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El arte y la cultura en 2017

Escrito por Nicolás Pernett

Año Colombia-Francia 2017.

Nicolás PernettEl año Colombia-Francia y numerosos aniversarios marcarán la dinámica de la cultura en Colombia en 2017. También habrá una tarea pendiente: encontrar las maneras de implicar más a la cultura en la construcción de la paz.

Nicolás Pernett*

Con acento francés

Hubo un tiempo (no muy lejano) en que era muy fuerte la influencia francesa en Colombia y en América Latina: el idioma francés hacía parte de la enseñanza básica, las novedades del cine y la literatura franceses eran comentadas apasionadamente en los cafés de Bogotá, cantantes como Charles Aznavour o Francis Cabrel estaban en los listados de popularidad nacionales y no era extraño que los niños ricos del país pidieran como regalo de grado un tour de la France para perfeccionar el idioma y, tal vez, permitirse algunos excesos mal vistos en la pacata Colombia.

Sin embargo, en el último medio siglo, la influencia cultural europea perdió peso en el país con el advenimiento de una nueva etapa de la globalización económica que ya no sigue necesariamente las mismas rutas de la colonización de siglos anteriores. Por eso algunas tendencias culturales, como la obsesión hispanista de la élite conservadora o el interés por Francia de la clase media-alta ilustrada del país, fueron dándole paso a una presencia más fuerte de la cultura del Caribe (con la que estamos inextricablemente conectados), una educación sentimental deudora de los melodramas mexicanos y, sobre todo, al arrasador monopolio de las producciones culturales de Estados Unidos. Desde entonces (pobre de nosotros) casi todos los que hemos crecido en Colombia hemos tenido que tragar series, canciones y películas ensambladas en su mayoría en las líneas de producción de las empresas culturales norteamericanas.

Pero el siglo XXI ha traído de nuevo la posibilidad de conectarnos con influencias culturales de varios lugares del mundo gracias al avance de las comunicaciones y de la implementación de iniciativas como una que estará en primera línea durante 2017: el año Francia-Colombia. Esta iniciativa fue pactada entre los presidentes François Hollande y Juan Manuel Santos en 2015 y hace parte de las “temporadas cruzadas” que suele incentivar el gobierno francés con un país del mundo cada año.

El año Francia-Colombia se sumará a la ya de por sí fuerte actividad cultural que impulsa la embajada de Francia y la Alianza Francesa en nuestro país. En este año Francia será la invitada de honor a eventos como la Feria Internacional del Libro de Bogotá y el Festival de Cine de Cartagena, entre otros más de 200 eventos grandes y pequeños, y hasta el presidente francés ya ha confirmado una visita a una de las zonas transitorias de normalización de las FARC en el país. En contraprestación, Colombia llevará escritores, películas y grupos artísticos (sin contar las rondas de negocios) a Francia durante el segundo semestre del año.

Uno de los legados más valiosos del año Francia-Colombia serán las iniciativas de traducción de obras de ambos países.

Aparte de los negocios que se concretarán y de los muchos estudiantes colombianos que aprovecharán la ocasión para gestionar estudios en instituciones francesas, uno de los legados más valiosos del año Francia-Colombia serán las iniciativas de traducción de obras de ambos países a sus respectivos idiomas. Esto es muy importante pues, aparte de los best-sellers académicos y de recientes ganadores del premio Nobel de literatura franceses, como Jean-Marie Le Clézio y Patrick Modiano, no abundan las traducciones de obras en el idioma francés, poco hablado en Colombia (la verdad es que ningún idioma extranjero es muy hablado en Colombia, ni siquiera el inglés).

Aniversarios

Revolución Rusa de 1917.
Revolución Rusa de 1917.
Foto: Wikimedia Commons

Este año también tendrá varios aniversarios nacionales que marcarán varias de las actividades culturales que nos esperan durante 2017. Por ejemplo, en este año se recordará en varios espacios al novelista y poeta Jorge Isaacs por cumplirse los 180 años de su nacimiento y, sobre todo, por conmemorarse los 150 años de su novela María, la obra culmen del romanticismo del siglo XIX en nuestras tierras. Esperamos que esta conmemoración no se quede solamente en las consabidas exposiciones pasajeras y deje algo duradero como una edición crítica de la novela o de la obra completa de Isaacs.

Otro aniversario importante son los cincuenta años de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, que apareció cien años después de la María. En este caso parece que el grueso de las celebraciones recaerá en la Argentina, país de origen de la Editorial Sudamericana, que bajo la dirección de Francisco “Paco” Porrúa tuvo el buen tino de escoger la novela de un escritor colombiano casi desconocido y convertirla en un éxito de ventas en el Cono Sur en el invierno de 1967.  La conmemoración del medio siglo de la aparición de esta obra puede ser una buena ocasión para que historiadores y editores analicen el impacto de este libro en la industria editorial del continente y sopesen el valor real de su importancia en este medio.

Aunque México también está directamente implicado en la celebración de los cincuenta años de los Cien años… pues allá fue que García Márquez lo escribió (algo que los mexicanos tienen muy claro y que hace parte de su extensa lista de orgullos nacionales), es posible que esta conmemoración esté muy por debajo que el centenario del nacimiento del genio universal de las letras mexicanas: Juan Rulfo. En medio del cultismo exagerado que se ha creado en torno a tótems latinoamericanos como García Márquez, Borges o Cortázar, el autor de Pedro Páramo parece languidecer como un autor menor, cuando la realidad es que muy pocos como él han sabido usar el idioma español para contar historias tan profundamente humanas como las que aparecen en las relativamente pocas páginas de su obra.

Juan Rulfo, escritor, guionista y fotógrafo mexicano.
Juan Rulfo, escritor, guionista y fotógrafo mexicano.  
Foto: Wikimedia Commons

Entre los aniversarios internacionales más importantes en este año se destacan especialmente los cien años de la Revolución de Octubre en Rusia de 1917, que terminaría el reinado de los zares, implantaría el comunismo y daría pie a la creación de la Unión Soviética, el gigante rojo que fue casi la mitad del mundo (en varios sentidos) hasta 1991. Evidentemente, no se puede decir nada sensato sobre un evento tan importante en una reseña como esta, pero sí quisiera remarcar que no dejará de ser interesante ver cómo se orientará este aniversario en la Rusia de Putin, tan zarista y capitalista él.

También se destacará en el mundo la conmemoración de los 500 años de las tesis de Martin Lutero, publicadas en 1517, que pretendían reformar la Iglesia católica y terminaron creando el cisma religioso más importante de la historia y dando origen a la Iglesia protestante y a los millones de iglesias de garaje de hoy. Desde las guerras entre los imperios europeos hasta el poderío económico de Estados Unidos han sido explicados a partir de este gigantesco evento y este importante aniversario será una buena ocasión para continuar la reflexión.

¿Y la cultura para la paz?

Contrastando con la poquísima importancia que se le dio al arte en el Acuerdo Final entre el gobierno y la guerrilla, hay que reconocer que una de las entidades gubernamentales que más hizo en 2016 por crear un ambiente propicio a los acuerdos de paz fue el Ministerio de Cultura. Con iniciativas como “Descanse en paz la guerra” y con diversas actividades en bibliotecas y plazas de todo el país, la ministra Mariana Garcés pareció más proactiva para impulsar la votación por el Sí en el plebiscito que la propia Gina Parody.

Sin embargo, no parece que haya mucho interés en que la cultura sea una de los temas que se trabajarán con fuerza para ayudar el proceso de posconflicto en 2017. El Ministerio de Cultura sufrió un fuerte recorte presupuestal este año y no son muchas las actividades que se proyectan para integrar a los desmovilizados de las FARC a actividades artísticas y culturales.

La Universidad Pedagógica ya anunció que recibirá a reinsertados de la guerrilla como estudiantes. Pero ahora falta que lo mismo hagan academias de música, talleres de artes plásticas y grupos de danza (ahora que hay tanto escándalo por uno pasos de baile) financiados por el Estado. Han sido muy necesarias todas las discusiones que se han dado sobre temas de justicia, tierras y víctimas a propósito del final del conflicto; pero parece que pocos se han preocupado de verdad por que el arte también sea una forma de asegurar la paz. 

 

* Historiador.   

@NicoPernett

 

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