La idea fue de Juan Manuel Santos, quien usó el deporte como instrumento de reconciliación y unidad nacional. ¿Cuáles serán los retos de la nueva cartera?
David Quitián*
La inspiración de Santos
La semana pasada se aprobó por unanimidad en el Congreso la ley que convierte a Coldeportes en el Ministerio del Deporte. Según el representante del Centro Democrático Jose Jaime Uscátegui, ponente del proyecto, la entidad funcionará con la misma planta de personal y exactamente el mismo presupuesto que Coldeportes, por tratarse de un gobierno de austeridad.
Quien lanzó la idea de crear el Ministerio del Deporte fue el expresidente Juan Manuel Santos, inspirado en Nelson Mandela y el exitoso caso de Sudáfrica, en donde la selección de rugby, los Springboks, contribuyó al proceso de reconciliación nacional luego de la segregación racial del Apartheid, en la Copa Mundo de 1995.
Lo anterior quiere decir que la creación del Ministerio justo después de la firma del Acuerdo de Paz con las FARC no es mera coincidencia. Por eso es importante entender el valor simbólico del deporte y su importancia social.
Deporte y sociedad
Las expresiones atléticas han acompañado a la especie humana desde que vive en sociedad. Por ejemplo, en la Grecia clásica tuvieron su momento de esplendor en los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, que fueron los inspiradores de las modernas olimpiadas.
Pero fue solo hasta el siglo XIX que estos juegos atléticos se convirtieron en deporte. Dicha transformación se debió a la llegada de la modernidad, las revoluciones burguesas y la consolidación de las ciudades.
El deporte como lo conocemos hoy en día está basado en conceptos modernos, acuñados en lengua inglesa, tales como fair play (juego limpio) y record (marca), que surgieron alrededor del club, desarrollados por los sportmen, una variante de los gentleman (caballeros).
La entidad funcionará con la misma planta de personal y exactamente el mismo presupuesto que Coldeportes.
Diversas investigaciones de las ciencias sociales, como la del sociólogo Norbert Elias (1897- 1990), establecen el origen del deporte en Inglaterra, en la bisagra entre los siglos XVIII y XIX, que coincide con la parlamentarización de la sociedad británica, es decir, con su pacificación inscrita en un proceso civilizatorio.
Así, el deporte vendría a ser a la vez una causa y una consecuencia del desarme de los ánimos entre antiguos contendientes militares: es el triunfo de la paz sobre un estado anterior de guerra.
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Posconflicto y la unidad nacional de Santos
El origen del deporte ciertamente ayuda a comprender el contexto en el que se gesta el Ministerio del Deporte en Colombia: el de una sociedad de posconflicto, en la que fue imposible una victoria militar rotunda entre los actores del conflicto armado, que desistieron del doloroso empate de medio siglo y firmaron el cese de hostilidades.
![]() Foto: Presidencia de la República |
Animado por el caso de Sudáfrica y en paralelo con las negociaciones con las Farc, Santos convirtió al fútbol y otros deportes victoriosos en estrategia gubernamental para lograr la reconciliación y la unidad nacional. Fue así como el discurso oficial instrumentalizó las posiciones y medallas inéditas obtenidas por los deportistas nacionales en los megaeventos deportivos de Londres 2012, Brasil 2014 y Río 2016.
Las Farc también comprendieron ese uso simbólico del deporte. En pleno Mundial de Brasil abrazaron la camiseta del equipo patrio, convirtiendo a la Selección un objeto de nacionalidad. El precepto era simple: no se puede ser enemigos si hinchamos por lo mismo.
Además, Santos aprovechó el buen momento de la Selección Colombia de fútbol para reconciliarse con el vecindario sudamericano (distanciado en el gobierno de Álvaro Uribe). Así pudo verse en los encuentros presidenciales bilaterales organizados en plena Copa América de 2011.
Para hacerle honor a la verdad, hay que decir que durante seis años en el gobierno de Juan Manuel Santos hubo un Ministerio del Deporte de facto, pues en medio de esa exaltación del orgullo nacional a través del deporte fue invitado el director de Coldeportes a sesionar, de manera permanente, en el Consejo de ministros.
El honor recayó por primera vez en Andrés Botero Phillipsbourne, entonces director de la entidad, y que también era miembro del Comité Olímpico Internacional, luego de las justas de Londres 2012.
De esa forma, puede decirse que la existencia de ese ministerio de facto, que antecede al que acabo de aprobarse por ley, se debió a una doble causa: el empleo del deporte como estrategia gubernamental de unidad nacional y los históricos triunfos de nuestros deportistas.
El deporte como asunto de Estado
Sin embargo, antes del descubrimiento de Santos de las cualidades simbólicas y comunicativas del deporte y de la inercia del gobierno de Iván Duque, que apalancó esa propuesta en el Congreso, hubo otros momentos de la vida republicana en los que el deporte tuvo incidencia nacional, convirtiéndose en asunto de Estado:
- El nacimiento del campeonato profesional de fútbol, especialmente el periodo de El Dorado, surgido meses después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en 1948; y
- Los primeros años de la Vuelta a Colombia en bicicleta, a partir de 1951.
El campeonato de fútbol supuso una entretención a la lucha bipartidista de mediados del siglo pasado: en medio del desangre fratricida entre conservadores y liberales tomó fuerza una práctica anglosajona refinada, que desplazó la violencia de los espíritus y de los territorios.
Santos convirtió al fútbol y otros deportes victoriosos en estrategia gubernamental para lograr la reconciliación.
De la pasión por los partidos (políticos) pasamos a la pasión por las partidas (de fútbol). Pero este proceso de pacificación vía el deporte tuvo una variante en Colombia: no desapareció la violencia, sino que la desplazó. El conflicto dejó de ser eminentemente andino y empezó a instalarse en los otrora llamados “territorios nacionales”.
La sinergia del balón, pateado por deportistas neutrales al bipartidismo (principalmente del Rio de la Plata) y de héroes criollos del pedal, confeccionó un nuevo mapa nacional edificado por figuras extranjeras e ídolos vernáculos que reemplazaron a los generales de la Independencia y de la Guerra de los mil días.
Desde entonces, los gobiernos nacionales han tomado nota de las consecuencias políticas del deporte como elemento de integración nacional y como emisor de elementos identitarios y de acervo cultural-territorial, aunque con niveles distintos de eficacia.
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Desafíos del nuevo Ministerio
Los antecedentes históricos de la nueva cartera ministerial ayudan a pensar principios misionales y rutas de acción.
En primer lugar, la época de esplendor que vive actualmente el deporte colombiano invita a fortalecer las políticas públicas que favorezcan el acceso universal a la práctica del deporte y a otras como la actividad física y la recreación. Lo anterior, bajo la premisa de que. a mayor base social de personas incluidas en el sistema nacional del deporte, más posibilidades de campeones, tanto en la vida como en los podios deportivos.
Así, a la mejora de la oferta estatal de deporte para todos, es imprescindible añadir estrategias programáticas con enfoques diferenciales, territoriales e incluyentes. Esas medidas deben garantizar el derecho constitucional hasta ahora incumplido por el Estado colombiano: el disfrute del cuerpo, mediante la psicomotricidad, en contextos recreo-deportivos, atendiendo la diversidad cultural y con respeto a la diversidad humana.
![]() Foto: Alcaldía de Barranquilla |
La creación del ministerio también fortalece la posibilidad de que el deporte sea entendido como una dimensión de la vida, como un factor trasversal del mundo social y que sea herramienta de propósitos misionales del Estado en ámbitos como la educación, la salud, la equidad, la inclusión y la paz.
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Por eso, una de sus tareas más urgentes es promover para todos los colombianos:
- Una mejor educación física (hoy casi extinta de los currículos escolares);
- Mejores programas de prevención en salud y de promoción de hábitos saludables de vida (especialmente en sectores vulnerables y rurales);
- Mayores garantías de acceso para poblaciones especiales y minorías demográficas: niños, mujeres, personas mayores, indígenas, afrocolombianos, campesinos, personas en situación de calle y víctimas.
En cuanto a la búsqueda de la paz, el deporte ya ha demostrado en distintos momentos de la vida nacional su eficacia en aspectos como la sublimación de la violencia y la reconciliación.
Ejemplos recientes son los partidos de fútbol entre exguerrilleros, exparamilitares y soldados y policías, además de casos como el del equipo de rafting que, recientemente, representó al país en Australia. Esta posibilidad está consignada en los Acuerdos de La Habana, en los que el deporte aparece en todos los puntos.
Ya otros países del vecindario como Chile y Brasil han optado por la creación de este ministerio. Aunque están pendientes por evaluar su decisión, en el caso colombiano es posible anticipar que este hecho político nos brinda el chance de formar mejores personas, ciudadanos más conscientes del auto cuidado y por esa vía, más activos en la preservación del medio ambiente y del respeto por los demás.
* Sociólogo, magister y doctor en antropología. Investigador Junior Colciencias. Profesor Fundación Universitaria Panamericana – Unipanamericana. Miembro de ACORD – Meta. @quitiman