El ELN quiere volver a dialogar - Razón Pública
Inicio TemasConflicto, Drogas y Paz El ELN quiere volver a dialogar

El ELN quiere volver a dialogar

Escrito por Alejo Vargas
Alejo Vargas

Alejo VargasLa carta del ELN a Colombianos por la Paz podría revivir el diálogo en condiciones más claras acerca de la agenda y el derrotero hacia la paz, según el reconocido analista de la Universidad Nacional.

Alejo Vargas *

Una guerrilla radical pero "política"

El ELN es una organización con ciertas singularidades. Es verdad que esta   guerrilla surge altamente influenciada por la Revolución Cubana, pero igualmente es cierto que quien va a liderar su conformación inicial es un grupo de dirigentes de la Juventud del Movimiento Revolucionario Liberal (JMRL) -con una participación marginal de líderes marxistas de la Juventud Comunista (JUCO)- y posteriormente va a confluir con el pensamiento y la acción de Camilo Torres Retrepo y su propuesta  de Frente Unido, que conllevaba varias dimensiones de convergencia: de cristianos con marxistas y de diversos sectores sociales. Por ello la frase de Camilo Torres, "dejemos a un lado lo que nos divide y tomemos lo que nos une", va a caracterizar el pensamiento de este sacerdote guerrillero, tan caro a la historia de aquella organización guerrillera. Pero que adicionalmente va a influir en esa especie de simbiosis que caracteriza lo que podría denominarse la "cultura política elena".

Pero adicionalmente el ELN ha vivido con intensidad los avatares de la confrontación armada, y por ello ha debido casi re-fundarse en dos ocasiones. La primera en 1964, cuando en una vereda de San Vicente de Chucurí inicia la primera marcha guerrillera y la segunda, después de la derrota político-militar de Anorí, cuando esta guerrilla logra recomponerse a partir de los destacamentos dispersos que quedan, y de la salida hacia Cuba de su comandante inicial Fabio Vásquez Castaño. Esta recomposición implica configurar una estructura colectiva de coordinación-dirección, el Comando Central (COCE) y organizarse sobre una base de rasgos federativos con un alto nivel de autonomía por parte de las Áreas y los Frentes.

Lo anterior es una de las explicaciones más sólidas para entender el particular comportamiento del ELN y sus posiciones políticas. Inicialmente es la guerrilla más reacia a cualquier tipo de diálogo con gobierno alguno -es la única que no participa formalmente en los diálogos pioneros del gobierno de Belisario Betancur-; posteriormente acude, un poco a regañadientes, como parte de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB) a los diálogos de Caracas y Tlaxcala en 1991-92, y a partir de mediados de los años 90 ha sido la más insistente en proponer diálogos con la sociedad civil, al tiempo que propugnaba por los acuerdos puntuales acerca del Derecho Internacional Humanitario.

Los antecedentes y la última crisis  

Por todo ello vamos a encontrar al ELN en diálogos con la sociedad civil y en acercamientos con el gobierno de Ernesto Samper -conversaciones con sus voceros detenidos Francisco Galán y Felipe Torres, propuesta de Convención Nacional, Pre-acuerdo del Palacio de Viana, Reunión de Puerta del Cielo- con el gobierno de Andrés Pastrana -reuniones de la Comisión Preparatoria de la Convención Nacional con los voceros detenidos, reunión de Río Verde, reuniones con el gobierno en Caracas y La Habana, encuentros con la sociedad civil en Alemania, Suiza, Costa Rica y La Habana- y con el gobierno de Álvaro Uribe -reuniones con el gobierno en la cárcel de Itagüí, Casa de Paz, La Habana y Caracas, reuniones con la sociedad civil en Casa de Paz, La Habana y Caracas.

Desafortunadamente, esos acercamientos con los diferentes gobiernos nunca han llevado a un acuerdo de formalización de conversaciones y menos a una mesa de negociación. Quizá el momento más cercano estuvo en las Rondas de La Habana con el gobierno Uribe, cuando se logró estructurar el llamado "Acuerdo Base", que sin duda es un buen documento para dar un salto cualitativo en las conversaciones. En esta ocasión el motivo aparente de ruptura fue la crisis derivada del retiro intempestivo y poco diplomático del Presidente Chávez por parte del gobierno colombiano y luego de haber acordado -según el ELN- que el presidente venezolano  actuaría como facilitador de estas conversaciones. Sin embargo para muchos la verdadera causa pareciera radicar en la falta de un consenso dentro del propio ELN  acerca de las implicaciones políticas y militares de este "salto adelante", o para otros, en el temor de ser calificados de "entreguistas" o calificativos similares, al no estar acompañados por su "hermana mayor" las FARC.

Una nueva iniciativa

Con el inicio del llamado "diálogo epistolar" entre las FARC y un grupo de colombianas y colombianos liderados por la Senadora Piedad Córdoba, que aparece como una ventana de oportunidad que se abre para la salida humanitaria de los secuestrados y eventualmente para diálogos políticos, y que ha dado como primer resultado la liberación de seis colombianos secuestrados por esta guerrilla, el ELN igualmente plantea la posibilidad de sumarse a los mismos, en respuesta a invitación de personalidades internacionales que apoyan la iniciativa y que sugieren que los "elenos" deben sumarse a la misma.

En Carta Abierta a los Intelectuales y Personalidades que trabajan por la paz, afirman que "El Comando Central del Ejército de Liberación Nacional saluda la iniciativa del grupo de intelectuales y personalidades del mundo, quienes de manera desinteresada y generosa, ofrecen su valioso concurso para ayudar a construir caminos de paz al largo conflicto interno que vive Colombia", lo cual es concordante con la tendencia del ELN de los últimos tiempos, al diálogo con sectores de la sociedad civil  

Y más adelante en la misma misiva aceptan formalmente participar en dicho intercambio epistolar cuando anuncian: "Por eso para el ELN es de interés la iniciativa propuesta por Ustedes, de adelantar un diálogo epistolar que pueda ser vinculante a un diálogo con la comunidad nacional e internacional, que ponga prioridad en la agenda nacional y la búsqueda de una salida política al conflicto."

Ahora bien, hasta aquí la respuesta del ELN es positiva aunque nada novedosa: por su permanente disposición a dialogar con la sociedad civil, algunos consideran que es una manera de tener una presencia política sin asumir compromisos vinculantes. Lo importante acá es precisar los alcances y la orientación de ese diálogo.

Cómo y sobre qué sería el diálogo<

No hay duda de que con el ELN lo fundamental es explorar y buscar superar los obstáculos para retomar el "Acuerdo Base" con el gobierno nacional. En su comunicación el COCE señala que "el principal obstáculo para la continuidad del proceso de diálogo es la pretensión que tiene el gobierno colombiano para que el ELN se localice e identifique todos sus integrantes, como precondición a cualquier avance, negándose a construir una agenda política y social que permita tratar de fondo los problemas estructurales que son la causa originaria del conflicto."

Al respecto habría que señalar que ya el gobierno nacional a finales de 2007 había planteado la disposición a aceptar fórmulas que flexibilizaran tanto lo de la concentración en varias áreas de la geografía nacional, como el problema de la identificación de los integrantes del ELN. Si esto no fuera así, habría que presionar al gobierno colombiano para que se mueva en esa dirección, pues no sería realista que el inicio de un proceso implique condiciones que son propias del punto de llegada.

Sobre la agenda de temas a debatir, es claro que el "Acuerdo  Base" visualiza que -una vez se produzca una serie de medidas de carácter humanitario en relación con las personas secuestradas (ó "retenidas", según el ELN) y se inicie el cese temporal de las hostilidades- se procedería a convocar la "Convención Nacional" que sería el espacio fundamental para llevar adelante el proceso de análisis y reflexión colectiva.

Habría necesidad sí, de encontrar mecanismos que permitan que se de una especie de paralelismo entre el intercambio con las FARC y los desarrollos con el ELN, de tal manera que ambos espacios se retroalimenten positivamente en función de la paz de Colombia y no que se conviertan en escenarios de competencia o, peor aún, de recriminaciones mutuas, lo cual iría en perjuicio de las buenas intenciones que han venido animando estos intercambios epistolares, por lo menos desde la orilla de los interlocutores civiles.

Ahora bien, para hacer viable el proceso hay que crear un nuevo clima político, lo cual es poco probable bajo el actual gobierno – y menos si no se aclara la pretensión del presidente Uribe para ser reelegido nuevamente.  Pero tampoco sería aceptable otorgarles a las guerrillas legitimidades que no tienen y que no han hecho nada para merecer.

La sociedad civil colombiana debe asumir un papel activo de presión frente a los grupos guerrilleros pero también frente al gobierno, para ayudar a crear un escenario político para una negociación viable, esto es corta, realista en sus objetivos, acorde con las restricciones jurídicas internacionales a favor de las víctimas -verdad, justicia, reparación como base y una dosis de perdón- y en esa medida creíble.

Para ello sería de gran utilidad construir un escenario regional plural de gobiernos que presionen, apoyen y avalen una salida al conflicto interno armado que dejó de ser un problema exclusivamente colombiano y se convirtió en la principal amenaza para la seguridad en la región andina. Para esto es fundamental algún tipo de participación norteamericana o por lo menos un aval y estímulo a países de la región, reconociendo que quiérase o no Estados Unidos es la potencia global y con una incidencia especial en la región para la paz o la guerra.

Bienvenido, entonces, el diálogo epistolar también con el ELN, pero este debe tener, igual que el que se adelanta con las FARC, derroteros claros y precisos y debe apuntar a crear las condiciones para hacer posible una superación negociada de la confrontación armada; de muy poca utilidad sería si se quedara exclusivamente en un interminable intercambio conceptual sobre factores estructurales que estarían asociados con el conflicto armado en el pasado, el presente, o el futuro. 

Si no hay hechos contundentes de paz, toda la elaboración discursiva corre el riesgo de quedarse, para la mayoría de los colombianos y también para la comunidad internacional, en solo palabrería. Si el ELN le quiere añadir un elemento adicional, un  plus, al intercambio epistolar mantenido con las FARC, debería utilizar esta ventana de oportunidad para retomar el "Acuerdo Base" y ayudar a abrir una trocha en el camino de la paz negociada, justamente cuando hay profundas incertidumbres al respecto.

Para una carta de respuesta al ELN

Consideraciones como las que siguen podrían ser pues parte de la carta de respuesta de las colombianas y colombianos comprometidos con la causa de la paz al Comando Central del ELN: 

"Estamos seguros de compartir la interpretación de que la región latinoamericana está viviendo importantes cambios políticos que han permitido la renovación de las elites dirigentes en varios países de la región y la búsqueda de caminos propios hacia la superación de viejos y arraigados obstáculos hacia su desarrollo. Pero todos estos cambios se han hecho acudiendo a los métodos propios de la democracia, que permiten la expresión ciudadana a través del voto. Una respuesta positiva de su parte a esta iniciativa, abrirá las posibilidades para que la misma contribuya a crear las condiciones para que los colombianos se pronuncien sin los apremios de una confrontación armada que los condiciona, y vayan decidiendo la concreción de su propio camino de desarrollo."

"Pero adicionalmente, estamos seguros, una audacia política de su parte podría ayudar a abrir los espacios para que un proceso de diálogo y negociación con las FARC se abra paso y permita a la sociedad colombiana empezar a saborear las posibilidades de un país sin conflicto armado entre compatriotas y canalizando todas sus energías a la superación de los problemas propios del desarrollo."

"Es la hora de colocar la política de paz en el centro del debate nacional y eso se hace con hechos políticos. Estamos seguros que ustedes no serán inferiores a la responsabilidad de ser los conductores de la organización en la cual el padre Camilo Torres Restrepo en su momento, depositó todas sus esperanzas."

* Doctor en Ciencia Política, Universidad Católica de Lovaina, Profesor Titular de la Universidad Nacional de Colombia.

Artículos Relacionados

Dejar un comentario

Este sitio web utiliza cookies para mejorar tu experiencia. Leer políticas Aceptar

Política de privacidad y cookies