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Otro dolor de cabeza: carreteras y peajes

Escrito por Ana Luisa Flechas

Demora y congestión en el plan retorno debido a dificultades en la infraestructura vial y a filas en los peajes. A qué se debe el problema y cómo puede resolverse.

Ana Luisa Flechas Camacho*

Transporte amargo

Colombia en años recientes ha sido uno de los países más activos de América Latina en el desarrollo de concesiones de infraestructuras de transporte. Hoy contamos con cerca de 206 mil kilómetros de carreteras, 69 % de los cuales corresponden a vías terciarias. Pero apenas un 10 % de esas vías se encuentra en buen estado, según datos de INVÍAS.

Según el diario La República, Colombia es además el quinto país de la región con peajes más costosos; tiene 113 casetas sobre vías concesionadas y están previstas 20 más, y 30 están localizados sobre vías administradas por INVÍAS.

Los medios de comunicación y las redes sociales han registrado en estos días el estado deplorable de las redes viales en Colombia. La situación despertó intenso malestar entre los viajeros, después de meses de no usar el sistema debido a la pandemia.

Aunque el problema se agravó sobremanera por motivo del invierno tan prolongado e intenso, no es posible encubrir el fallo del sistema en general. La congestión en los peajes, las demoras por situaciones emergentes e impredecibles, la escasez de conductores, un mayor riesgo de siniestros, el deterioro y pérdida de bienes, la asistencia tardía de los servicios de salud, el daño en los vehículos como consecuencia del mal estado de las vías, fueron algunos de los problemas presentes.

Foto: Gobernación de Boyacá - La manera en la que actualmente funcionan los peajes representa condiciones adversas para los trabajadores, riesgos para el recaudo y falta de adaptabilidad a la demanda.

El culpable

Ese estado deplorable del transporte resulta sobre todo de que el gobierno nacional se ha dedicado a cuidar el interés de todos, menos el de los usuarios. Por eso los concesionarios, contratistas y constructores, es decir, los de arriba, no mueven ni un dedo para cambiar las circunstancias.

Como si fuera poco, estas empresas concesionarias y, peor aún, las entidades del Estado, como la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y el Instituto Nacional de Vías (INVÍAS) desconocen el servicio que ofrecen a los usuarios, a pesar de ser los responsables y gestores del sistema. Una situación que, por lo menos, puede calificarse como irrespetuosa.

Sin control de calidad

Para eso es necesario incluir indicadores de calidad en los contratos de infraestructura vigentes y en los que sean objeto de nuevas licitaciones.

En este nuevo mundo es importante y es factible incentivar a las entidades públicas y a los concesionarios para que brinden condiciones de calidad observables y verificables, inclusive por parte de los usuarios. Como dice José Manuel Vasallo en su libro Infraestructura pública y participación privada: “La creación de índices de calidad objetivos —como los llevados a cabo en diferentes lugares del mundo— capaces de valorar de manera bastante acertada el nivel de servicio prestado por el concesionario, permiten introducir sin problemas parámetros de calidad en la regulación de infraestructuras. De esta manera, resulta factible establecer un mecanismo en las concesiones de infraestructura que incentiven al concesionario a ofrecer una calidad lo mayor posible.”

Congestión en los peajes

Por otro lado, los puntos de cobro de peajes son la muestra más palpable del pésimo nivel de calidad de los servicios que reciben los usuarios.

El mayor problema práctico que encuentran los conductore es el de las condiciones físicas y operacionales tan rígidas en que operan los peajes. Esto se debe a que el sistema no permite adaptarse a cambios en la demanda en periodos de temporada, o en las condiciones ambientales adversas. Tampoco tiene en cuenta los riesgos de seguridad para las personas que laboran ahí y para el dinero procedente del recaudo del peaje.

En fin, no se ha logrado cumplir los mandamientos de la ley ni de la Resolución 20213040035125 de 2021 “por la cual se adecua la reglamentación del sistema de interoperabilidad de peajes con recaudo electrónico vehicular (IP/REV) y se dictan otras disposiciones”.

Soluciones

El gobierno debe entender que la pandemia es cosa del pasado y que no todo se puede hacer de manera virtual. Urge por eso atender las necesidades de los ciudadanos y resolver los problemas causados por el manejo de la crisis del Covid-19.

La formulación del Plan Nacional de Desarrollo 2022/2026 Colombia Potencia Mundial de Vida  es una oportunidad inmejorable para traer al centro de la discusión la calidad de las infraestructuras viales y del servicio que prestan.

Por eso propongo cuatro formas para empezar a cambiar la situación vial del país:

  1. Exigir a las autoridades de tránsito y a los responsables de dichas infraestructuras, la instalación, operación y mantenimiento de una rigurosa preseñalización y señalización horizontal y vertical.

También exigir toda la información que necesita el usuario, tanto en periodos de movilidad habitual, como en periodos de temporada, en concordancia con el entorno territorial de cada una de éstas; utilizar preferencialmente paneles de mensajería variable.

  1. Acelerar el cumplimiento de la ya citada Resolución sobre peajes electrónicos.

Se trata de una serie de tecnologías inalámbricas y cableadas para intercambiar información entre un dispositivo instalado a bordo del vehículo y un elemento de infraestructura fija instalado en un pórtico. De esta manera el usuario no debe detener completamente su vehículo para efectuar el pago del peaje.

El uso de estos dispositivos ya se encuentra autorizado por el Ministerio de Transporte. Así que los concesionarios y responsables de operar los peajes pueden incentivar en los usuarios para que usen las tecnologías electrónicas con total confianza

  1. Incluir las ya citadas cláusulas de calidad en los contratos vigentes y licitaciones futuras, tanto en vías concesionadas como en vías administradas por INVÍAS.

Esto no sustituye la regulación y el control de cada administración sobre aquellas actividades de mantenimiento y operación que no tengan relación directa con los indicadores de calidad establecidos, ni tampoco limita la responsabilidad de las distintas autoridades de tránsito.

  1. Por último, hacer extensiva está política a las vías públicas localizadas en perímetros urbanos —cuyo estado, también es deplorable— y en vías de carácter departamental, así como en los sistemas de transporte de pasajeros, tanto masivos como estratégicos que operan en Colombia.

Ya es hora de prestarles atención a los usuarios.

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