Rodolfo Hernández es el mejor candidato de los últimos tiempos y está a punto de ser el peor presidente de los últimos tiempos.
Hernando Gómez Buendía*
Sin estorbos
La gran ventaja de Rodolfo Hernández como candidato es que no deja que le estorben las ideas. Y esto es fácil para él, porque no tiene ideas.
Su ignorancia beatífica y esférica le permite decir estupideces insistentes, que a millones de incautos les suenan sin embargo como música. Por eso tuvo casi seis millones de votos y las encuestas dicen que será el presidente.
Estupidez convincente
La estupidez inicial de su campaña fue el anuncio de que él firmaría los cheques del gobierno: así se acabará la corrupción.
Cuando los periodistas cayeron en la cuenta de que el gobierno firma muchos cheques y de que antes de firmarlos hay que saber bien por qué, el ingeniero se guardó esta fórmula, pero siguió insistiendo en un remedio mágico contra la corrupción.
El remedio en cuestión es facilísimo: en su gobierno no habrá ningún corrupto.
Sucede sin embargo que el remedio no es fácil: cualquier tendero que contrate un asistente sabe que éste le puede resultar ladrón –o convertirse en uno si le dan la ocasión–. Pero Rodolfo le ha hecho creer a mucha gente que él sabe de antemano quién es o no es ladrón, como si todos lleváramos en la frente un rótulo infalible que declara quién es corrupto y quién no.
Yo no soy candidato, pero tengo una propuesta mejor que las de los 96 personajes que aspiraron al cargo (incluyendo a Rodolfo): que cerremos los juzgados de Colombia, la Fiscalía, la Contraloría, la Procuraduría y hasta las facultades de Derecho: el ahorro sería mucho mayor del que han propuesto o soñado los 96 candidatos que digo.
En lugar de juzgados, tendremos a Rodolfo mirando fotografías (u hojas de vida, como hizo con Marelen). Los ladrones irían a la cárcel y los honrados tendremos casa, carro y beca (como también promete el ingeniero).
Y eso sí: si Rodolfo no acepta el encargo, se irá a la cárcel por no denunciar a los ladrones, vagabundos, corruptos y rateros que él conoce y cuyos crímenes le constan más allá de toda duda. Los artículos 451 a 454 del Código Penal vigente castigan este delito, salvo si la persona corrupta es “el cónyuge o pareja estable, ascendiente, descendiente o hermano por adopción, o afines en los mismos grados”. Quisiera ser pariente de Rodolfo.
La gente no es estúpida
La idea de no tener nadie corrupto en el gobierno es tan infantil que no la creería ni un niño de tres años. ¿Por qué entonces la creen los millones de adultos que votaron o votarán por Hernández?
No es porque sean estúpidos, sino porque ellos piensan que cuando dice que no habrá corruptos se refiere a los políticos: nadie que haya sido congresista o haya estado en el gobierno o huela a maquinaria o haya tenido cuotas burocráticas o se haya tomado fotos con alguno de estos bichos.
Aunque no la vi venir, la sorpresa de Hernández no es sorpresa: es el fruto de la rabia acumulada contra los políticos que por décadas y de maneras más y más impúdicas han saqueado el fisco por todos los costados. Digo y repito que la corrupción es el cáncer de Colombia.
Pero la sorpresa de Rodolfo es sobre todo el fruto del discurso antipolítico que viene desde Jorge Eliécer Gaitán, Carlos Lleras Restrepo, Luis Carlos Galán, la Constituyente y la Constitución de 1991 cuyo mandato y propósito obsesivo fue “acabar los vicios de la clase política”, el referendo de Uribe contra la corrupción en 2003, la consulta popular anticorrupción de 2018, el paro nacional del año pasado y los periodistas que han hecho carrera a punta de denunciar a los políticos.
Las ecuaciones
Corrupción=políticos es el mensaje simple y poderoso que conecta a Rodolfo con el electorado.
Nadie nota que en la ecuación falta el detallito de que, aunque todos los políticos sean corruptos, no todos los corruptos son políticos. Colombia va a cambiar a los ladrones viejos por ladrones nuevos.
Pero el mensaje o la ecuación del ingeniero le da otras varias ventajas importantes:
La principal de ellas es ser candidato del cambio en un país donde la inmensa mayoría de la gente quiere cambio: los candidatos opuestos al gobierno – Petro, Fajardo y Hernández- recibieron el 71,7% de los votos en la primera vuelta. El otro cambio posible es el de Petro, pero a juzgar por la primera vuelta, el 60% de la gente le tiene miedo a Petro.
La ecuación es entonces muy sencilla: “Necesito y exijo un cambio radical” + “me muero del susto de Petro” = Hernández. Un cambio radical que ni los ricos, ni los del medio, ni ninguna persona distinta de los políticos =corruptos tiene por qué temer. En medio y a pesar de su ignorancia enciclopédica, Rodolfo Hernández es un genio como no he visto otro en nuestra historia patria.
Otra ventaja es atacar a Petro por Barreras, Benedetti y esa vieja (Piedad): son políticos.
Una tercera ventaja es no hacer o parecer que esté haciendo acuerdos burocráticos para segunda vuelta: Rodolfo se limita beatíficamente a dar la bienvenida a todos los que estén en contra de la corrupción.
No menos importante es la ventaja de hacer promesas costosísimas y sin necesidad de reforma tributaria: todo se pagará con el dinero que se estaban robando los políticos. Basta decir que la corrupción cuesta 50 billones (o 500 billones, o lo que se necesite) para ofrecer renta básica y atención al campesino y crédito barato y carreteras y matrícula gratis…y rebaja del IVA al 10%, más supresión del odioso 4 por mil.
Cuando a uno no le estorban las ideas puede además disparar en cualquier dirección: uno mira en las encuestas cuánta gente está a favor del aborto, la mano dura, la adopción gay, el fracking, el desmonte del INPEC, las embajadas “en el extranjero”, el dialogo con el ELN, las EPS, la embajada en Caracas y cualquier cosa que le pregunten, añadiendo eso sí que de ese modo ahorraremos dinero y la chequera estará en buenas manos.
Eso de mirar las encuestas sirve además para robarse (perdón por la palabra) las banderas populares del contrario.
Y la ignorancia tiene otra ventaja electoral enorme: la de ser sincero. Rodolfo cree en las cosas que dice porque jamás se ha complicado con ideas. Esa sinceridad se nota en las entrevistas y en las redes; la gente se enamora.
Rodolfo será rustico, desabrochado, folclórico, negociante, “imputado” como él dice y cuanto
ustedes quieran. Pero es un genio.
Por todo eso creo yo que Hernández es el mejor candidato y será el peor presidente que se ha visto en mucho tiempo.