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Drogas: Una guerra que debe terminar

Escrito por Juan Tokatlian
Juan G Tokatlian

Juan G TokatlianPor cuenta de esta guerra, Colombia y América Latina se encuentran en una encrucijada insoluble y dramática. El mundo, sin embargo, se sigue endureciendo. Pero también hay cambios y hay cada vez más voces que reclaman una estrategia distinta.

Juan Gabriel Tokaltián *

Arrecia la cruzada

A pesar de su fracaso estruendoso, la “guerra contra las drogas” sigue vigente. Si bien su espacio preferencial ha sido la periferia —uno de cuyos epicentros es América Latina— su manifestación es global.

En efecto, la dinámica “guerrera” contra las drogas no se ha reducido a los países del Sur. Así lo muestran la draconiana legislación federal en Estados Unidos, la cantidad (la mayor de Occidente) de personas encarceladas en ese país por delitos vinculados al negocio de las sustancias psicoactivas ilícitas, el hincapié de Washington en políticas de combate interno contra las drogas centrado en la reducción de la oferta, o la limitación de derechos civiles por motivo de una cruzada anti-narcóticos doméstica.

El vigor de cruzada ha estado presente en distintos continentes con diferentes tradiciones institucionales, políticas y culturales. Por ejemplo:

  • Durante el mandato del conservador Primer Ministro, John W. Howard (11/03/96-3/12/07) Australia conoció la política de “Tough on Drugs” (Duro con las Drogas) modificando la de reducción de daños que había imperado por años.
  • En 2003 Rusia lanzó su propia cruzada anti-narcóticos: en 2011 ésta adquirió la denominación de “guerra total contra las drogas”, donde los traficantes son definidos como “asesinos seriales”.
  • Varias naciones de África Occidental, afectadas por el tránsito de cocaína de Latinoamérica a Europa, así como por el consumo de drogas y el avance de bandas criminales, han emprendido su versión de la “guerra contra las drogas”.
  • Suecia se ha caracterizado por sostener activas posturas de “mano dura” en materia de drogas, tanto internamente como en foros internacionales.
  • En 2000 los países de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), conformado por Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Singapur, Tailandia y Vietnam, junto con China iniciaron el ACCORD (ASEAN and China Cooperation Operations to Response to Dangerous Drugs) con el propósito de tener una ASEAN y China “libre de drogas” en 2015; propósito inalcanzable.
  • El 15 de abril de 2005 el Comité Central del Partido Comunista de China —con la presencia del Presidente Hu Jintao— emprendió la “People’s War on Drugs” (guerra popular contra las drogas).
  • Cabe agregar que existen 32 jurisdicciones que tienen la pena de muerte para esos delitos; 13 de ellos con sentencias obligatorias de pena de muerte. De acuerdo con la International Harm Reduction Association, Irán ejecutó al menos 96 personas en 2008, 172 en 2009 y, aproximadamente 590 en 2010.
Juan Gabriel Tokatlian drogas iran
Entre los ‘duros’ contra las drogas está Irán: ejecutó al menos 96 personas relacionadas con delitos de droga en 2008, 172 en 2009 y, aproximadamente 590 en 2010.
Foto: Vinienco.com

A su vez, en la “guerra contra las drogas” prevalece la decisión política —sea ésta burocrática, electoral o ideológica— de continuar el curso de acción trazado a pesar de los fracasos y frustraciones. Si se conciben paliativos —por ejemplo, algo de desarrollo rural alternativo junto a la erradicación forzada de cultivos— es, primordialmente, para hacer más eficaz la tarea punitiva y, secundariamente, para contener el rechazo social que produce la coerción. En breve, el mensaje es que la “guerra contra las drogas” no se puede ni se debe detener.

Situación sin salida

Ahora bien, para los países de la periferia —en especial para Latinoamérica— la encrucijada estratégica derivada de la “guerra contra las drogas” es dramática:

Primero, con convicción o por conveniencia, en un momento histórico dado los gobiernos aceptaron la “guerra contra las drogas”;

Segundo, paralelamente, las respectivas sociedades, por desconfianza (hacia el Estado) por complacencia (frente a los cuantiosos dividendos del narcotráfico) o por pavor (ante las confrontaciones entre aparatos militares oficiales y para-institucionales), no le otorgan suficiente respaldo ni esperanza a las políticas públicas anti-drogas;

Juan Gabriel Tokatlian drogas Mexico
Para Latinoamérica la encrucijada estratégica derivada de la “guerra contra las drogas” es dramática. La violencia en México, un ejemplo.
Foto: The Orange Juice Blog.

Tercero, e independientemente de lo anterior, tanto Estados Unidos (principalmente) como la Unión Europea (recientemente) han ido identificado el fenómeno de las drogas como un problema de seguridad asociado con la criminalidad organizada y el terrorismo transnacional; en consecuencia, si los Estados periféricos abdican, son estigmatizados como desertores de dos “guerras” (contra las drogas y contra el terrorismo)— por lo cual se ven obligados a persistir en esa cruzada pero con menor apoyo ciudadano, mayor ilegitimidad doméstica y más exigencia externa.

Así, la “guerra contra las drogas” se perpetúa: en verdad, la encrucijada parece ser una trampa de la cual sería muy difícil salir.

Atisbos y partidarios del cambio

Sin embargo, la fatiga, el empuje, el realismo y la convicción de muchos frente a una fútil cruzada han ido generando un cierto clima mundial y continental para re-evaluar el alcance de la “guerra contra las drogas”.

Juan Gabriel Tokatlian marihuana EEUU
En Estados Unidos, iniciativas locales han avalado el uso de la marihuana para fines medicinales.
Foto: habanerolounge.blogspot.com

Así, los principales centros de investigación y los expertos más reputados reclaman estudios basados en evidencia sobre los resultados de la lucha contra los narcóticos. Organizaciones como la International Drug Policy Consortium, el European Coalition for Fair and EffectiveDrug Policies, el TNI (Transnational Institute)/WOLA (Washington Office on Latin AmericaDrug Law Reform Project, el Asian Harm Reduction Network, la MENAHRA (Middle East and North Africa Harm Reduction Association), el Centre for Research and Information on Substance Abuse (localizado en Nigeria), y la DPA (Drug Policy Alliance) y la CSDP (Common Sense for Drug Policy) ubicados en Estados Unidos, han venido demandando un debate más franco y frontal sobre los costos y desventajas de una guerra sin futuro.

En algunos casos se observan avances y logros en un sendero menos punitivo. Por ejemplo,

  • En Estados Unidos, iniciativas refrendadas localmente a través del voto y leyes aprobadas por los legislativos estaduales han avalado el uso de la marihuana para fines medicinalesy han conducido a reformas en el tratamiento (menos encarcelación y más rehabilitación) de los consumidores.
  • En Europa, la de-criminalización de las drogas emprendida por Portugal en 2001 no produjo el auge del uso de drogas o un aumento de la criminalidad organizada.
  • En India, el establecimiento de ciertas áreas para el cultivo legal de amapola ha mostrado que la regulación en vez de la prohibición puede funcionar adecuadamente.

Desde Latinoamérica

Pero ha sido en América Latina donde se observan los mayores cambios y quizás el fenómeno de más alto impacto respecto a la “guerra contra las drogas”.

Por una parte decisiones en el ámbito judicial o legislativo han reflejado un espíritu menos prohibicionista, al tiempo que países como México tienen programas de intercambio de jeringas descartables y de terapia sustitutiva en el caso de opiáceos mientras todos los miembros de MERCOSUR tienen el segundo tipo de programas y Colombia, tiene el primero.

Por otra parte, se ha elevado la cantidad y la calidad de la polémica política que cuestiona la estrategia vigente en materia de lucha anti-narcóticos.

  • En 2008 el entonces Presidente de Honduras, Manuel Zelaya, propuso la legalización de las drogas.
  • En 2009, el Presidente de Bolivia, Evo Morales, pidió la despenalización de la hoja de coca.
  • En ese año, la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia creada por los ex Presidentes César Gaviria, Fernando Henrique Cardoso y Ernesto Zedillo y compuesta por 17 personalidades concluyó que la “guerra contra las drogas” ha sido una “guerra perdida” con nocivos efectos para toda la región.
  • En 2012, tanto el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, como el de Guatemala, Otto Pérez, han expresado la importancia de abrir un debate profundo sobre la despenalización y la legalización de las drogas.

La VI Cumbre

En varios gobiernos de América Latina se observó un mayor interés para que la VI Cumbre de las Américas a celebrarse en abril de este año en Colombia abordase el tema: Washington, a regañadientes, aceptó la discusión pero para expresar que “no es la manera de enfrentar el problema” según palabras del Subsecretario de Estados para Asuntos Públicos, Michael Hammer.

Juan Gabriel Tokatlian Michael Hammer
Washington, a regañadientes, aceptó la discusión, a través del Subsecretario de Estados para Asuntos Públicos, Michael Hammer. Foto: Departamento de Estado.

Recientemente, y a raíz de la concreción del Consejo Suramericano sobre el Problema Mundial de las Drogas, en el marco de UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas), se anunció que en el cónclave de mayo próximo en Cartagena los ministros suramericanos conversarán sobre el estado de la lucha contra las drogas y las opciones alternativas para afrontar el asunto.

En resumen, una ventana de oportunidad parece abrirse en el horizonte de las relaciones continentales. La “guerra contra las drogas” no ha tenido, ni va a tener, éxito alguno y es el momento para iniciar su desmantelamiento.

 *Cofundador de Razón Pública. Para ver el perfil del autor, haga clic aquí. 

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