Conectividad y desigualdad en el Silicon Valley de Latinoamérica - Razón Pública
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Conectividad y desigualdad en el Silicon Valley de Latinoamérica

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Andrea Garcia
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Colombia está lejos de ser el “Silicon Valley” que anuncia el gobierno. La pandemia expuso las brechas de conectividad; la falta de acceso a internet agrava la desigualdad*.

Andrea García Albarracín** y Ángela Gaitán Murillo***

Externado

Digitalmente tercermundistas

La COVID-19 expuso las desigualdades en conectividad; si no se atienden de manera efectiva, empeorarían la desigualdad en Colombia.

La infraestructura tecnológica es indispensable para que funcionen el emprendimiento, la economía naranja y las grandes innovaciones en tecnologías de la información.

En los últimos días volvió a despertar polémica una frase que desde 2020 ya había empezado a resonar: Colombia aspira a convertirse en el Silicon Valley de América Latina. Es una etiqueta pretenciosa, ya que Silicon Valley es el epicentro mundial de la innovación tecnológica.

Aunque sea polémico, durante la última década diferentes gobiernos han procurado un ecosistema de emprendimiento e innovación. Su meta es convertir a Colombia en un punto de referencia de emprendimiento y en un centro de innovación de la región. Hoy, este ecosistema está en la “fase 3.0” y motiva la competitividad empresarial. Estos son algunos de los proyectos que vienen intentándolo:

  • En materia regulatoria, se aprobó en 2020 la Ley de Emprendimiento. Esta ley propone un camino para estimular el emprendimiento y apoyar la creación, consolidación y sostenibilidad de las empresas. También facilita la consecución de recursos y favorece las “incubadoras”, “aceleradoras” y entidades de apoyo que alimentan este ecosistema.
  • La agencia de emprendimiento e innovación del gobierno (iNNpulsa) ha creado un portafolio de financiación: líneas de crédito, garantías financieras, crowdfunding, vehículos fiduciarios, redes de “ángeles inversionistas”, programa Aldea y a2censo, entre otros.
  • La iniciativa CEmprende coordina las ofertas públicas y privadas de apoyo. Actualmente, esta red cuenta con más de 200 entidades regionales, nacionales e internacionales.
  • Se han ofrecido espacios de capacitación: festivales de mentalidad y cultura, aprendizaje de habilidades blandas y gestión empresarial.
  • La Misión TIC 2022 se propone formar a cine mil personas en tecnologías de la información, particularmente en desarrollo de software y programación.

El emprendimiento necesita mejor conectividad

Los emprendimientos de base científico-tecnológica son el motor de la innovación. Diariamente en Colombia aparecen nuevos negocios y start-ups, algunos de los cuales son hoy reconocidos a escala mundial y regional —como Rappi, Movii, Laika o Platzi—.

De esta manera, Colombia se ha consolidado como el tercer ecosistema de fintech en América Latina, después de México y Brasil. Las empresas fintech son aquellas que prestan servicios financieros utilizando la tecnología. De acuerdo con el Fintech Radar —de Finnovista—, en 2020 el número de start-ups fintech llegó a 200; la mayoría están en Bogotá (67 %) y en Medellín (20 %).

Aunque sea polémico, durante la última década diferentes gobiernos han procurado un ecosistema de emprendimiento e innovación.

Justamente estas dos ciudades se han convertido en referentes tecnológicos:

  • En 2019, Bogotá fue la sexta ciudad más importante del mundo para la incubadora Combinator, de donde nacieron empresas como Dropbox y Airbnb.
  • En ese mismo año, el Foro Económico Mundial reconoció a Medellín como un “centro para la cuarta revolución industrial”, gracias a su programa Medellín Digital.

A pesar de los grandes avances de Colombia, la tarea de convertirla en el Silicon Valley de América Latina está lejos de cumplirse.

Si queremos lograrlo, tendríamos que fomentar el emprendimiento y hacerlo competitivo; pero, sobre todo, hay que protegerlo. También será necesario apoyar los talentos en tecnologías de la información e inteligencia artificial, así como extender la conectividad.

Para que se consuman los servicios de estos emprendimientos, hay que contar con una conexión confiable y rápida a Internet: en este punto aún falta trabajo.

Foto: Alcaldía de Bogotá - ¿Qué tan lejos estamos de ser un verdadero Silicon Valley?

Proyectos de internet fijo y móvil

Para proveer redes fijas, el gobierno se propuso conectar a toda Colombia, con preferencia por los sistemas de fibra óptica. El Proyecto Nacional de Fibra Óptica —a cargo de Azteca Comunicaciones Colombia— hace parte del Plan Vive Digital; hasta ahora ha instalado la red de fibra óptica más avanzada de América Latina, que ha llegado a 784 municipios y 2000 instituciones públicas.

En términos de conexión móvil, Colombia fue el primer país en América Latina en adoptar la cuarta generación de tecnologías móviles LTE; pero ha sido uno de los últimos en licitar la banda de 700 MHz para 4G. Cuando Colombia por fin hacía esta licitación, el mundo ya estaba dando el salto hacia la tecnología 5G.

Actualmente, la tecnología con mayor número de accesos a internet móvil es la red 4G, con tendencia a aumentar; las redes 3G y 2G han tenido variaciones negativas en los últimos trimestres. A pesar del Plan 5G Colombia, estamos lejos de disfrutar de esta tecnología. El atraso no es menor.

Hay planes piloto para extender la red 5G en la franja de 3,5 GHz; pero los actuales operadores de telefonía móvil no están contentos con las subastas de 5G programadas para los próximos años: consideran que todavía debe fortalecerse nuestra atrasada red 4G. Las quejas de los operadores móviles también podrían explicarse por los altos costos de la red 5G.

Las cifras colombianas de acceso a internet

En términos generales, la conexión fija y móvil se ha extendido; pero estamos lejos de que el 100 % de la población use internet:

Estos datos sitúan a Colombia en el promedio de la región.

La meta es que, en 2022, el 70 % de los hogares esté conectado a internet; siguiendo el Objetivo de Desarrollo Sostenible N.o 9 (Industria, innovación e infraestructura), se plantea una meta del 100 % para 2030. Pero aún estamos lejos de conseguirlo.

En términos de conexión móvil, Colombia fue el primer país en América Latina en adoptar la cuarta generación de tecnologías móviles LTE; pero ha sido uno de los últimos en licitar la banda de 700 MHz para 4G

El Índice de calidad de vida digital 2020 ubica a Colombia en el puesto 83: uno de los peores países con acceso a internet en el mundo. Esto indica que la estabilidad de internet de banda ancha en Colombia disminuyó durante la pandemia de COVID-19.

La pandemia en la Colombia digital

De acuerdo con los informes de conectividad del Ministerio de Tecnologías de Información y Comunicación, la pandemia alteró las conexiones fijas y móviles.

Durante el primer trimestre de 2020, en todo el país se redujeron los accesos móviles y aumentaron las conexiones fijas; para el tercer trimestre de 2020, las presiones y nuevas necesidades en conectividad —motivadas por el mercado laboral y el sector educativo— hicieron subir de nuevo estos indicadores.

Estos fueron algunos de los resultados más relevantes:

  • En el tercer trimestre de 2020, Colombia alcanzó los 30,4 millones de accesos móviles a internet: 1,5 millones más que los registrados en el mismo trimestre de 2019.
  • El total de accesos fijos a internet en Colombia fue de 7,67 millones: alrededor de 660.000 accesos nuevos más que en 2019.
  • La velocidad de descarga promedio nacional en internet fijo fue de 30,6 Mbps en 2020: 15 Mbps que en 2019.
  • En los estratos 3, 4, 5 y 6, esta misma cifra fue de 19,6 Mbps, lo cual supera el promedio nacional; los estratos 1 y 2 están por debajo del promedio, con una velocidad de descarga de 13,4 Mbps.

Internet por estratos y regiones

Las disparidades en la velocidad y acceso a internet se reflejan por estratos socioeconómicos y por regiones; estas brechas se hicieron mucho más visibles ante la inesperada transformación digital que exigió la pandemia.

Los departamentos de la periferia del país —Amazonas, Vichada, Vaupés o Guaviare— tienen menos accesos fijos a internet, en comparación con regiones como Quindío, Risaralda, Antioquia y Bogotá.

En esta misma línea, las diferencias de velocidad son abrumadores: la velocidad de descarga promedio para Bogotá puede llegar a los 40 Mbps; en el Amazonas, no alcanza a llegar a los 5 Mbps.

A esto se suman las dificultades de acceso en dispositivos móviles, como puede observarse en estos datos del Dane de 2018:

  • 41 % de los hogares del país posee un computador de escritorio, un portátil o una tableta, y no todos los miembros de la familia pueden usarlo al mismo tiempo.
  • Apenas el 4 % de los municipios tenían buena conectividad.
  • 63 % de los bachilleres no tenía acceso a Internet desde sus hogares.
  • En las zonas rurales, apenas 9 % de los jóvenes tenía un computador.

Estas condiciones de conectividad y acceso a dispositivos móviles afectan la educación de calidad y el trabajo remoto; pero también dificultan a los consumidores acercarse a emprendimientos tecnológicos.

El acceso puede paliar la desigualdad social

Desde hace varios años, Colombia ha intentado mejorar su emprendimiento e innovación tecnológica. No obstante, el éxito de estos esfuerzos dependerá en gran medida de que la población acceda a internet.

Para que las aplicaciones móviles, los desarrollos web y, en general, la industria del emprendimiento con base tecnológica tenga éxito, hay que motivar su demanda: es indispensable que los consumidores tengan acceso a internet y a dispositivos móviles, pero que también aprendan a usarlos.

La pandemia ha dejado en evidencia las brechas sociales de acceso a internet; si no se solucionan, perjudicarán a todos:

  • Los consumidores no accederían al desarrollo tecnológico;
  • La industria con base tecnológica que ya existe perderá clientes;
  • Muchos innovadores de las diferentes regiones del país no tendrán medios para sus proyectos.

En última instancia, se agravará la desigualdad.

Mejorar la conectividad traería oportunidades para toda Colombia: el campo de acción es bastante grande y nos enfrentamos a retos tecnológicos que exigen una inversión efectiva. De este modo se reduciría la desigualdad entre regiones y se aprovecharían nuevos talentos en tecnologías de la información e inteligencia artificial.

*Este artículo es parte de la alianza entre Razón Pública y la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia. Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras.

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