipios y departamentos productores, que sumados ascienden a 6 billones de pesos.
Triángulo de las Bermudas
El director de Planeación se lava las manos diciendo que “el Gobierno ha cumplido la tarea d poner a funcionar a lo ancho y largo del país los Órganos Colegiados de Administración y Decisión (OCAD) locales y departamentales, que son los que aprueban los proyectos de inversión”.
![]() La gobernadora del Huila tuvo que quejarse ante el gobierno central por el aplazamiento de la instalación del OCAD en su departamento en cuatro oportunidades. Foto: Municipio de Palestina, Huila. |
Pues en la práctica los OCAD — denominados por el Gobierno como los triángulos del Buen Gobierno — se han convertido en el Triángulo de las Bermudas. En su orden, el OCAD nacional dispone de más de 800.000 millones de pesos para financiar proyectos en Ciencia y Tecnología, el regional cuenta con alrededor de 2,2 billones de pesos y los departamentales con 3 billones de pesos, pero hasta ahora no se ha girado un solo peso.
Los OCAD — que tienen cuatro niveles: nacional, departamental, municipal y uno especial para las ciudades ribereñas del Río Magdalena — han resultado inoperantes pese a la nómina de más de 100 funcionarios de apoyo con los que cuentan… pero nada que arrancan.
Primero se demoró su conformación, luego se tardó en convocar para instalarlos y aún no están operando. La gobernadora del Huila tuvo que quejarse ante el gobierno central, que es quien tiene la sartén por el mango, por el aplazamiento de la instalación del OCAD en su departamento en cuatro oportunidades, por considerarlo una burla para su región.
Inconformidad y desvió de recursos
Según el director de Planeación “ahora sólo falta que las regiones cumplan su parte, presentando proyectos para su aprobación” … sólo eso. Entre tanto, como dice el alcalde de Yopal, “hemos perdido siete meses y nada que llegan los dineros, y mientras tanto el Gobierno sigue sacando decretos y reglamentaciones”.
![]() Entre tanto, como dice el alcalde de Yopal, “hemos perdido siete meses y nada que llegan los dineros, y mientras tanto el Gobierno sigue sacando decretos y reglamentaciones”. Foto: Alcaldía de Yopal. |
Ya en Razón Pública había llamado la atención sobre el exceso de trámites, la complejidad del nuevo SGR, verdaderamente laberíntico, que dificultaría el flujo de los recursos de los fondos creados.
Dicho y hecho: en días pasados la prensa daba cuenta de la alarma que se había disparado en el alto gobierno por la proliferación de “oficinas de asesoría” a la caza de alcaldes incautos o despistados, dizque para ayudarles a gestionar el giro de los recursos atrapados en el SGR.
En las regiones, especialmente en aquellas que fueron despojadas de sus regalías directas, hay gran descontento, pues todas ellas tienen la percepción de que el gobierno central les puso conejo, cuando les dijo que podían estar tranquilos: una vez aprobada la reforma, las regalías que se le quitaban a las regiones volverían a ellas mediante otro mecanismo más eficiente y transparente, pero al parecer el gobierno acabó quedándose con ellas.
Como sostuvo recientemente el gobernador de Bolívar, “cada vez que se trata de pedir recursos del Presupuesto General de la Nación (PGN) para algún proyecto, le piden a uno que lo gestione a través del SGR y nadie sabe qué están haciendo con los recursos del gobierno central”. Es una forma sutil y muy efectiva de seguir centralizando los recursos fiscales por parte de la Nación.
Ya vimos el grado de discrecionalidad y liberalidad del presidente Santos cuando 10 de los 12 billones que cuesta el megaproyecto Autopistas de la Montaña en Antioquia — rebautizadas para tal efecto como Autopistas para la Prosperidad — sin que tuviera que pasar siquiera por el Congreso de la República y sin respaldo en el Plan General de Desarrollo.
Ya lo había aconsejado el ex ministro de Hacienda Rudolf Hommes al referirse a esta iniciativa: “hay que aprovechar el aumento en los recaudos fiscales y el espacio que dejan las mayores regalías, para concretar una idea que beneficiaría, más que a un departamento, a la economía colombiana”.
Diablo rojo para destrabar la inversión pública
El expresidente Cesar Gaviria reclama del gobierno “que las regalías lleguen a las regiones…Si el Gobierno no asume una actitud muy activa, no se van a invertir las regalías en un buen rato, y eso va a terminar haciéndole daño al Presidente”.
Y no es para menos, dado que es inadmisible que mientras los recursos siguen embolatados en los vericuetos del SGR, gobernadores y alcaldes andan saltando matones, pasando el Niágara en bicicleta.
Y no es por falta de recursos, por que los recursos están allí; lo admite el hoy exministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry cuando afirma sin rodeos que “la plata está disponible y no se ejecuta, estamos llenos de procedimientos, de procesos, de trabas”.
La falta de capacidad de ejecución del gobierno central no se limita a los recursos provenientes de las regalías. El presidente de la Cámara Colombiana de la Construcción denunció recientemente que la ejecución del presupuesto de INVÍAS “a julio del presente año, era sólo de 26,5 por ciento”, la entidad responsable de la infraestructura vial, ¡donde el país acusa sus mayores falencias en materia de competitividad!
Echeverry — muy dado a utilizar metáforas — dijo que "hay sitios donde necesitamos diablo rojo para destapar la tubería de trabas y trabas". El gobierno deberá empezar por destapar el SGR: al paso que vamos, el nivel de ejecución de estos recursos al finalizar el año va a ser deplorable.
¿Regla fiscal o camisa de fuerza?
Pero me temo que esta parsimonia exasperante en la ejecución del gasto sea deliberada: responde a una política fiscal contraccionista, que de mantenerse puede acentuar la desaceleración de la economía, ya ostensible.
Al fin y al cabo, el Acto Legislativo 05 de 2011 es hermano siamés del Acto Legislativo 03 de 2011 mediante el cual se estableció la sostenibilidad fiscal como principio constitucional y que fue desarrollado mediante la ley 1473 de 2011: la regla fiscal.
Esta es una camisa de fuerza para cuerdos, pues establece un techo al gasto público mediante el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP), que expide el Consejo de Política Fiscal (CONFIS).
Al parecer, no ha bastado con forzar un ahorro durante 2012 del orden de 3,1 billones de pesos en el Fondo de Ahorro y Estabilización (FAE) y en el Fondo de Pensiones Territoriales (FONPET) — que hacen parte del SGR—, sino que los 6 billones de pesos disponibles para la inversión pública se gastarán a cuentagotas.
El nuevo ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, tendrá que levantar el freno de mano al gasto y apretar a fondo el acelerador de la inversión, medida que contribuiría a contrarrestar la caída del crecimiento, mediante una política fiscal más proactiva y contracíclica.
* Ex presidente del Congreso de la República.