Qué deja Uribe y qué se puede esperar del gobierno de Santos en materia de seguridad, relaciones exteriores, política económica y política social. Esta mirada completa pero breve sugiere que Santos no será simplemente Uribe 3.
Guillermo Pérez Flórez*
Llegó la hora de que los bienes naturales que nos fueron otorgados con tanta abundancia y que los colombianos hemos multiplicado con ingenio y sabiduría, no sean el privilegio de unos pocos sino que estén al alcance de muchas manos”.
Juan Manuel Santos, 7 de agosto de 2010
Razones del éxito
Buena parte del éxito de Álvaro Uribe Vélez se debe a que logró reconstituir la noción de Estado; a que sacó a Colombia de su situación de inviabilidad; y a que la proyectó como país de posibilidades dentro de un marco de seguridad, estabilidad y normalidad jurídicas, con sólidas garantías para la inversión privada, nacional y extranjera. Para ello, triplicó el pie de fuerza y llegó a elevar el gasto público en seguridad hasta 4,7 puntos del PIB, superado en el hemisferio sólo por Estados Unidos y Brasil. Su administración, lógicamente, no estuvo exenta de errores ni de máculas, pero subrayarlas no es el objeto de este texto
No es otro Uribe
Juan Manuel Santos es la continuidad de Álvaro Uribe pero es diferente en muchos aspectos. Entre otros en temperamento y estilo, aunque compartan una base ideológica y unas líneas programáticas.
Al contrario de Uribe, el presidente Santos tiene inclinación hacia el pluralismo, el diálogo y la concertación. Del mismo modo, es un gerente con disposición a delegar responsabilidades. Suele calificársele como un gerente de gerentes.
Uribe llegó al poder tras una larga carrera electoral. Todos los cargos que ocupó (a excepción de la Dirección de la Aeronáutica Civil) fueron de elección popular (senador, gobernador y Presidente). Santos, en cambio, es ante todo un estudiante y periodista que llegó al servicio público por nominación. La Presidencia fue su primer escrutinio electoral.
El buen gobierno
Santos se inspira en los principios del buen gobierno (transparencia, cero tolerancia con la corrupción, equidad, pluralismo, eficiencia y eficacia, austeridad) y en la necesidad de una nueva ética pública. Cree en el diálogo, y en el respeto a la diferencia, y afirma que su gobierno estará dispuesto a ceder ante argumentos.
En el comienzo de su carrera pública, presidió una fundación (creada por él) llamada del Buen Gobierno, desde la cual desarrolló una serie de trabajos a escala nacional e internacional en esa misma línea de pensamiento. Ahora, al iniciar su gobierno, retomó varios temas éticos del programa de su contendor, el candidato del Partido Verde, y en su discurso de posesión habló de la devolverle a los campesinos las tierras incautadas a narcotraficantes y paramilitares, una de las banderas centrales del candidato del Polo Democrático Alternativo. En suma, su perfil es el de un político pragmático, metódico y paciente, inclinado a dialogar y concertar en aras de alcanzar resultados y avanzar en objetivos.
El propósito de este artículo es examinar qué recibe el presidente Santos y dar una mirada comprensiva sobre lo que podrán ser los próximos cuatro años.
I. Seguridad
Los grupos irregulares
No voy a detenerme sobre datos que se han repetido con insistencia. El gobierno Uribe logró la más grande desmovilización de miembros de grupos armados irregulares. El 90 por ciento de los paramilitares se acogieron a esa medida. Hoy, la mayoría de sus jefes están en las cárceles colombianas luego de someterse a la ley de Justicia y Paz, o extraditados a los Estados Unidos o muertos. Esta situación produjo alivio en muchos sectores, particularmente del ámbito rural. Sin embargo, ello no significa que este factor de perturbación haya desaparecido.
Las AUC, las BACRIM
Los reductos de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, han servido de base para la formación de nuevos grupos que el gobierno denomina “Bandas Criminales”, BACRIM. En ellas están los desmovilizados que no lograron una reinserción efectiva o personas que por una u otra razón han decidido incursionar en el crimen. Un informe de la Policía señala que 6.700 integrantes de los nuevos grupos han sido capturados desde la desaparición de las AUC, y que el 16 por ciento (1.090) de ellos son antiguos desmovilizados.
En este momento esas bandas podrían tener entre cuatro y cinco mil hombres armados y presencia en 15 de los 32 departamentos del país. Su perfil es diferente al de las AUC. Mientras alegaban, por lo menos de labios para afuera, que su razón de ser era la lucha contra la guerrilla y el comunismo, las BACRIM se dedican al crimen organizado en cualquiera de sus modalidades. En algunas zonas, incluso, sus estructuras tienen acuerdos con frentes guerrilleros. Tal sucede entre la organización de Pedro Oliverio Guerrero (Cuchillo) y Daniel Barrera (El Loco), el Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia, ERPAC, que opera en Meta, Vichada y Guainía.
Las FARC
Las FARC fueron el objetivo central de la política de seguridad democrática, y como tal las más afectadas. Desde 2002 han estado sometidas a intensa presión, no sólo militar sino también de repudio político. Aunque es difícil cuantificarlo con exactitud, el Ministerio de Defensa dice que es posible que en estos ocho años hayan perdido más de doce mil efectivos, bien sea por bajas, capturas o deserciones. Hoy tienen entre siete y ocho mil combatientes. Están menguadas política y militarmente, pero no han sido vencidas.
Las FARC quieren dialogar con el actual gobierno. Así lo manifestó su máximo jefe, “Alfonso Cano”, en un video divulgado una semana antes de la posesión del presidente Santos. Sin embargo, para que ese diálogo sea posible, la guerrilla tendría que hacer una clara señal de su decisión de abandonar la lucha armada y suspender los secuestros. Tal como lo expresó el vicepresidente Angelino Garzón tras conocerse el video: "El gobierno de Juan Manuel Santos no tiene cerrada la puerta de la paz, pero le estamos exigiendo a la guerrilla poner en libertad a todos los secuestrados, cesar la práctica del terrorismo y las minas anti persona y liberar a los niños reclutados de manera forzada".
Sin este supuesto es improbable que Santos se aventure a un diálogo. Entre otras cosas porque ese camino se ha vuelto impopular. Hipotéticamente sólo sería viable si la opinión pública percibe que traerá como consecuencia el final del conflicto, de la violencia y del terrorismo. La guerrilla debe entender que una negociación en medio del conflicto, como sucedió en el Caguán, es inviable, y que Gobierno y sociedad les van a demandar un cese unilateral de hostilidades.
El ELN
La situación militar del ELN es todavía peor que la de las FARC. Ese grupo se ha vuelto irrelevante tanto en la paz como en la guerra. La arremetida en varios departamentos antes de las elecciones presidenciales, y la acción realizada en la Universidad Nacional de Bogotá, en donde 50 encapuchados, armados y con insignias de la organización, desfilaron por la Plaza Ernesto ‘Che’ Guevara, no debe leerse en clave de fortaleza sino de debilidad. Es apenas una forma de llamar la atención y reivindicar su existencia.
Esta organización se halla en cuidados intensivos desde hace varios años y está militarmente diezmada, aunque podría conservar entre 1.600 y 2.000 integrantes.
¿Está lejos la paz?
Existen condiciones internas y externas que hacen más difícil un proceso de paz ahora que hace diez años. Son muchos los obstáculos que habría que salvar. Está, por ejemplo, la cuestión de cómo garantizar impunidad a los combatientes. Colombia firmó el Estatuto de Roma y ello hace complejo el asunto. Los guerrilleros no están dispuestos a pagar un solo día de cárcel, y después del Estatuto los indultos y amnistías es más difícil otorgarlos.
Es posible, entonces, que el conflicto continúe durante algunos años. En la actualidad no existen factores ni circunstancias internas o externas que hagan posible un triunfo de las guerrillas. Sin embargo, las condiciones sociales, geográficas y políticas hacen casi inviable su extinción por la vía militar, al menos mientras existan el dinero del narcotráfico, el estado de exclusión de los sectores más deprimidos del campo, y la percepción de injusticia social que tienen algunos jóvenes universitarios y dirigentes políticos, obreros y campesinos.
Seguridad ciudadana
Durante los pasados ocho años Colombia mejoró sus estándares de seguridad en el sector rural. Sin embargo, no puede decirse lo mismo de las grandes ciudades, donde la seguridad continúa en crisis. Medellín, Cali, Pereira, y en menor proporción Bogotá, afrontan serios problemas en ese terreno. Las bandas del narcotráfico y las redes vinculadas al crimen organizado siguen operando en ellas con relativa impunidad. Si bien es verdad que en los últimos ocho años el número de homicidios y secuestros se redujo en forma significativa, el índice de esos crímenes sigue siendo muy elevado para ciudades que se consideren adecuadamente organizadas.
II. Relaciones exteriores
Washington y el Plan Colombia
Bajo los gobiernos de Pastrana (1998-2002) y Uribe (2002-2010) Colombia le dio prioridad a sus relaciones exteriores con Washington, en un marco de cooperación que se concentró al comienzo en la lucha contra las drogas ilícitas y luego en la guerra contra el terrorismo, todo ello bajo el paraguas del Plan Colombia, aprobado en julio de 2002. A través de esta estrategia Washington le ha brindado al país asistencia tecnológica, formativa, de inteligencia y financiera, por valor de 7 mil millones de dólares, cifra que lo ha convertido en el primer receptor de ayuda militar en América.
Inicialmente, los recursos del Plan Colombia no se podían utilizar en la lucha contrainsurgente, pero en la era Bush−Uribe se modificó esa decisión. El primer objetivo era el de rebajar en un 50 por ciento el cultivo de coca en Colombia, lo que evidentemente no se consiguió aunque se haya reducido el número de hectáreas sembradas. Sin embargo, es innegable que en la lucha contra las guerrillas la ayuda norteamericana ha sido eficaz. Gracias a estos recursos el país pudo ampliar y modernizar su aparato militar y policial y, con ayuda tecnológica e información en tiempo real, asestarles duros golpes a las organizaciones guerrilleras.
TLC y bases militares
La estrategia antidrogas y la cercanía con Washington contribuyeron a fracturar la unidad andina, al introducir asimetrías militares y, teóricamente, comerciales. Colombia y Perú, miembros de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) junto con Bolivia, Ecuador y Venezuela, negociaron sendos Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, lo cual motivó la desafiliación de Venezuela. El TLC con Perú ya fue ratificado, el de Colombia no. Esto no ha sido óbice para que la cooperación militar haya crecido.
En 2009 se firmó un acuerdo que le permitirá a Estados Unidos utilizar siete bases militares colombianas, hecho que generó una crisis diplomática, esta vez, en el seno de la Unión Suramericana de Naciones (UNASUR). Sobre dicho convenio se pronunciará la Corte Constitucional en los próximos días.
El mundo está ahí
La llegada del presidente Obama a la Casa Blanca no significó, por lo menos hasta ahora, una alteración sustancial en la política hacia Colombia. Tal vez el diálogo perdió alguna intensidad. El presidente Santos y su ministra de Relaciones, María Ángela Holguín, debieron notarlo, como puede intuirse a partir de las dos giras que efectuaron antes de la posesión, una por Europa y otra por América Latina.
Parecería que el nuevo gobierno quisiera abrirse más hacia otras latitudes, sin que ello signifique, en ningún caso, menoscabar la relación con Estados Unidos.
Ecuador y Venezuela
Diez años de estrecha cooperación convirtieron a Colombia en el más importante aliado regional de Estados Unidos pero también en el blanco de críticas por parte de algunos países de América Latina.
Con Ecuador y Venezuela las relaciones se deterioraron de manera ostensible y la actividad comercial cayó a sus más bajos niveles. En 2007 el comercio colombo venezolano alcanzó a ser de 6 mil millones de dólares. En 2009 esa cifra bajó a menos de la mitad. Un reto central del presidente Santos es estabilizar las relaciones con esos dos países, que durante los últimos tres años han estado en cuidados intensivos.
Los días finales de Uribe fueron especialmente tensos con Caracas. Acusó al presidente Chávez de dar refugio a miembros de las FARC y del ELN, cosa que este negó tajantemente, afirmando que era una estrategia de Washington para derrocarlo y poner fin a la “revolución bolivariana”. Un día antes de dejar el poder, Uribe en su condición de ciudadano, demandó a Chávez ante la Corte Penal Internacional y a Venezuela ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Cara a cara
Las relaciones bilaterales entre Colombia y Venezuela, importantes para los dos países, han sorteado desde hace décadas el diferendo limítrofe en el Golfo de Coquivacoa, o de Maracaibo, rico en yacimientos de petróleo y gas, y han visto cómo se deteriora el tejido comercial a raíz de las crisis políticas.
En su discurso de posesión el presidente Santos desechó la mediación de gobiernos y organismos internacionales y dijo preferir un encuentro cara a cara con su colega de Venezuela para solucionar directamente la crisis, como en efecto ocurrió 72 horas más tarde. El restablecimiento de las relaciones, pactado en Santa Marta, supone un acto de pragmatismo mutuo, toda vez que incluye el respeto de Venezuela a las decisiones de Colombia en política exterior (no oposición a las bases norteamericanas), y por parte de Colombia la superación de lo que alguien llamó el “síndrome de Israel”: creer que el país está rodeado de vecinos hostiles que quieren su destrucción mediante el auxilio prestado a las guerrillas.
América Latina
Con Brasil, Chile, México, Panamá y Perú, Colombia mantiene buenas relaciones, tal vez sin el dinamismo comercial que se quisiera. Con Bolivia y Nicaragua, Uribe le dejó a Santos unas relaciones maltrechas.
Canadá y Unión Europea
Mención especial merece Canadá, que ha aumentado sus inversiones en minería y petróleo, las cuales aumentarán en los próximos años en virtud del Tratado de Libre Comercio suscrito entre los dos países y ratificado en junio por el senado canadiense.
En la última parte de su período, Uribe intentó mejorar las relaciones con la Unión Europea (UE) y firmó con ella un Acuerdo de Asociación y Cooperación, el cual entrará en vigencia en forma gradual a partir de 2011. Esto podría darle mayor dinamismo a la economía colombiana.
En las grandes ligas
El presidente Santos cree que Colombia debe diversificar y ampliar su política en busca de nuevos socios y alianzas estratégicas. Su deseo es que el país juegue en las grandes ligas. Apuesta a la presencia de Colombia en dos instancias internacionales del más alto relieve. Primero, en la organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE); y segundo, en uno de los diez puestos temporales de 2011 en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, aspiración que hasta el momento ha sido respaldada por Francia.
Por estas razones, todo parece indicar que la Presidencia de Santos le pondrá mayor atención a la opinión pública internacional que lo que hizo el régimen de Uribe.
III. Economía y desarrollo
Bien pero no muy bien
La economía colombiana logró sortear relativamente bien la crisis internacional del 2007-2009. En el primer trimestre de 2010 el PIB aumentó un 4,4 por ciento. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) cree que para 2010 el crecimiento será del 3,7 por ciento, inferior al promedio regional (5,2 por ciento) y todavía lejos de Brasil, (7,6 por ciento).
Es posible que en 2010 se vendan más de 230 mil automóviles, lo que significaría una importante recuperación con respecto a 2009 y el mejor año en la historia del sector. Sin embargo, según la CEPAL, "para el 2010 el panorama comercial de Colombia aún no está claro debido al cierre del mercado venezolano". Y sostiene que aún con la recomposición de las relaciones con Venezuela estaría por verse el impacto sobre la economía colombiana, en razón a que la venezolana este año se contraerá a 5,9 y en 2011 a 5,4.
Desempleo e inflación
La economía muestra un lunar grande: el desempleo crónico. Los expertos consideran que la recuperación aún no se traduce en generación de puestos de trabajo. Hasta el primer trimestre de 2010 la desocupación seguía una curva ascendente. Hay crecimiento pero no hay empleo.
La inflación terminará 2010 dentro del rango de la meta de largo plazo fijado por la Junta del Banco de la República, esto es, entre 2 y un 4 por ciento anual, la más baja en medio siglo.
Minas, energía y obras civiles
Los sectores de minas y energía y de obras civiles se han convertido en el motor de la economía. Ambas actividades siguen creciendo a buen ritmo (15,0 y 22,0, respectivamente). El minero − energético, que representa el 6 por ciento del PIB, genera el 40 por ciento de los ingresos de la balanza de pagos, el 60 por ciento de las exportaciones y el 90 por ciento de la inversión extranjera directa (IED), y aporta una tercera parte del recaudo del impuesto de renta e IVA proveniente de personas jurídicas, sin incluir los ingresos del gobierno por concepto de los dividendos pagados por Ecopetrol, ni las regalías de las entidades territoriales.
“Bonanza” minera…
A finales de 2005 el gobierno expidió el decreto 4743 que otorgó exenciones arancelarias a las importaciones de maquinaria, equipo y repuestos destinados a la explotación, beneficio, transformación y transporte de la actividad minera y a la explotación, transporte por ductos y refinación de hidrocarburos.
A raíz de esa norma, la inversión extranjera directa (IED) en el sector petrolero creció más de 5 veces: pasó de 449 millones de dólares en 2002, a 2.633 millones en 2009. En el sector minero las inversiones pasaron de 466 millones de dólares en 2002, a aproximadamente 3.094 millones en 2009. Ello se ha traducido en un crecimiento notable en las exportaciones. Las petroleras pasaron de 3.275 millones de dólares a 10.268 millones entre 2002 y 2009. Las mineras aumentaron de 2.821 millones de dólares a 8.081 millones. Estos sectores incrementaron sus aportes al gobierno por concepto de impuestos y regalías a las regiones. Los impuestos pagados por el sector petrolero crecieron de 3 billones de pesos en 2004, a 7,9 billones en 2009, es decir, se incrementó 2,7 veces el recaudo de impuestos provenientes de hidrocarburos.
En el sector minero los impuestos pasaron de 5,1 billones de pesos en 2004, a 8,9 billones en 2009, lo que representa un incremento del 75 por ciento. Los ingresos de las regiones por concepto de regalías petroleras se duplicaron: pasaron de 1,7 billones de pesos en 2004, a cerca de 3,7 billones en 2009, con un techo de 5,4 billones en 2008. En el sector minero las regalías se incrementaron 5,5 veces: de 280 mil millones de pesos en 2004, ascendieron a 1,5 billones de pesos en 2009.
…Y enfermedad holandesa
La Asociación Colombiana del Petróleo estima que durante el período 2010–2015 continuarán registrándose importantes inversiones que incrementarán la producción de hidrocarburos. En 2010 esta última fue de 990 mil barriles diarios (788 mil de crudo y el resto de gas natural).
Se trata de una bonanza frente a la cual se ha advertido sobre la necesidad de prevenir la “enfermedad holandesa”, que se refiere a las consecuencias que pueda tener ésta sobre el sector real no petrolero, provocadas por la revaluación de la tasa de cambio.
Potencia en carbón
Colombia es el primer productor de carbón de América Latina, el décimo en el mundo y el cuarto exportador mundial. Sus reservas totales se estiman en cerca de 17 mil millones de toneladas, de las cuales se han comprobado 7 mil millones. Se espera que para 2010 el 70 por ciento del territorio colombiano haya sido explorado en búsqueda de nuevos yacimientos carboníferos. De acuerdo con datos estimados por el Instituto Nacional de Investigaciones en Geociencia, Minería y Química, INGEOMINAS, la producción podría duplicarse entre 2006 y 2019, año en el que llegarían a producirse 140 millones de toneladas métricas.
¿Si ves los Civets?
Lo anterior indica que Colombia se estaría convirtiendo en un enclave minero y energético, con todas las consecuencias y riesgos, positivos y negativos, que se deriven de dicha situación.
De cualquier manera, las perspectivas económicas son halagadoras. Colombia comienza a ser vista como “la nueva estrella del sur”, según Newsweek, entre un grupo de países que el Consejero Delegado del Hong Kong Shanghai Bank, HSBC, Michael Geoghegan, ha denominado los Civets (Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Suráfrica). Según The Economist, estos son los destinos más interesantes para la inversión, sus PIB crecerán al 4,5 por ciento, y han mostrado capacidad para capotear las crisis y mantener su estabilidad política.
Es a esto a lo que le apuesta el presidente Santos cuando habla de una época de prosperidad.
IV. Aspectos sociales
En el país de la desigualdad
Pero si bien en el plano económico y en el de la seguridad Colombia ha mejorado en la última década, aún muestra serias deficiencias en otros ámbitos, entre ellos:
- Infraestructura de transporte
- Ciencia, tecnología e innovación
- Estabilidad institucional y transparencia del Estado
- Administración de justicia
- Empleo y formalidad laboral
- Igualdad y redistribución de la riqueza y el ingreso.
- Algunas de las cifras son angustiosas:
- Un 60 por ciento de la población ocupada sólo lo está de manera informal y carece de cualquier amparo legal
- Hay 12 millones de trabajadores sin protección social
- Un 48 por ciento de la población es pobre y está en el régimen subsidiado de salud (no contributivo)
- Un 55 por ciento de los trabajadores ocupados gana menos de un salario mínimo (250 dólares)
- Un 48 por ciento de la población es pobre
- 7,2 millones de personas son indigentes
Estas situaciones generan grandes vulnerabilidades cuando se trata de sostener el sistema de protección social. No está claro cómo garantizarla, si cubre a 40 millones de personas de las cuales sólo contribuyen algo más de 8 millones.
¿Para qué los recursos?
Según las cifras de Naciones Unidas la pobreza colombiana es un trescientos por ciento más que la chilena y un 67 por ciento más que la mexicana. Al medir la pobreza absoluta, definida como vivir con menos de un euro (1€) al día, se tiene que en Colombia este indicador es 11 veces más alto que en Chile. Pese a los grandes recursos naturales y al capital humano de que dispone, la pobreza y exclusión en Colombia demandan atención especial.
Colombia tiene una de las peores redistribuciones del ingreso: en América Latina y el Caribe sólo la superan Brasil, Haití y Bolivia.
Los dos países
Desde hace décadas, esas realidades socioeconómicas han configurado dos países: uno formal, con acceso a servicios asistenciales, participación en el mercado laboral regulado, y en el ejercicio de sus plenos derechos; el otro informal, con una vida que se desarrolla en un mundo subterráneo, a espaldas de las instituciones políticas y económicas. Un país dual, asimétrico.
Desde 2001 los precios de las acciones bursátiles subieron más de 1.200 por ciento, su valor se multiplicó por doce, y las utilidades del sistema financiero pasaron de 632 mil millones de pesos en 2002 a 4,4 billones de pesos en 2009. La “confianza inversionista” propició una redistribución de la riqueza y el ingreso a favor de las empresas y en detrimento de los trabajadores. Mientras tanto, el salario mínimo creció sólo un 6 por ciento en esos mismos años.
Algunos críticos de Uribe, entre ellos Juan Camilo Restrepo, actual ministro de Agricultura, consideran que el modelo fue regresivo y volcado hacia la protección de los poderosos. En los últimos ocho años empeoró la distribución del ingreso y de la riqueza, con medidas como la reforma laboral (2002), con el recorte de los ingresos de trabajadores, y con inútiles gabelas y subsidios tributarios a las empresas, presuntamente para estimular la generación de empleo. “Al gobierno del presidente Uribe le encanta regalar dineros públicos a los más ricos y cobrarles pesados impuestos a los más débiles”, dijo Restrepo en un artículo de prensa a comienzos de año.
PIB y elecciones
Según el Departamento Nacional de Estadística, DANE, la distribución del PIB entre asalariados, dueños de empresas y trabajadores por cuenta propia fue enormemente desigual. Entre 2002 y 2007 la participación de las utilidades de las empresas en el PIB pasó del 28,9 por ciento al 33,7 por ciento, un incremento de casi 5 puntos porcentuales que, por supuesto, se dio a costa de una disminución idéntica de la participación de los asalariados y de los trabajadores por cuenta propia. Esos cinco puntos del PIB equivalen aproximadamente a 14.000 millones de dólares.
La dualidad se expresa también electoralmente. En los cinco últimos debates la participación se movió por debajo del cincuenta por ciento. El abstencionismo es un mal crónico, no episódico.
Cambio con continuidad
El presidente Santos parece ser consciente de esto y por ello habla de la necesidad de pasar de la seguridad democrática a la prosperidad democrática. En él se encarna una paradoja: cambio con continuidad, cuya síntesis dialéctica se expresa en la consolidación de la seguridad pero en la introducción de reformas que permitan mayor inclusión y mejor redistribución de la riqueza y el ingreso. Su filosofía puede resumirse en la necesidad de conseguir la paz política y social para aprovechar al máximo las riquezas y potencialidades naturales y humanas del país.
V. Conclusiones
Los siete caminos
- Santos dará continuidad a las líneas gruesas de la anterior administración (seguridad y confianza inversionista). Sin embargo, hará énfasis en la necesidad de generar prosperidad y crecimiento redistributivo. Aún no ha establecido cuáles serán sus prioridades y reformas. Habrá que esperar a los primeros cien días.
- Por razón de su debilidad, es previsible que las guerrillas insistan en el diálogo y que Santos acceda siempre que cumplan sus exigencias. Esta vez, no obstante, esas conversaciones carecerían de cualquier espectacularidad mediática. De realizarse, se harán en un marco de confidencialidad. La Iglesia y algunos gobiernos extranjeros jugarán un papel importante, pero la dirección del proceso estará en manos del gobierno. Además, no parece razonable darle prioridad al gasto militar cuando hay frentes que demandan ingentes recursos, como la salud y el sistema de protección social, que tienen riesgos de convertirse en insostenibles.
- Cabe esperar que se diversifiquen las relaciones exteriores y que países como Canadá, Chile, México, Perú y Brasil adquieran preeminencia. Igualmente, que se incremente la interlocución con la Unión Europea y que el Reino Unido, Francia y Alemania aumenten sus intereses en Colombia. Las relaciones con Estados Unidos conservarán el tono positivo de la última década, pero sin llegar a un carácter monopólico. La guerra a las drogas comienza a ser criticada en Washington y la dramática situación de México en este aspecto hará que la atención norteamericana se vuelque sobre su vecino, con el cual tiene tres mil kilómetros de frontera.
- En política interna el ministro Vargas quiere darle prioridad a una reforma a la justicia concertada con las altas Cortes, y a una reforma política negociada con los partidos, incluida la oposición. No están claros, sin embargo, cuáles serán los retoques. Se sabe que se crearán nuevamente los ministerios de Justicia, Vivienda y Salud (suprimidos por Uribe) y que la Secretaría General de la Presidencia se transformará en el Ministerio de la Presidencia. Igualmente, que se decretarán medidas de descongestión judicial.
- Se excluyen cambios abruptos en materias económica y fiscal o en el tratamiento a la inversión extranjera. Durante el primer año no es factible una reforma tributaria que aumente los impuestos. Se descartan también nuevas privatizaciones. Santos es partidario de conservar en manos del Estado activos estratégicos. Ha anunciado un manejo prudente y sano de la economía, sin excederse en el gasto público ni sucumbir a la tentación de aprovechar el mayor ingreso de divisas.
- Puesto que la recomposición de las relaciones con los vecinos demanda una política pragmática, es razonable esperar un impulso al proceso de integración. La situación económica en Venezuela comienza a ser explosiva y ello puede animar al presidente Chávez a buscar una estabilización de las relaciones con Bogotá, lo cual facilitará la labor del gobierno de Colombia, que conoce la importancia del mercado venezolano.
- Santos fue quien impulsó la creación del Ministerio de Comercio y ahora ha designado para esa cartera a una persona de mediano perfil. Lo anterior sugiere que desea tener una injerencia directa en el mismo. Puede ocurrir, entonces, que Santos Presidente sea más una reedición de Santos ministro de Comercio que Santos ministro de Defensa.
De cualquier forma, el presidente Santos no será un Uribe-3. Su talante y estilo propios comienzan apenas a hacerse visibles.
* Abogado y comunicador social. Se desempeña como consultor independiente. Colabora con varios medios de comunicación entre ellos la revista Política Exterior (España) y El Nuevo Día (Tolima).