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Duque: ¡Salvado por el coronavirus!

Escrito por Omar Rincón
Rating de Duque

Omar RinconEl presidente se ha vuelto más popular gracias a la pandemia, pero el manejo que le ha dado no es tan bueno como dicen los grandes medios.

Omar Rincón*

El presidente indeciso

En un artículo publicado en El País, Santiago Torrado asegura que Iván Duque está superando su crisis de popularidad gracias al ‘manejo comunicacional’ que le está dando a la pandemia.

El periodista se refiere específicamente al programa de televisión “Prevención y acción” que el presidente protagoniza todos los días a las 6 p.m. en cadena nacional. Según él, su éxito radica en que “aparece rodeado de científicos, y emancipado de los políticos”, y a que “contextualiza lo que está pasando”. Lo que el periodista no dice es que los ilustres invitados son científicos reconocidos por meter la pata como Manuel Elkin Patarroyo…

Todo comenzó mal: que sí, que no, que tal vez. Que pobres los empresarios, que yo no vine a pelear con los ricos. Que qué escándalo cerrar El Dorado, que pobre mi hermanita, la de comunicaciones de Avianca. Que no seamos extremistas.

Claudia, brava, se puso a rabiar y entonces él, el presidente indeciso, mandó a su primera ministra para que les dijera a los medios que él era el que mandaba, que Uribe le había dicho “mande usted, mijito”.

Varios alcaldes y alcaldesas se pusieron dignos: Claudia en Bogotá, Elsa en Atlántico, Clara Luz en el Valle, Daniel en Medellín y Ricardo en el Tolima decidieron como se dice popularmente, ‘obedecer, pero no cumplir’. Sin embargo, al final fue él quien obedeció a los alcaldes rebeldes al ordenar la cuarentena obligatoria en todo el país.

El manual de comunicaciones

Ya en cuarentena, Uribe, Sarmiento Angulo y Avianca decidieron regalarle el Manual básico de comunicación en tiempos de crisis al presidente indeciso, su empleado favorito. Duque, emocionado, dejó la guitarra y el fútbol durante un par de días para leerlo.

Con mucho esfuerzo, el presidente indeciso logró terminar el Manual y anotó las recomendaciones más importantes en una libreta para no olvidarlas:

  • Asumir el liderazgo demostrando autoridad sin caer en la tiranía;
  • Transmitir información clara y precisa que no confunda a la gente;
  • Mostrar cercanía con las personas más afectadas por la crisis;
  • Demostrar dominio sobre el tema y consultar únicamente a expertos en la materia.

Pero a los pocos días, se le perdió la libretita por andar en las nubes y no tuvo más remedio que confiar en consejos de presentadores de televisión que tuvieron algún éxito antes de la llegada del streaming. Para su fortuna, Semana, el nuevo remedo colombiano de Fox News, se compadeció de él y le dedicó una portada titulada: “¿Cómo ganar esta guerra? 15 acciones indispensables para superar la crisis”.

Duque les hizo caso a los presentadores-asesores y a Semana, y se dedicó a ser simpático y dicharachero en diversos medios de comunicación. El presidente indeciso ha demostrado que está dispuesto a contar chistes y a cantar para satisfacer al público. Con discursos sobre fútbol y guerra, Duque logró limpiar su imagen y volvernos a todos partidarios de su causa.

Puede leer: Iván Duque: un líder prefabricado, un presidente inventado

¡Bendito virus!

“Prevención y acción”, el programa del presidente indeciso, cautiva la atención de los que no tienen que hacer nada entre las 6 y las 7:00p.m. Cuando termina, RCN y Caracol lo resumen en sus respectivos noticiarios. Posteriormente, las redes repiten, la radio repite y los periódicos repiten para que nadie se quede sin oír a Duque, la nueva estrella de la televisión colombiana.

Popularidad de Ivan Duque

Foto: Facebook Iván Duque
La popularidad de Iván Duque ha sido salvada por el Coronavirus

El presidente indeciso no es un verdadero líder: todos sus ministros dicen cosas diferentes y a él le toca salir a corregir.

El presidente indeciso se dedica a sacar un sinnúmero de medidas y decretos que son como el periódico de la canción de Héctor Lavoe: “sensacionales cuando salen en la madrugada, noticias confirmadas al mediodía y materia olvidada en la tarde”. El decreto de hoy modifica el de ayer y será reformado por el de mañana. Al parecer, la máxima de Duque es ‘confunde y reinarás’. El programa de la nueva estrella de la televisión colombiana es tan repetitivo como el “Minuto de Dios” y el “Boletín del Consumidor”. Ojalá no dure tanto como ellos.

Los halagos uribistas no se han hecho esperar: mientras unos afirman que Duque por fin encontró el norte, que “ha actuado bien y con prontitud mostrando conocimiento del tema, responsabilidad y empatía”, otros aseguran que “por fin estamos viendo al Duque real, un presidente que batalla de forma científica y ponderada sin necesidad de pelear”.

Quién lo diría: la COVID-19 está beneficiando al presidente indeciso. ¡El 60 por ciento de la población aprueba el manejo que le ha dado a la crisis! Si el virus se acaba, su popularidad se desploma. Seguramente, reza cada noche: Virgencita, permite que el virus se quede hasta el 6 de agosto de 2022.

Un mal líder muy popular

El aumento de la popularidad de Duque tiene dos explicaciones obvias. La primera, consiste en que, ante la incertidumbre y el miedo, es natural que la ciudadanía apoye al presidente. Todos queremos que le vaya bien, porque si le va mal, nos va mal a todos. La segunda se reduce a que cuenta con el respaldo de las élites y los medios más importantes.

Sin embargo, si revisamos el Manual de comunicaciones básico, es evidente que Duque no ha manejado la crisis tan bien como dicen los analistas uribistas. Para comenzar, el presidente indeciso no es un verdadero líder: todos sus ministros dicen cosas diferentes y a él le toca salir a corregir. Además, no cumple su palabra: afirma que tendrá “cero tolerancia” con la corrupción y denomina “ratas de alcantarilla” a quienes se roban la plata de los recursos destinados a enfrentar la crisis, pero la rata mayor sigue en su gobierno a pesar de que ya confesó que inflaba los precios de los mercados.

Por otro lado, la nueva estrella de la televisión colombiana desinforma sobre el problema: da mil vueltas para decir cualquier cosa, se contradice y emite decretos inútiles sin parar. Como si fuera poco, no ha mostrado cercanía con los más afectados por la crisis: aplaude a los médicos, pero no mejora sus condiciones laborales, lamenta la situación de los pobres, pero les manda al ESMAD, y ni siquiera determina a los líderes sociales.

Entre líneas, Duque afirma que las condiciones del personal de salud es un asunto que le corresponde al ministro de Salud, el asesinato de líderes sociales a la de Interior, y los despidos masivos al de Trabajo, no a él. Así mismo, le tira la pelota a Hassan cuando del derecho a la información se trata. En definitiva, Duque es un ‘presidente positivo’ que les da la espalda a los problemas del país.

Lea en Razón Pública: Iván Duque o el costoso ensayo de ser presidente

Los medios: una víctima más

Todo esto lo puede hacer porque a excepción de la W, y algunos columnistas y medios independientes, los medios tradicionales son groupies que se limitan a sonreír y repetir lo que dice. RCN está de su lado desde la campaña presidencial, Semana lo apoya desde que Gilinski compró la mitad de sus acciones y la independencia de los demás está en riesgo desde que las licencias dependen del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.

El presidente indeciso no es un verdadero líder: todos sus ministros dicen cosas diferentes y a él le toca salir a corregir.
Medios de comunicación de Duque

Foto: Presidencia de la República
Duque se convirtió en presentador y periodista en los medios chéveres.

La peor parte la han llevado los medios regionales, pues están a punto de desaparecer por la crisis económica que ha provocado el virus, y es evidente que a Duque no le interesan en lo absoluto: apoya a los bancos, a los grandes empresarios y a las iglesias evangélicas, pero no dice una palabra sobre ellos.

El gobierno debe garantizar el derecho a la información y, para ello, es necesario que cree un fondo de apoyo a los medios de comunicación pequeños e independientes, especialmente para los regionales. Cada día hay más periodistas que se quedan sin trabajo y sin ingresos. Hasta el Procurador tuitea: #SOSMediosLocales, es hora de que Duque deje de hacerse el loco frente a esta situación.

Sin duda, las crisis son una oportunidad para que los gobernantes aumenten su popularidad. Sebastián Piñera, el presidente chileno, subió 11 puntos en el rating gracias al rescate de los 33 mineros que quedaron atrapados en la mina San José, pero después, tras la salida de Bielsa de Selección de fútbol, perdió 12. La lección para el presidente indeciso es evidente: lo que hoy te da el coronavirus, mañana te lo pueden quitar los escándalos de corrupción, el asesinato de líderes sociales, la economía naranja, etc…

Si las plegarias de Duque funcionan, habrá virus y rating para rato mientras que el país se jode por completo. Obviamente, eso no será noticia en los medios oficiales porque ellos solo sirven para hacerle barra al indeciso. Si algo está claro es que el derecho a la información es una de las principales víctimas del virus. De pronto, lo que pasa es que el verdadero virus es Duque, y el coronavirus la excusa perfecta para no hacerse cargo del país.

*Profesor del Centro de Estudios en Periodismo (CEPER) de la Universidad de los Andes. Correo: orincon61@hotmail.com

 

 

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