¿Conservando los empleos?: las débiles respuestas del gobierno - Razón Pública
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¿Conservando los empleos?: las débiles respuestas del gobierno

Escrito por Camilo Rodríguez y Diego Guevara
Sin empleo y sin subsidios.

El gobierno está tratando de proteger el empleo mediante créditos y subsidios para el pago de la nómina. ¿Pero, qué tan eficaces están siendo sus medidas?

Camilo Rodríguez* y Diego Guevara**

Ya teníamos el problema

No hay que ser economista para saber que el “confinamiento preventivo obligatorio” ha dejado sin trabajo a muchas personas.

Pero también es cierto que la pandemia agravó una tendencia que venía desde antes: simplemente recordemos que en julio del año pasado el ministro de Hacienda había reconocido públicamente que no sabía las causas del desempleo ni cómo disminuirlo.

Tras una luna de miel con la tasa de desempleo —que hace algún tiempo se cifró en un solo digito (9 %)—, este indicador había vuelto a subir en los dos últimos años, y a finales del 2019 alcanzó al 10,5%: tres millones de colombianos no tenían trabajo.

Crecimiento sin empleo

Esta tendencia ha sido acompañada por un efecto a mediano plazo que parece no tener reversa: desde 2011 se ha desacelerado la creación de nuevos empleos en Colombia, con el agravante de que entre 2018 y 2019 hubo una destrucción de 192.000 empleos en el país.

El “confinamiento preventivo obligatorio” ha dejado sin trabajo a muchas personas.

Gráfico 1. Tasa promedio de creación de nuevos empleos en Colombia en diferentes períodos

Fuente: elaboración propia a partir del Indicador de seguimiento a la economía de marzo del 2020

Según el Dane, la tasa de crecimiento económico en febrero de este año había sido 0,8 %, una cifra superior al mismo mes del 2019. Pero el empleo no aumentó al mismo ritmo: la tasa de desempleo en febrero fue de 12,2 % —o sea, 0,4 % por encima de febrero de 2019-.

Este fenómeno se debe sobre todo a que los sectores que más crecen en Colombia no son muy intensivos en mano de obra.

Hasta antes de 2014, el ‘boom’ de la economía colombiana se había concentrado en dos sectores -el minero y el financiero-, pero ninguno de los dos es una fuente masiva de nuevos empleos.

Es más: el sector minero-energético se estancó a partir del 2014. El sector financiero por su parte siguió siendo el de más rápido crecimiento –como lo había sido desde 2005– y su peso relativo dentro del PIB total siguió aumentando, pero hoy por hoy tan solo emplea a 14 de cada mil trabajadores en Colombia.

La preocupación se agudizó con la cuarentena: bastó una semana de confinamiento para destruir 1,5 millones de empleos; la tasa de desempleo llegó al 12,6 %.

no cuentan como desempleados.

Foto: Ministerio del Trabajo
Aquellas personas que hayan perdido su empleo y no hayan empezado a buscar uno por la pandemia no cuentan como desempleados.

Le recomendamos: Es hora de que el gobierno reconozca el desempleo

Desempleados invisibles

La tasa de desempleo solo cuenta a las personas que no tengan trabajo y que estén buscando empleo.

Pero si una persona no tiene empleo y no está buscándolo, técnicamente pertenece a la “población económicamente inactiva”, que por lo general incluye a estudiantes y a personas en periodos sabáticos.

No obstante, ante la pandemia, es probable que muchas personas que perdieron el trabajo hayan decidido esperar el regreso a la normalidad, pues la búsqueda de empleo en estas circunstancias tiene poco sentido: las oportunidades son mínimas.

Si estas personas fueran contadas como desempleados, la respectiva tasa bien podría rondar el 18% –o unos 4,5 millones de personas que no tienen un ingreso laboral mensual para sostener su hogar–.

Préstamos para la nómina

En medio de esta crisis, el Gobierno ha tomado dos grandes decisiones para evitar mayores daños al empleo.

Mediante el Fondo Nacional de Garantías, el Estado respaldará hasta el 90 % del crédito para que las empresas paguen nómina. El fiador del crédito será el Estado, el pagador más seguro del país; esto les garantiza a los bancos una alta tasa de rentabilidad.

Pero esta medida no atiende las bases del problema:

4,5 millones de personas que no tienen un ingreso laboral mensual para sostener su hogar-

El crédito juega con las expectativas sobre los tiempos venideros, y estos momentos se caracterizan por la incertidumbre.

  • Una empresa no va a tomar un préstamo sin la certeza de ventas futuras para poder pagarlo.
  • Un banco no tiene incentivos para prestar a bajas tasas de interés, porque a mayor riesgo más alta debe ser esta tasa y porque las empresas seguramente tendrán dificultades a la hora de pagar. Preferirán acumular capital —sobre todo en un momento en el que su mayor preocupación es que las deudas anteriores a la pandemia se sumen a las carteras vencidas—.

En definitiva, las medidas para salvar el empleo con crédito tendrán muy poca eficacia.

empresas sin garantías

Foto: Alcaldía de Cali
Las empresas no van a endeudarse para pagar nómina si no tienen garantía de que se reactivará su sector.

Le recomendamos: La COVID-19 disparará la pobreza: ¿qué puede hacer el gobierno?

Subsidios a la nómina

La segunda medida para proteger el empleo consiste en que el Gobierno asume durante tres meses el pago de hasta el 40 % del salario mínimo, siempre y cuando se trate de empresas formales que hayan sufrido una caída de al menos 20 % en sus ingresos durante el último mes. Pero aquí nos encontramos con otros tres problemas:

  • El primero y principal radica en que las empresas mantendrán trabajadores solo si hay posibilidades de vender; de lo contrario, sería más rentable reducir sus nóminas.
  • Además, el Gobierno no puso como condición para acceder a este subsidio que se mantengan los empleos. En consecuencia, las empresas recibirían subsidios para pagar salarios, incluso si despiden a sus trabajadores.
  • Finalmente, esta medida no beneficiará al sector informal y a sectores de la economía popular (panaderías, papelerías, ferreterías…).

En conclusión, el desempleo seguirá la tendencia negativa; es más, aumentará dramáticamente, tal vez mucho más que en otros países de la región.

La obsesión por unas finanzas sanas hace que ni siquiera en una crisis de estas dimensiones el empleo sea la prioridad.

*Economista e investigador del Grupo de Socioeconomía, Instituciones y Desarrollo (GSEID) del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID), en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional.

**Profesor de la Escuela de Economía e investigador del GSEID del CID, en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional.

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