Colombia y la cuarta revolución industrial: ¿estamos preparados? - Razón Pública
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Colombia y la cuarta revolución industrial: ¿estamos preparados?

Escrito por Juan Felipe Mejía
Desarrollo de la tecnología en Colombia.

Desarrollo de la tecnología en Colombia.

Juan MejiaLa economía mundial seguirá viviendo cambios radicales como consecuencia de las nuevas tecnologías, y para adaptarse a ellos será necesario educar personas con habilidades muy distintas de las actuales. ¿Qué esperar de Colombia en este proceso?*

Juan Felipe Mejía**

Eafit

Competitividad en la nueva era

En su libro titulado La cuarta revolución industrial Klaus Schwab, fundador y presidente del prestigioso Foro Económico Mundial, hace un llamado a la comunidad internacional para que sea consciente de los cambios que ocurrirán en el sistema económico mundial en los próximos años.

El mundo ha pasado ya por tres revoluciones industriales desencadenadas por tecnologías disruptivas. Lo particular entonces no es que estemos entrando en esta nueva fase. Lo especial y desafiante del proceso radica en el hecho de que las transformaciones que presenciaremos serán –en importancia, alcance y complejidad– distintas de las experimentadas en cualquier época anterior.

De acuerdo con Schwab, una característica fundamental de esta nueva revolución industrial es la fusión de tecnologías que permitirá la integración de los ámbitos físico, digital y biológico. Distintos avances tecnológicos, como el internet cuántico, la economía colaborativa, la robótica, la inteligencia artificial, el internet de las cosas, la genómica y la biotecnología han llegado para quedarse.

¿Cómo se están preparando las economías de América Latina, y en particular la colombiana, para este inmenso reto?, ¿Cuenta el país con el capital humano que requiere para incursionar con éxito en esta nueva etapa de la historia que ofrece grandes posibilidades pero al mismo tiempo plantea una serie de desafíos importantes?

En la última edición del Reporte Global de Competitividad Colombia ocupó la posición 61 entre 138 economías analizadas. En la región nos superan en materia de competitividad Chile (33), Panamá (42), México (51) y Costa Rica (posición 54). El desempeño de Colombia ha permanecido inalterado en relación con la medición del año previo, mientras que Chile, Panamá –que avanza aceleradamente en competitividad– y México han escalado posiciones en esta importante carrera.

En otra reconocida clasificación realizada por el International Institute for Management Development (IMD) Colombia ocupó la posición 54, retrocediendo tres posiciones con respecto a la medición del año pasado. De acuerdo con el IMD, este resultado se explica en gran parte por la falta de interés del país en temas relacionados con investigación y desarrollo, además de la amplia brecha entre lo que se invierte en educación y lo requerido en materia de capital humano para ser competitivos.

Capital humano y educación

Educación en el país.
Educación en el país. 
Foto: Alcaldía Mayor de Bogotá 

La teoría económica considera la acumulación de capital humano como un factor primordial para el desarrollo. Detrás de esta afirmación se encuentra la intuición –con su respectiva evidencia empírica– que relaciona la acumulación de capital humano con el aumento de la productividad total de los factores. Por capital humano se entiende el conjunto de conocimientos, habilidades y características de los trabajadores (sean estas innatas o adquiridas) que contribuyen a su productividad.

En este sentido, tanto la calidad como la cobertura educativa que ofrezca una sociedad son importantes para potenciar su capital humano. Como lo señalaba Gary Becker, premio Nobel de Economía, la educación es la más importante inversión en capital humano. Otro destacado economista, Jacob Mincer, señalaba que, además de la transmisión e incorporación del conocimiento disponible, el capital humano se relaciona con la producción de nuevo conocimiento, aspecto crucial para el crecimiento de cualquier economía.

En la última edición del Reporte Global de Competitividad Colombia ocupó la posición 61 entre 138 economías analizadas. 

El Foro Económico Mundial clasifica a Colombia como un país en un grado intermedio de desarrollo, por lo cual debe aumentar la productividad por medio de la mejoría en diversos aspectos, entre los cuales la educación es uno fundamental. Aunque el país ha tenido avances importantes en este sentido, debe prestarse atención al hecho de que Colombia ocupa la posición 109 en el mundo en el indicador de educación primaria, y a que países como Costa Rica, Uruguay o Argentina nos superan por un muy amplio margen.

Es claro entonces que nuestro país tiene por delante retos muy importantes en materia de cobertura y calidad de la educación. Pero además debe tenerse en cuenta otro tema de gran relevancia: la pertinencia. ¿Estamos formando en Colombia personas con las capacidades que serán requeridas en la era de la cuarta revolución industrial y de la economía digital?

Distintos organismos e instituciones internacionales han venido realizando interesantes estudios acerca de las destrezas que serán necesarias en una economía que se transforma velozmente. Temas como el de las competencias académicas que se requerirán en el futuro, la visión conjunta que deben desarrollar sobre estas las universidades y el sector empresarial, las denominadas habilidades del siglo XXI y el rol del aprendizaje emocional y social a través de la tecnología son parte de la agenda de investigación de las Naciones Unidas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de universidades como el Massachusetts Institute of Technology (MIT), la Universidad de Ginebra y la Universidad de California en Berkeley, por solo mencionar algunas.

Concretamente, el estudio titulado Nueva visión para la educación del Foro Económico Mundial se refiere a una serie de conceptos que los países latinoamericanos debemos considerar si queremos lograr un proceso de inserción efectivo en la cuarta revolución industrial. Lógicamente, frente a una transformación profunda de la industria resultante de los cambios tecnológicos mencionados es indispensable que los sistemas educativos se adapten y se aseguren de enseñar a sus ciudadanos las habilidades que serán demandadas en el futuro.

Es así como, además de los denominados “conocimientos fundacionales” –entre los que se encuentran las competencias lectoras, numéricas, científicas, financieras y culturales, entre otras–, el capital humano del futuro deberá incorporar una serie de competencias e incluso rasgos del carácter que serán relevantes para realizar las labores que serán requeridas.

De acuerdo con esta línea de investigación, por competencias deben entenderse aquellas capacidades que los estudiantes deben desarrollar para resolver desafíos complejos. Se hace alusión aquí al pensamiento crítico, la creatividad, la comunicación y la colaboración. Por otra parte, las llamadas “calidades del carácter” se relacionan con la curiosidad, el liderazgo y la conciencia social y cultural que deben desarrollar los individuos a lo largo de su formación. Se erige entonces una agenda internacional de investigación relacionada con el aprendizaje socioemocional (SEL, por sus siglas en inglés).

Como lo señala el Ministerio de Educación de Singapur, el aprendizaje socioemocional es un término que hace referencia a un grupo de habilidades que permiten a los estudiantes “reconocer y manejar emociones, desarrollar el cuidado y preocupación por otros, tomar decisiones responsables, establecer relaciones positivas y manejar situaciones desafiantes de manera efectiva”.

De acuerdo con los análisis e investigaciones realizadas, es precisamente este grupo de habilidades y rasgos del carácter las que diferenciarán a los individuos de las máquinas y los robots. Muchas de las actividades relacionadas con las competencias numéricas, por ejemplo, podrían automatizarse en el futuro. No puede decirse lo mismo de las habilidades sociales y emocionales.

¿Y Colombia?

Presidente Juan Manuel Santos en el Foro Económico Mundial.
Presidente Juan Manuel Santos en el Foro Económico Mundial.  
Foto: Presidencia de la República – César Carrión 

Además de lo anterior, el hecho de que en los trabajos del futuro serán cada vez más necesarias las habilidades sociales debe llevarnos a reflexionar acerca de la pertinencia de la educación colombiana, más allá de las competencias lectoras, matemáticas y científicas.

Es indispensable que los sistemas educativos se adapten y se aseguren de enseñar a sus ciudadanos las habilidades que serán demandadas en el futuro. 

El Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES) estableció en 2008 los lineamientos para desarrollar una Política Nacional de Competitividad. Entre los principales problemas identificados en el diagnóstico se encuentran:

·         Los bajos niveles de productividad de la economía;

·         La poca sofisticación y escasa agregación de valor en los procesos productivos, y

·         La excesiva concentración de las exportaciones colombianas en un reducido número de productos primarios sin ningún tipo de transformación.

Tanto la literatura económica como la evidencia empírica demuestran que Colombia necesita con urgencia un capital humano de gran calidad. Este es fundamental para promover un cambio estructural del aparato productivo y de esa manera lograr una mayor diversificación de nuestras exportaciones.

No podemos entonces limitarnos a avanzar en materia de cobertura y calidad ni a analizar únicamente los resultados que obtengamos en las pruebas PISA. Como país debemos seguir de cerca las nuevas tendencias educativas y de aprendizaje que buscan ofrecer a los estudiantes las habilidades que necesitarán en la economía del futuro.

Como bien lo señala un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la cuarta revolución industrial y la economía digital ofrecerán oportunidades laborales nuevas y distintas. Es de esperarse, además, un aumento en la productividad de la economía como resultado de la incorporación de estos avances tecnológicos. Nos corresponde entonces ahora formar adecuadamente a los profesionales, técnicos y tecnólogos del futuro para que puedan desempeñarse en este nuevo contexto global y al mismo tiempo puedan contribuir a lograr mayor diversificación y crecimiento del aparato productivo colombiano.

*Razón Pública agradece el auspicio de la Universidad EAFIT. Las opiniones expresadas son responsabilidad del autor. 

**Doctor en Economía de la Universidad de Hohenheim Alemania y decano de la Escuela de Economía y Finanzas de la Universidad EAFIT.

 

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