Desconcierto en el mundo, pero también acciones inmediatas para salvar el proceso. Este conflicto tiene implicaciones para nuestros vecinos, que han sido decisivos en la búsqueda de paz pero que ahora ven revivir sus temores fronterizos con Colombia.
Socorro Ramírez*
Una presencia activa
El apoyo internacional ha sido el soporte de las conversaciones entre el gobierno y las FARC a lo largo de cuatro años, fue un factor clave para llegar al Acuerdo, y también se había previsto un papel destacado y sensitivo para él durante el post-acuerdo.
Ahora, con el Nobel de Paz para Juan Manuel Santos, ha aumentado la esperanza de salvar lo avanzado. Si esto se consigue habrá que revalidar el apoyo internacional, en particular el de los latinoamericanos, que ha sido decisivo para el Acuerdo.
Desde su fase de arranque y a largo de la negociación, el proceso entre el gobierno y las FARC ha ido sumando apoyos. En el preanuncio del acuerdo el 23 de junio de este año en La Habana estuvieron presentes el secretario general, los presidentes de la Asamblea y del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los enviados especiales de la Unión Europea y de Estados Unidos y seis presidentes de América Latina (de Cuba, Venezuela, Chile, México, El Salvador y República Dominicana, que preside la Celac).
El número de mandatarios latinoamericanos aumentó a quince, en Cartagena el pasado 26 de septiembre con ocasión de la firma del Acuerdo Final, donde estuvieron además muchos altos funcionarios de la ONU y la OEA como de otros organismos multilaterales.
El apoyo no se h reducido a declaraciones sino que incluye soportes muy concretos. El presidente Barack Obama pidió al Congreso de su país recursos para el paso del Plan Colombia al Paz Colombia, centrado en víctimas, justicia, desminado, desarrollo rural, incorporación de exguerrilleros, acción contra las drogas y el crimen organizado. Y con sus pares de Canadá y México, Obama ofreció respaldar la misión de la ONU y el desminado, al cual también se vincularon Argentina y Brasil.
La Unión Europea está comprometida con el desminado y creó un fondo fiduciario para el post-acuerdo, sobre todo para proyectos de restitución de tierras y generación de ingresos para pequeñas y medianas empresas rurales; además sacó a las FARC de su lista de organizaciones terroristas.
Repercusiones del No
![]() Representantes nacionales e internacionales en los procesos de paz en la Habana. Foto: Facebook Juan Manuel Santos |
La victoria del No congeló los apoyos (el presidente del Consejo de la Unión Europea dijo que suspende el fondo de 585 millones de euros para implementar el Acuerdo).
Pero este resultado inesperado también ha suscitado iniciativas proactivas: por ejemplo, el secretario general de la ONU, el gobierno de Estados Unidos y la Unión Europea han enviado a sus representantes especiales para ayudar a las partes a encontrar salidas.
Los resultados del plebiscito agudizan la incertidumbre regional.
El Nobel para Santos representó la renovación del apoyo internacional. La presidenta del Comité que lo entregó dijo que el Acuerdo nos ha acercado a la solución pacífica de una “guerra civil” de medio siglo y que -como el proceso no está terminado – el premio se concede solo a una de las partes en negociación, precisamente a la parte que necesita la fuerza para anclar su posición y lograr “la paz, la reconciliación y la justicia en Colombia”.
El Acuerdo de paz había perfilado una esperanza regional, con el plebiscito del 2 de octubre, pasó a reflejar lo que han demostrado las últimas elecciones y acontecimientos en distintos países de América Latina: sociedades divididas por estamentos políticos polarizados.
Esa fragmentación ocurre en países como Colombia, Perú o México, que han estado al margen del llamado “giro a la izquierda”, pero también en los países que lo han encarnado y ahora lo ven diluir: Brasil, Argentina y Venezuela. Esto se ha reflejado en las reacciones ante el Acuerdo entre el gobierno y las FARC, y ahora con los resultados del plebiscito, como se puede ver en la prensa regional y, sobre todo, en la venezolana.
El proceso y América Latina
Los resultados del plebiscito agudizan la incertidumbre regional y esta, a su vez, afecta el proceso de paz colombiano. Con el giro de la política exterior nacional de hace seis años, cuando Santos le dio prioridad a la relación con América Latina y el Caribe que por entonces vivía una “época de oro”, el gobierno facilitó el arranque de los diálogos con las guerrillas colombianas.
Este giro se tradujo en el restablecimiento de nexos oficiales con los gobiernos vecinos y en la activa vinculación a los organismos de acercamiento regional: Unasur y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Por su parte, Hugo Chávez en sus últimos años ayudó a convencer a las FARC de la inutilidad de la lucha armada y la necesidad de negociar, mostrando cómo exguerrilleros y agrupaciones de izquierda ganaban elecciones en buena parte de la región.
En medio de las tensiones de la última cumbre de la Celac, lo que produjo no solo consenso sino entusiasmo fue el avance de las negociaciones de paz en Colombia y su petición al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que la misión política de verificación del cese bilateral y definitivo del fuego fuera conformada por miembros de este organismo. Así fueron llegando a Colombia argentinos, chilenos, paraguayos, uruguayos, salvadoreños, guatemaltecos, mexicanos y bolivianos para preparar la misión sobre el terreno.
Ahora la ONU debe revisar cuánto tiempo puede permanecer en el país con el Acuerdo paralizado. En caso de desbloquearse la situación, la ONU debe definir un asunto complicado: si acepta el ofrecimiento de Nicolás Maduro de enviar 100 venezolanos como parte de los 500 miembros de la misión (350 observadores militares no armados y 150 civiles), pues países colindantes no suelen hacer parte de esas tareas y menos si tienen litigios territoriales o políticos con su vecino. Además, ante el triunfo del No, Maduro ordenó acciones militares en la frontera por temor a la reanudación del conflicto.
En cambio, luego del plebiscito, los cancilleres de Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay y Uruguay firmaron un comunicado donde felicitan al gobierno colombiano y a las FARC por “su compromiso con el cese de fuego”, celebran la convocatoria de Santos a todas las fuerzas políticas y expresan el “decidido y renovado compromiso” de acompañar “las tareas de construcción de esta paz” que redunden en “mayor prosperidad y unidad para esta nación y toda nuestra región”.
Los temores fronterizos
![]() Crisis fronteriza entre Venezuela y Colombia. Foto: Wikimedia Commons |
El Sí ganó en la mayor parte de embajadas y consulados colombianos en el mundo y de departamentos fronterizos. Pero el No ganó en dos departamentos colindantes con Venezuela y donde se concentra la confrontación armada: Arauca y Norte de Santander.
Aprovechando el encuentro del presidente Santos con autoridades departamentales y municipales en Bogotá, se reunieron (el pasado 5 de octubre) los gobernadores de Nariño, Cauca, Putumayo, Chocó y La Guajira, así como 24 alcaldes de las zonas más golpeadas por la guerra que le dijeron Sí a los acuerdos de paz.
En su declaración conjunta señalan que reciben ese Sí como mandato, obligación y responsabilidad de persistir en la búsqueda de la paz sin más dilaciones, y piden que el cese bilateral del fuego se mantenga y se oiga la voz de los territorios que han sido víctimas.
Es importante la disposición de coordinar sus iniciativas desde los territorios más afectados y su intención de comunicarse con sus contrapartes al otro lado de la línea limítrofe, pues aumentan los temores de los países colindantes ante lo que perciben como incertidumbre e inestabilidad después del triunfo del No.
En estas zonas fronterizas, ya desde las negociaciones en La Habana, se han fortalecido algunos temores:
- Que el Estado colombiano no llegue a aquellos territorios donde se ha concentrado la confrontación armada y que aparezca un reemplazo de las FARC en ambos lados de la línea limítrofe.
- Que la situación local se agrave por las divergencias entre los gobiernos y por los problemas de los países vecinos, en especial los venezolanos, y sus efectos económicos, de seguridad e institucionales.
- Que la difícil situación de cada país impida enfrentar en forma conjunta los flujos ilegales transfronterizos que han alimentado a los grupos irregulares. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la disidencia de las FARC que se ubica en la triple frontera amazónica de Colombia con Venezuela y Brasil, donde existe una zona de minería ilegal de oro y coltán.
La búsqueda de una salida a la incertidumbre colombiana es una oportunidad para cimentar una vecindad cooperativa que prevenga y enfrente los riesgos siempre latentes, y aproveche el fin de la acción armada guerrillera para atender las zonas fronterizas con graves problemas.
*Cofundadora de Razón Pública. Para ver el perfil de la autora, haga clic en este enlace.