Colombia y África: es hora de reencontrarnos | Razón Pública 2023
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Colombia y África: es hora de reencontrarnos

Escrito por Pastor Murillo

Los países de Occidente han explotado y olvidado al África, pero llegó la hora de resignificar nuestras relaciones con ese continente e intentar la unificación de su diáspora.

Pastor Murillo*

La población más grande del mundo

África y su diáspora conforman el grupo étnico más grande del mundo: alrededor de 1600 millones de personas, muchas de las cuales ocupan territorios que albergan grandes riquezas naturales y gozan de posiciones geográficas favorables para el comercio.

Hasta ahora, Occidente y gran parte del Sur global parecían ignorar esta realidad, con excepción de Cuba que incluso ha combatido por la descolonización de África y tiene en dicho continente el principal referente de su diplomacia sanitaria. Más recientemente, Brasil se ha sumado para reestablecer nuevas relaciones con África. Europa y Estados Unidos están dando los primeros pasos.

En el ámbito multilateral, diversas acciones de la ONU denotan un mayor interés de conectar a África y su diáspora, como el Foro Permanente sobre los Afrodescendientes, que lucha contra el racismo sistémico.

Este escenario es propicio para concertar un nuevo paradigma en las relaciones internacionales que supere el desdén hacia el Continente africano, y hacia su diáspora, basado en los rezagos del colonialismo y su heredero el racismo mediante la adopción de medidas de reparación histórica, entre otras.

Potencia mundial en ciernes

Con la Agenda 2063 que impulsa la Unión Africana desde 2013, África se proyecta hacia el futuro. El continente intenta superar los rezagos del colonialismo, mejorar la cooperación para el desarrollo sostenible, afirmar su soberanía y promover la cooperación internacional.

África tiene con qué. Para comenzar, cuenta con la tercera población después de India y de China, y es la única región que aún tiene un bono demográfico, por poseer la población más joven del mundo, que sitúa al Continente en una posición favorable para la producción y el consumo. Para 2050 se proyecta una población de 2.500 millones de personas.

África y su diáspora conforman el grupo étnico más grande del mundo: alrededor de 1600 millones de personas, muchas de las cuales ocupan territorios que albergan grandes riquezas naturales y gozan de posiciones geográficas favorables para el comercio.

Entre 2009 y 2019, antes de la pandemia, el PIB de África aumentó una media del 4 % anual. En 2020, seis países africanos figuraban en la lista de los diez con más rápido crecimiento económico del mundo —con énfasis en Etiopía y Ruanda—.

El Área de Libre Comercio de África (AfCFTA), vigente desde enero de 2021, es la más grande del mundo.  Tiene un PIB de 3,4 billones de dólares. La tendencia a largo plazo muestra que los países africanos son destinos de inversión cada vez más atractivos, en especial en telecomunicaciones, tecnología de la información, agronegocios, energías renovables, salud, educación, infraestructura y microcrédito.

Respecto de la geopolítica, basta destacar el peso de sus 54 países en Naciones Unidas y otros organismos multilaterales de los que forman parte los países africanos. En América, Brasil y el CARICOM han sacado provecho de ese activo.

Una nueva relación

Históricamente, la mirada de occidente hacia África se reducía al colonialismo y al extractivismo. En efecto, varios países europeos han reconocido su responsabilidad histórica en la desestructuración del continente por causa del colonialismo y la trata trasatlántica de esclavizados.

El golpe de realidad de la crisis migratoria que afecta a Europa y que tiene entre sus principales países de origen a varios de África Subsahariana, se ha convertido en el principal combustible para el resurgimiento del etnonacionalismo y del fascismo.

Ahora, después de la invasión de Rusia a Ucrania, la Unión Europea se muestra desconcertada porque no encuentra la solidaridad que espera de algunos gobiernos africanos. Así, consciente de que Rusia y China han tomado ventaja en África, Europa reacciona con el anuncio de una inversión de alrededor de 150 mil millones de euros en los próximos años y da señales de querer redefinir su relación con África. También se constata el deseo de la Unión Europea de edificar un nuevo paradigma, que incluye su disposición de enmienda o reparación por los hechos del pasado.

Por su parte, Estados Unidos, que alberga alrededor de 50 millones de afrodescendientes, había realizado una cumbre en Washington en el gobierno de Obama, con los jefes de Estado y de Gobierno del África, pero incumplió sus compromisos tras la elección de Donald Trump. El gobierno de Biden ha retomado el rumbo con una cumbre realizada en diciembre de 2022 que contó con 49 mandatarios africanos. La administración Biden-Harris se comprometió invertir al menos 55 mil millones de dólares en África durante los próximos tres años, lo que pone en evidencia el entendimiento de este gobierno sobre la importancia de la relación con África y de su intermesticidad.

Brasil, un caso emblemático

A diferencia de las experiencias descritas, Brasil, que cuenta con más de 110 millones de afrodescendientes (alrededor del 55 % del total de su población) representa un caso emblemático en su política exterior hacia África, en particular bajo la visión de Lula.

Basta decir que, entre 2003 y 2009, Lula visitó 29 países africanos —algunos más de una vez— y siempre acompañado de un séquito de empresarios y emprendedores, con perspectiva étnico-racial, lo que le ha dado grandes ventajas económicas, geopolíticas y culturales.

Según la Secretaría de Comercio Exterior del Ministerio de Economía, las exportaciones de Brasil al continente africano pasaron de un 10 % en 2004 a un 30 % en 2014. Para 2001, las inversiones de Brasil en África sumaban 69 mil millones de dólares. En 2009, esta cifra había llegado a 214 mil millones.

Lula impulsó la Cumbre América del Sur-África (ASA), la instalación de una oficina para la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA) en Ghana, la fábrica de antirretrovirales en Mozambique, una finca modelo para producir algodón en Malí y la Universidad de Integración Internacional de Lusofonia Afro-Brasileira (UNILAB), con la mitad de los cupos para estudiantes africanos. Tales acciones son muestras elocuentes de una política exterior asertiva.

En 2021, Brasil y el continente africano tuvieron un comercio total de 15.911 mil millones de dólares. En 2022, los intercambios bilaterales sumaron 17.254 millones, con un aumento de 36,9 % respecto de 2021.

Las exportaciones brasileñas al África aumentaron un 42,3 %, para un total de 10. 446 mil millones de dólares, y las importaciones de Brasil aumentaron un 27,1%, con valor de 6.808 mil millones de dólares. No obstante, este crecimiento está lejos del récord histórico registrado en 2013, cuando el flujo de exportaciones-importaciones sumó 28.465 millones de dólares.

Colombia hacia una nueva relación con África

Después de Brasil y de Estados Unidos, Colombia es el país no africano con  la comunidad más grande de afrodescendientes, más de diez millones de personas, de las cuales 4,7 se reconocen como tales.

Con una política explícita en el proyecto de Plan Nacional de Desarrollo, el nombramiento de varios embajadores afrodescendientes y una gira de la vicepresidenta Francia Márquez a Sudáfrica, Kenia y Etiopía, en el África Subsahariana, con una delegación que incluye al Canciller Álvaro Leyva, Colombia quiere mejorar sus relaciones con África. En efecto, con excepción de Samper quien visitó Sudáfrica y Senegal en 1997, los gobiernos no solían mirar hacia África.

Desde África hacia Colombia, conviene mencionar dos hechos: a mediados de 2001, el vicepresidente de Sudáfrica Jacob Zuma —quien luego gobernaría su país entre 2009 y 2014— visitó Colombia con una numerosa delegación que incluía 19 funcionarios con rango de ministros. Para entonces, el principal producto que importaba Colombia desde Sudáfrica eran municiones, alrededor del 60 % del consumo nacional provenía de dicho país. El vicepresidente Zuma trajo en su portafolio las preocupaciones de su gobierno por la penetración del narcotráfico desde Colombia y el interés de Sudáfrica por tejer lazos con la comunidad afrodescendiente, tal como se constató en su agenda.

Históricamente, la mirada de occidente hacia África se reducía al colonialismo y al extractivismo. En efecto, varios países europeos han reconocido su responsabilidad histórica en la desestructuración del continente por causa del colonialismo y la trata trasatlántica de esclavizados.

Foto: Secretaría de Cultura de Bogotá - Colombia tiene la tercera comunidad más grande de afrodescendientes fuera de áfrica, después de Brasil y Estados Unidos.

El otro hecho importante fue la muy representativa participación de líderes africanos en la Tercera Cumbre Mundial de Alcaldes y Mandatarios Africanos y Afrodescendientes en 2013 promovida por la Asociación de Alcaldes de Municipios con Población Afrodescendiente (AMUNAFRO). La Cumbre produjo la “Declaración y plan de acción de Cali y Cartagena sobre Africanos y Afrodescendientes”, que incluye acciones y estrategias para mejorar las relaciones entre las partes.

A dicha cumbre asistieron más de 20 alcaldes africanos, incluido Alfred Vanderpuije, alcalde de Accra, capital de Ghana, quien en 2015 fue elegido presidente de la Alianza Global de Alcaldes y Mandatarios Africanos y Afrodescendientes. El señor Vanderpuije, quien regresó a Colombia en otras dos oportunidades, estaba empeñado en conectarnos con el continente africano.

Cabe anotar que en la actualidad las exportaciones de Colombia al África no llegan al 1 % del total de las ventas del país al mundo.

“Panafricanismo por la dignidad, la Justicia y la Paz”

El panafricanismo es uno de los temas centrales a debatir en la Segunda Sesión del Foro Permanente sobre los Afrodescendientes de Naciones Unidas que se hará en Nueva York del 30 de mayo al 2 de junio de este año.

Ese foro será otra manera de avanzar en la reconstrucción del puente entre africanos y afrodescendientes, mediante un tratado de libre comercio sui generis, que resignifique el comercio triangular y conecte a África y la diáspora africana para la prosperidad y la adopción de una “Declaración de la ONU sobre la Promoción, Protección y Pleno Respeto de los Derechos Humanos de los Afrodescendientes”, que incluya reparación.

La posibilidad de una Cumbre Mundial sobre Afrodescendientes, a instancias de la ONU, y AfroExpo 2024, podrían ser escenarios propicios para avanzar en los consensos.

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