En medio de una crisis geopolítica, económica, sanitaria y climática global de grandes proporciones, Colombia posee condiciones excepcionales para enfrentar los desafíos y reducir su vulnerabilidad. El gobierno que hoy comienza es su mayor esperanza.
Gustavo Wilches-Chaux*
Vaticinios que se cumplen
Este artículo es la repetición actualizada de otro artículo que ya había publicado hace diez años en esta misma revista.
El título de ese artículo es Lo primero es lo primero: Colombia tiene con qué, y quien lo vuelva a leer se ahorraría la lectura de este de hoy, si no fuera porque las cosas han cambiado mucho desde entonces, desafortunadamente para mal.
Lo que en ese momento se percibía como un escenario indeseable, hoy es una realidad que en muchos aspectos ha superado la peor previsión.
Economía y geopolítica
Ya en ese momento se advertía sobre la inminencia de una depresión económica global, la cual, como sabemos, es un hecho que hoy afecta a todo el planeta (incluyendo los bolsillos de los colombianos) como consecuencia de la concatenación de la crisis climática con la pandemia del Covid-19 y con todos los impactos que esa trenza nefasta ha traído y seguirá trayendo para todos los países del mundo.
Otro aspecto, derivado del anterior, es la que en ese momento también se advertía como indeseada posibilidad, pero que hoy constituye una aterradora probabilidad: la de que se desate una guerra nuclear entre las grandes potencias. Desde la crisis económica global de 2008-2009 se venía advirtiendo sobre La necesidad de una recesión planificada, e inevitablemente se recordaba que las dos Guerras Mundiales del Siglo XX fueron la solución a la que acudió el sistema económico mundial para superar las depresiones económicas que las precedieron.
Colombia tiene una gran cantidad de ventajas comparativas que, debidamente aprovechadas, nos pueden ayudar a reducir la vulnerabilidad global de nuestros territorios frente a los impactos de esta crisis que ya llegó.

Hoy basta estar medianamente informado para darse cuenta a través de cualquier noticiero, de cómo se van agudizando hora a hora las tensiones entre Estados Unidos, Taiwán y Japón de un lado, y China del otro; entre los países de la Comunidad Europea y Rusia ya no solamente por la invasión a Ucrania sino por la alta dependencia de “occidente” de los suministros de gas ruso y de granos e insumos agrícolas producidos en esos dos países en guerra. Y de cómo se están recalentando otros conflictos existentes desde hace décadas, como el palestino-israelí.
Cambio climático
El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) publicó hace poco los resultados de una investigación donde expertos de distintos países analizan algunos escenarios de futuro relacionados con la crisis climática y su concatenación con los problemas económicos y geopolíticos que mencioné más arriba.
La BBC resumió esta investigación bajo el título La advertencia científica sobre el riesgo de la extinción humana por una catástrofe climática, y los interesados pueden acceder desde allí al estudio completo de MIT.
Nuevamente: basta seguir las noticias de estos días, para ver cómo la crisis climática está golpeando a todos los continentes: Incendios en Europa y en California; “Francia y España obligadas a restringir el consumo de agua debido a la sequía”; Aumenta el drama de los migrantes ambientales en América del Sur.
Por supuesto si estos extremos en materia climática se siguen repitiendo o se intensifican —como, infortunadamente, parece lo más probable— y, peor, si a esto se sumara una guerra entre potencias que desemboque en ataques nucleares, ningún territorio del planeta -incluida Colombia- podría “blindarse” de los impactos de toda índole que acarrearía ese mega-desastre global. Pero aquí es donde volvemos al artículo madre de este:
Lo primero es lo primero: Colombia tiene con qué.
Colombia tiene una gran cantidad de ventajas comparativas que, debidamente aprovechadas, nos pueden ayudar a reducir la vulnerabilidad global de nuestros territorios frente a los impactos de esta crisis que ya llegó.
En este momento, la principal ventaja es que acaba de asumir la presidencia el Pacto Histórico, proyecto encabezado por Gustavo Petro y Francia Márquez, que cuenta con un gran apoyo popular y multisectorial, y con gran interés de la comunidad internacional. Los objetivos explícitos e implícitos del nuevo gobierno apuntan a lo que el país debe fortalecer para reducir esa vulnerabilidad. Retomo el artículo anterior:
- “Ordenar el territorio alrededor del agua”, lo cual incluye garantizar nuestra autonomía y soberanía hídrica. Esto es: la disponibilidad y el acceso al aguaen la cantidad y con la calidad necesarias para satisfacer las necesidades de los millones de habitantes del país; las necesidades de la producción y las de los miles de especies no humanas que también habitan y forman parte integral del territorio y de las cuales dependen la integridad y la biodiversidad de los ecosistemas. Esto es extensivo a la autonomía energética, que se puede alcanzar sin afectar los Derechos Fundamentales de los ecosistemas y las comunidades, estrechamente ligados entre sí.
- Fortalecer la resiliencia climáticade todos los territorios colombianos que comprenden ecosistemas, comunidades e institucionalidad, lo cual se logra en estrecha alianza con esos ecosistemas y con los seres que los conforman y que son parte de nuestra biodiversidad. Esto incluye también reconocer al agua y en general a la naturaleza, como sujeto de derechos. Lo cual más allá de cualquier debate filosófico o jurídico, es la base de la Gestión Integral del Riesgo de Desastres con Enfoque de Derechos.
- Garantizar la seguridad, la soberanía y la autonomía alimentaria.Aprovechar la capacidad del territorio colombiano para producir, por lo menos, los alimentos que los habitantes necesitamos para garantizar una nutrición adecuada. Precisamente hoy 8 de agosto el líder campesino y Senador del Pacto Histórico Robert Daza debe estar radicando el Proyecto de Ley mediante el cual se formula el Plan Nacional de Agroecología, que no es solamente una técnica para cultivar, sino una propuesta de la Colombia Posible, de la cual ya existen muestras concretas, como -entre muchas otras- la que desde hace más de una década adelanta Asprocig en el Bajo Sinú.
- Cultivar nuestra identidad con los territorios urbanos y rurales de los cuales formamos parte, a partir de la valoración de las múltiples expresiones de nuestra biodiversidad, lo cual coincide con ese lema y objetivo del Pacto Histórico de consolidar a Colombia como una Potencia Mundial de la Vida, y que incluye el logro de “la Paz Total”, no solamente entre los seres humanos sino con la naturaleza, entendida no como una cosa sino como un actor decisorio. También forma parte de “La Paz Total” la capacidad de transformar pacíficamente los conflictos de distintos tipos existentes entre actores y sectores con intereses contrarios, pero que pueden encontrar puntos comunes en los cuales coincidir. De esto también hay ejemplos en varios territorios del país.
La clave para lograr todo lo anterior es convertir en una verdadera simbiosis la relación -hoy tan inequitativa- entre la Colombia urbana y la Colombia rural.
Lo mejor de todo esto es, primero, que no hay que empeñarse en la difícil tarea de convencer al Estado de que estas deben ser hoy las prioridades del país, porque de esto está convencido el Pacto Histórico y con eso ganó las elecciones.
Y segundo: que no se trata de propuestas utópicas de lo que se podría lograr, sino de convertir esos gérmenes de futuro -esas Esporas de Esporanza– que ya existen en territorios concretos, protagonizadas por comunidades concretas, en políticas públicas de efectivo cumplimiento por parte del Estado y de la sociedad en general.
Vamos a ver.
1 Comentario
[…] Afortunadamente, en Colombia existe un potencial inmenso. Tenemos una gran cantidad de experiencias en diversos campos de la vida. Hay comunidades, grupos y personas construyendo (muchas veces con las uñas) una serie de dinámicas verdaderamente alternativas en economía campesina y agraria, economía popular, educación para la vida, salud preventiva y alternativa, agroecología ambiental, y otra gran cantidad de actividades relacionadas. […]