El Festival cambió de piel; ¿será el comienzo de una nueva etapa?
Diego Franco*
Las dificultades
El Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI) es un encuentro cinematográfico internacional y anual que se celebra en Cartagena desde 1959. Este año se celebró entre el 6 y el 11 de marzo.
Los motivos comunes para asistir a un festival de cine son conocer nuevas películas y acercarse a las propuestas narrativas de otras regiones del mundo —sobre todo cuando el FICCI es un festival internacional—. Por eso la selección de las películas es un gran reto.
Como dice Felipe Aljure, el director artístico del FICCI, no es nada fácil ver cerca de tres mil películas y seleccionar apenas unas cuantas en torno a una línea narrativa común.
La selección incipiente
La migración y el mestizaje fueron los temas para ordenar la programación del festival de este año. Son temas que, dentro de la basta oferta organizada en 24 secciones, se desdibujaron en el “esfuerzo titánico por defender la cultura”.
La programación resultó ser algo tímida, poco arriesgada y marcada por el signo de lo políticamente correcto. Esta programación insípida dejó la sensación de que voces más arriesgadas y agresivas fueron silenciadas, contrariamente a lo que se había presentado en versiones anteriores del FICCI. Muchas películas, cuya propuesta parecía ser más arriesgada y atractiva, fueron escondidas dentro de la parrilla.
La programación resultó ser algo tímida, poco arriesgada y marcada por el signo de lo políticamente correcto.
Como considero que debe ser, se le dio prioridad a los proyectos y trabajos nacionales más recientes y a los encuentros con sus realizadores. Sin embargo, no hubo espacio para el contraste y la comparación.
El festival cumple con la función de ser un espacio para la exhibición de obras. Sin embargo, los espectadores son un público especializado que esperaba ver variedad.
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Un gran cambio
![]() Foto: Pixabay Netflix, ¿revolución del cine? |
Aljure eliminó la competencia del festival con el argumento de que el cine se hizo para ser visto y no para competir. El objetivo de este cambio fue democratizar el cine.
No sé si esta fue la razón para que el Festival abriera las puertas a que piezas “comerciales” se colaran en la programación. Llamó mi atención la manera como el festival buscó cautivar al público infantil con películas recientes de Disney. Antes de cada proyección, se promocionaban películas infantiles producidas en circuitos alternativos. A mi parecer, esta no es la mejor estrategia para formar al público.
De igual forma, la gran “N” de Netflix estuvo presente en todos los espacios publicitarios posibles, tanto en charlas como en proyecciones especiales.
Como público debemos entender que, más allá de la película como obra exhibida en una sala especializada, el cine se trata de las historias que se cuentan y de cómo nos las cuentan. Por eso Netflix estuvo presente en el Festival a pesar de lo que ocurrió el año pasado en Cannes con Okja de Bong Joon Ho. Okja fue abucheada porque no había tocado las salas de cine, sino que hacía parte de la plataforma Netflix. El mismo rechazo sufrieron The Meyerowitz Stories de Noah Baumbach y Roma de Alfonso Cuarón.
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Más allá del espectáculo
![]() Foto: ANTV Evento NIDO en el Ficci 2019. |
El FICCI no es apenas un evento de muestra, sino también el punto de encuentro de la industria cinematográfica con las instituciones públicas y privadas de todas las áreas: creación de contenido, producción, realización, promoción, distribución, formación de patrimonio y archivo. En el FICCI se encuentra todo el mundo audiovisual con el fin de fortalecer a la industria del país.
El Festival se esfuerza en ofrecer espacios de formación. En esta ocasión se ofrecieron dos espacios: (1) el tradicional que se ubica en el Centro de Formación de la Cooperación Española (AECID) y (2) la primera convención de la industria audiovisual de Cartagena que se llama NIDO y se llevó a cabo en el Centro de Convenciones.
La primera convención estuvo dirigida a un público en formación. El NIDO consistió en una serie de talleres, clases magistrales y conferencias. Sin embargo, el contenido fue una gran desilusión:
- Las charlas resultaron ser, salvo algunas excepciones, simples, vanales y carentes de contenido;
- Las clases magistrales no pasaron de ser simples entrevistas, y
- Los talleres fueron conferencias en las que no participó el público asistente y al final fueron infomerciales de venta de productos y servicios.
En la sede AECID la cosa no fue mejor. Si bien procuraron que el mestizaje fuera el tema central, éste se difuminó aún más en las conferencias. Los pretenciosos nombres de las conferencias, sumados a la falta de información sobre los ponentes, contrastaron drásticamente con su verdadero contenido.
En el FICCI se encuentra todo el mundo audiovisual con el fin de fortalecer a la industria del país.
El mestizaje o la migración se mencionaron muy poco dentro de la agenda académica salvo en un par de casos: la charla, Expresión estética y mestizaje, a cargo del decano de Artes de la Universidad Javeriana, Carlos Mery; y El Mestizaje en el Caribe, la charla alrededor del vallenato y el archivo general de Indias.
Se le suma a lo decepcionante de las actividades la impuntualidad que también afectó a las proyecciones.
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Lo alternativo
![]() Foto: Ministerio de Cultura Panel de trabajo en el FICCI 2019. |
Finalmente el contenido alternativo tuvo un particular atractivo para el público. Entre el contenido alternativo vimos:
- La retrospectiva sobre las notas de trabajo de Ingmar Bergman y su relación con sus más importantes obras en una sencilla relatoría fotográfica hecha por la embajada de Suiza;
- La exposición de Diana Hernandez, Migrantes, que a mi consideración fue la pieza que mejor expuso el tema del festival; y
- Los dos conciertos musicales en la iglesa de San Pedro. El primero fue una compilación de las bandas sonoras de las películas más representativas de la historia del cine colombiano a cargo de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Colombia y la Asociación Colombiana de Músicos para Cine (MUCINE). Fue una compilación interpretada por la Orquesta Sinfónica del Bolivar con arreglos a cargo de los estudiantes del programa de Música de la Universidad de Los Andes.
El segundo concierto fue interpretado por La Música de las Misiones a cargo del coro de Cámara de la Universidad Javeriana, en la que a partir de la investigación del jesuita Piotr Nawrot, pudimos escuchar una versión muy cercana de cómo sonaba la música que se produjo en el continente américano durante el periodo de evangelización. Esta música hizo parte de la banda sonora de La Misión.
El cambio de piel
Junto a las plataformas tradicionales del mercado de la región, Netflix, Amazon, y Youtube tuvieron la oportunidad de hacer contacto con creadores de historias y de contenidos colombianos en una rica y dinámica rueda de negocios.
Se vaticina un aumento de producciones nacionales, tanto en los canales locales como internacionales, así como alianzas estratégicas de coproducción que potenciarán el talento criollo.
El FICCI ha cambiado de piel, y como si fuera una prenda de vestir nueva, necesita ser usada un poco más para que se ajuste al cuerpo que se ha venido formando a lo largo de los últimos 58 años.
Hay que darle la bienvenida y una oportunidad a las nuevas propuestas estéticas de dirección artística. No obstante, es necesario revisar: (1) los aspectos logisticos y técnicos que implica ofrecer cine de calidad, así como (2) el contenido de una agenda académica que de verdad aporte y permita que los miembros de la industria puedan participar con el fin de fortalecerla.
Para finalizar debe notarse que el FICCI es un festival más dentro de la gran cantidad de festivales registrados en el Sistema de Registro Cinematográfico (SIREC) que se realizan en Colombia y que no deben ser dejados de lado. También ellos necesitan de un público que vea, apoye y aporte al cine colombiano.
*Profesor asistente del Departamento de Comunicación Social y Cinematografía. Maestro en música con énfasis en ingeniería de sonido.