Aunque los medios se han dedicado a resaltar los aspectos negativos del gobierno, la popularidad del presidente aumentó considerablemente en las últimas encuestas. Un balance positivo de sus primeros seis meses en la presidencia.
Nicolás Liendo*
La otra cara
Ahora que se han cumplido los primeros seis meses de gobierno del presidente Duque, es conveniente hacer un balance de su gestión y enumerar los desafíos que se avizoran para el resto de su mandato.
La polarización fue una constante durante la campaña presidencial, y por eso llegaron a la segunda vuelta los candidatos de los extremos ideológicos —con propuestas de país muy disimiles, aunque claras para los votantes—. Duque logró convencer a la mayoría de que su proyecto era el más realista para mejorar la calidad de vida de los colombianos, convirtiéndose en el presidente con mayor cantidad de votos de la historia.
El grueso de los medios y analistas hacen énfasis en los aspectos negativos del gobierno. En contraste, este artículo presenta un análisis matizado que reconozca algunos aspectos positivos del gobierno y explique, al menos parcialmente, su repunte en las encuestas.
Dos temores infundados
![]() Foto: Presidencia de la República Presidente Iván Duque en seis meses de gestión. |
Durante la campaña presidencial, a Duque se le criticó por su juventud, equiparándola sin más con la inexperiencia. Ciertamente, la presidencia es una posición difícil y existe una curva de aprendizaje para todos los recién llegados, que se notó en errores no forzados de algunos ministros o ciertos nombramientos dubitativos en cargos directivos que afectaron la confianza de la ciudadanía.
Y sin embargo, en lo que va de su mandato, el presidente ha demostrado que en momentos críticos —como la consulta anticorrupción, o el atentado del ELN— es capaz de tomar decisiones firmes que responden a los intereses de la ciudadanía. Por lo tanto, esa supuesta inexperiencia tiene más que ver con un proceso normal de sincronización en el equipo de gobierno que con la edad del presidente o con su experiencia como ejecutivo.
En lo que va de su mandato, el presidente ha demostrado que en momentos críticos es capaz de tomar decisiones firmes que responden a los intereses de la ciudadanía.
Otro factor que causaba suspicacias era la independencia que Duque mantendría respecto del líder del Centro Democrático, Álvaro Uribe. Para nadie es un secreto que en los presidencialismos latinoamericanos han sido frecuentes los choques entre el presidente y su propio partido. En este caso, Duque ha trazado con claridad las líneas que tomará. Así, nombró con libertad su gabinete apostándole a un perfil técnico y a la paridad de género.
Durante estos seis meses, los roces entre el presidente y su partido han demostrado que aunque Duque respeta profundamente a Uribe y nunca lo traicionaría, Duque es Duque y Uribe es Uribe.
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Hechos y no palabras
Según varias encuestas, la corrupción es una las principales preocupaciones de los colombianos. El primer momento crítico de Duque como presidente fue la consulta anticorrupción, convocada por la oposición, aunque con apoyos en diversos sectores del espectro político.
La consulta —que costó más de 310 mil millones de pesos (sin incluir los costos de las campañas a favor y en contra)— podría haber sido una trampa electoral sobre un tema complejo y delicado.
La trampa consistía en que oponerse habría hecho quedar al presidente como “pro-corrupción”. Pero Duque, cuya campaña había incluido un fuerte discurso por la austeridad y contra la corrupción, decidió manifestar públicamente su apoyo a la consulta, y participar el día de la votación. Aun cuando la participación fue histórica, no se superó el umbral, y el presidente se comprometió a desarrollar una agenda “anti-corrupción”, que como ya había ocurrido en otras ocasiones, falleció en el Congreso.
Y en todo caso hay que añadir que la corrupción no se combate únicamente con leyes, pues estas son insuficientes para cambiar un comportamiento social arraigado. Entendiendo la legislación como un complemento, Duque ha puesto en marcha lo que quizás será uno de los puntos más destacables de su gobierno y un ejemplo de transformación profunda en las formas de hacer política en Colombia: acabar con la famosa “mermelada”, el principio de la madeja de la corruptela política.
Hasta ahora el presidente se ha mantenido firme en no intercambiar puestos o cuotas burocráticas por aprobaciones de proyectos en el Congreso, ni otros intercambios de favores que eran moneda corriente en Colombia. Así los partidos que solían rivalizar en épocas electorales para después acercarse al gobierno a cambio de favores, han tenido que tomar posiciones claras, y decidir el apoyo legislativo basándose en sus posiciones programáticas. Además, el gobierno ha iniciado un plan de austeridad para reducir gastos superfluos. Sin duda, la mejor forma de liderar es con el ejemplo.
Diálogo para la paz cotidiana
El nuevo presidente le ha apostado al diálogo con todos los actores y en todo el territorio nacional.
Duque ha dejado atrás las épocas sectarias, cuando los mandatarios hablaban solo con los miembros de su coalición, y se ha reunido con Timochenko, Gustavo Petro y Claudia López, entre otros contradictores.
Pero como la vida no solo transcurre en Bogotá, el presidente retomó la iniciativa de Uribe, de visitar semanalmente las regiones con los “Talleres Construyendo País”. En una democracia, la política implica reconciliar intereses diversos mediante mecanismos no violentos. El diálogo social es un instrumento para este propósito, y Duque lo está usando para resolver pacíficamente los conflictos cotidianos.
Los roces entre el presidente y su partido han demostrado que aunque Duque respeta profundamente a Uribe Duque es Duque y Uribe es Uribe.
El conflicto con los estudiantes fue prueba de ello. Pese a la multiplicidad de los actores y a ciertas exigencias difíciles de satisfacer, se logró un acuerdo o solución integral para el financiamiento de las universidades públicas. En los acuerdos no todos quedan plenamente satisfechos, pero en este caso se logró evitar la violencia y al mismo tiempo se pudo mejorar la situación de las universidades.
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ELN y Colombia como líder regional
![]() Foto: Presidencia de la República Iván Duque hablando de la situación en Venezuela. |
El repunte de Duque en las encuestas puede atribuirse a dos eventos: el atentado del ELN contra la Escuela de Policía General Santander en Bogotá que dejó veintitrés muertos y cientos de heridos, y la proclamación de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.
-En febrero de 2017 el presidente Santos inició negociaciones con el ELN en Ecuador. Los incumplimientos de esta guerrilla han sido permanentes y por eso no se han producido avances significativos, pese a los cambios en el equipo negociador. El ELN ha aprovechado para seguir con el secuestro, la extorsión, los atentados contra oleoductos, y para enriquecerse con el narcotráfico vía Venezuela, donde se esconden varios de sus comandantes.
Ante los incumplimientos y las dudas sobre la voluntad de paz de los subversivos, Duque ha puesto dos condiciones para proseguir el diálogo: que el ELN ponga fin a sus actividades criminales y que libere a todos los secuestrados.
Mientras que Santos dejó un acuerdo de élites con las FARC, Duque está propiciando un pacto con la ciudadanía para vivir en paz y posicionando a Colombia como un líder político regional.
El atentado del 17 de enero llevó al presidente a interrumpir las negociaciones con el ELN. Como lo han reconocido varios de sus críticos acérrimos, Duque afrontó con firmeza ese momento crítico, pues logró unificar al país en la lucha legal contra los terroristas. Las encuestas convalidan este acierto.
![]() Foto: Presidencia de la República. Presidente Duque dando declaraciones luego del atentado del ELN en la Escuela Gral. Santander. |
-Por otra parte la dictadura de Maduro se ha vuelto una pesadilla para Colombia y América Latina. Migración Colombia confirmó recientemente que más de 1 millón de venezolanos han cruzado legalmente la frontera y otros miles la han atravesado ilegalmente, bien sea de forma transitoria o permanente. La crisis humanitaria se ha extendido a los demás países de la región que también han recibido millones de venezolanos que huyen de un país saqueado por un régimen sin escrúpulos. El Estado y la ciudadanía colombianos, con escasa historia en recepción de migrantes, han sido un ejemplo mundial en la acogida de sus vecinos.
Desde sus épocas de senador, Duque ha estado muy interesado en combatir el régimen antidemocrático venezolano. Prueba de ello es la denuncia contra de Maduro ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad. Desde la Presidencia sin embargo, Duque ha resistido a las llamadas belicistas para presionar a Venezuela. Así mismo asumió el liderazgo del grupo de Lima en respaldo de Guaidó y de la Asamblea Nacional en su búsqueda de una salida pacífica.
Lamentablemente, la diversidad de respuestas de la Unión Europea y las posturas erráticas de Uruguay, México y Bolivia, no contribuyen a unificar el mensaje para aislar por entero a Maduro y restaurar la democracia. En todo caso el liderazgo de Duque en relación con Venezuela también ha sido reconocido por las encuestas.
Paradójicamente, el futuro de estos dos problemas está entrelazado para Colombia. Un pronto desenlace de la crisis venezolana podría ayudar a acorralar al ELN y dejarlo sin el paraíso que ha encontrado en su escondite territorial y sustento económico preferido.
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Coda
Iván Duque es el primer presidente sujeto a la reforma política que prohíbe la reelección, así que por primera vez desde 2002 tendremos un gobernante que dure apenas cuatro años. Esto hace que en vez de preocuparse por las encuestas y los aplausos, el presidente se ocupe de las verdaderas necesidades del país.
Erróneamente, cuando se firmó el acuerdo con las FARC, se creyó que la paz ya era una realidad, pero para tener una paz estable y duradera, Colombia necesita que todos los ciudadanos actuemos en el marco de la ley (Legalidad) y que simultáneamente se corrijan las desigualdades, propiciando la equidad o igualdad de oportunidades.
Mientras que Santos dejó un acuerdo de élites con las FARC, Duque está propiciando un pacto con la ciudadanía para vivir en paz y posicionando a Colombia como un líder político regional.
*Decano de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda.