
El bitcóin está a la mano de todas las personas con acceso a Internet, ofrece privacidad y seguridad y no depende de ningún gobierno. Esta moneda podría revolucionar el sistema económico y social del mundo entero.
Alejandro Beltrán Torrado*
La era del bitcóin
A principios de este año, el mercado del bitcóin alcanzó un récord de capitalización: el valor total de las monedas en el mundo superó el billón de dólares.
Hoy, esta criptomoneda es una de las formas de dinero más aceptadas, apenas por debajo del dólar estadounidense y tal vez del euro. El Salvador la adoptó como una de sus monedas oficiales y Colombia es uno de los diez países del mundo donde esta divisa se emplea para hace más transacciones.
¿A qué se debe la popularidad del bitcóin? ¿Cuál es la filosofía detrás del uso de esta criptomoneda? ¿Por qué podría cambiar el orden económico y social que conocemos?
Economía y libertad
La libertad es el derecho de cada persona a actuar por voluntad propia, sin restricciones que limiten su autonomía. En principio, este derecho solo puede restringirse para hacer respetar la libertad de otros, pero en la práctica esto implica grandes concesiones a la comunidad.
Los Estados ofrecen seguridad, protección y bienestar, y los ciudadanos renuncian a una parte de sus libertades e intereses individuales. Pero, además de garantizar la seguridad, los Estados modernos ejercen una autoridad sobre el dinero y su representación más popular: el patrón moneda.
En el mundo moderno, el poder económico es aún más importante que el poder político. Como dijo el banquero alemán Mayer Amschel Rothschild a comienzos del siglo XIX, “dame el control del dinero de una nación y no me importará quién dicte las leyes”.
Ese mismo pensamiento prevalece dos siglos después y, por eso, los países se han esforzado en controlar el dinero y su circulación. En Colombia, la Constitución de 1886 estableció que “la soberanía reside esencial y exclusivamente en la Nación”, incluyendo la soberanía monetaria. Años después, este principio de soberanía monetaria fue la base para crear el Banco de la República.
Pero todos los seres humanos somos proclives a la corrupción. Es inevitable que uno de nosotros gobierne y defienda la soberanía monetaria, pero ese gobierno siempre será falible. Esto no significa que todos los seres humanos sean injustos, sino que tal vez es mejor confiar en todos los individuos, no solo en uno.
La libertad en el mundo digital
Para Platón, las matemáticas son el fundamento de la filosofía y de todo el conocimiento. El estudio de la polis, es decir, de la sociedad y del Estado, implica el conocimiento de las reglas de la naturaleza y de la ciencia.
Esta idea es fácil de entender hoy en día, cuando todos habitamos en Internet, una polis digital que se rige por algoritmos que no comprendemos completamente. Por eso, Eric Schmidt, exdirector ejecutivo de Google, dice que “Internet es la primera creación de la humanidad que la misma humanidad no entiende, el experimento de anarquía más grande que ha existido”.

Bitcóin rompió con el paradigma de una moneda nacional, central y controlada, y les devolvió a las personas la libertad de asociarse y manejar su dinero con privacidad y confianza.
En Internet, la realidad está descentralizada y la polis se rige por la lógica, no solo por la volátil naturaleza humana. Satoshi Nakamoto, el creador de Bitcóin, contribuyó a crear esa polis digital donde el mundo se rige por un conjunto de normas racionales y donde la libertad adquiere un nuevo significado.
Un nuevo paradigma
Bitcóin rompió con el paradigma de una moneda nacional, central y controlada, y les devolvió a las personas la libertad de asociarse y manejar su dinero con privacidad y confianza.
Además de ser una forma de dinero digital, que no depende de un intermediario o punto central de control, Bitcóin permite que personas que no se conocen entre sí lleguen a consensos y acuerden los contenidos de la red. Estos consensos están basados en principios matemáticos demostrados y corren sobre un sistema descentralizado, que garantiza atributos como la autenticidad, la integridad y la disponibilidad de la información.
En la era digital, estos principios tienen un valor incalculable. Cada día, nuestra identidad y nuestra información está más expuestas. Por ejemplo, los medios de comunicación han denunciado que al menos 1.500 millones de usuarios de Facebook han sido hackeados. A diferencia de Bitcóin, Facebook depende de un sistema centralizado y, por lo mismo, más frágil.
Después de doce años de existencia, Bitcóin ha demostrado ser un sistema que no tiene censuras ni dependencias políticas y que puede ser usado por cualquiera sin importar su género, clase o etnia. Para participar del sistema, solo hay que tener un dispositivo conectado a Internet.
Por eso, Bitcóin restablece las libertades individuales, podría revolucionar la industria financiera y convertirse en la moneda independentista más importante de la historia. No en vano, China prohibió esta criptomoneda, en una estrategia perversa para ganar poder global y controlar a sus ciudadanos. Mientras tanto, en Estados Unidos, El Salvador e inclusive en Colombia, las autoridades han adoptado medidas para regular y supervisar legalmente las transacciones en esta divisa.
Todo lo anterior muestra el poder y el valor de Bitcóin en el contexto económico, financiero, político y social actual. ¡Platón, sacúdete en tu cripto! ¡We are Sudamerican bitcóiners!