Sin mucho ruido se está cumpliendo un siglo de una de las revistas pioneras de la cultura en Colombia. Aunque Voces siempre se ha asociado con el “sabio catalán” Ramón Vinyes, hay otros personajes olvidados que estuvieron detrás de su éxito.
Diana Galindo Cruz*
El legado
Prácticamente inadvertida pasó la conmemoración de los cien años de Voces, la revista fundada en 1917 en Barranquilla como resultado de una serie de tertulias organizadas por Enrique Restrepo, Julio Gómez de Castro y Héctor Parias con el catalán Ramón Vinyes. En sus páginas se publicaron los autores colombianos más relevantes de su tiempo, participaron escritores extranjeros y se presentaron por primera vez traducciones al español de diversas obras desconocidas en el país.
El mérito de Voces estuvo en poder conjugar en un mismo espacio importantes figuras del campo literario y cultural pero, más que nada, en su continuidad. Desde el 10 de agosto de 1917 hasta el 30 abril de 1920 el público lector tuvo 60 números que aparecían cada diez días –con una regularidad pocas veces interrumpida– en folletos de 48 páginas con un formato de un dieciseisavo.
Germán Vargas, quien en 1977 preparó una antología de los textos publicados en Voces, señala en el prólogo de esta que la revista fue comentada en Argentina, Chile, México, Perú, Venezuela y los países centroamericanos, en una época de publicaciones seriadas culturales de la talla de Azul (México) y El Mercurio de América (Argentina).
Al esfuerzo de Germán Vargas se sumó el trabajo del escritor Ramón Illán Bacca, quien tuvo la idea de reeditar íntegramente la revista, un proyecto financiado por la Universidad del Norte en 2003, que implicó la consulta de distintas instituciones con el fin de conseguir la colección completa. La Biblioteca Nacional de Colombia, por su parte, cuenta con varios números de la revista gracias al ingreso a esta de la colección particular del político y escritor Germán Arciniegas, la cual es hoy uno de sus Fondos Especiales.
¿La revista de Vinyes?
![]() Ramón Vinyes, escritor y librero Catalán. Foto: Alcaldía de Barranquilla |
Voces es una referencia obligada cuando se menciona al catalán Ramón Vinyes, quien suele reconocerse como la piedra angular del llamado “grupo de Barranquilla”, del cual hicieron parte figuras como Alejandro Obregón, Álvaro Cepeda Samudio y Gabriel García Márquez.
Probablemente fue Germán Vargas quien marcó esta impronta al señalar a Vinyes como el “autor intelectual” del proyecto de la revista. En el prólogo de su compilación, Vargas afirma: “No existe la menor duda acerca de que el verdadero inspirador, el director de hecho de Voces era Ramón Vinyes, y así se ha reconocido siempre en Barranquilla, donde se habla, sencillamente, de ‘la revista de Vinyes’”.
En sus páginas se publicaron los autores colombianos más relevantes de su tiempo.
Después de esto, los escritos sobre Voces tendieron a repetir la exaltación de la figura de Vinyes, ocupándose de perfilar al autor y de recordar una y otra vez su relación con Gabriel García Márquez y su eternización como “el sabio catalán” de Cien años de soledad. Sin embargo vale la pena preguntarse no tanto quién era el verdadero director de la revista, pero sí de dónde viene la trascendencia de la figura de Ramón Vinyes, y cómo esto pudo haber viciado los acercamientos críticos a Voces.
Eduardo Bermúdez Barrera, en su artículo “Voces y la mitomanía sobre el sabio catalán”, critica la necesidad de encontrar una figura deslumbrante y omnisapiente que cohesionara la idea de un germen creativo del “grupo de Barranquilla” imbuido por el realismo mágico, y que tuviera su glorioso origen en la revista Voces. Pero se sabe que la denominación de este grupo fue una invención del crítico francés Jacques Gilard, quien aprovechó la coincidencia de artistas y literatos en la Barranquilla de principios de siglo XX para forzar la idea de la existencia de un proyecto cohesionado bajo la tutela de Vinyes.
Por eso Bermúdez invita a revisar con mayor cuidado cuál fue el aporte de Vinyes a la revista y a también tener en cuenta las figuras de Enrique Restrepo y Julio Enrique Blanco, quienes pudieron haber escrito varios de los textos anónimos publicados en Voces y que suelen atribuirse a Vinyes.
El caso de Parias
![]() Edificio Biblioteca Nacional en 1938. Foto: Biblioteca Nacional de Colombia |
Yo propongo también una mirada a la revista desde otro personaje: Héctor Parias, cuyo seudónimo fue Hipólito Pereyra. Aunque sus creaciones literarias no fueron grandiosas ni se puede decir que fuera el eje en torno al cual se desarrolló el proyecto, es posible que su participación en Voces haya sido sistemáticamente silenciada debido a las circunstancias de su muerte, lo cual ayudó a fortalecer la idea de que Vinyes fue el verdadero (y único) artífice.
Aunque el mismo Germán Vargas se refiere a Parias como “uno de los más extraños e ignorados casos, en la literatura y en la vida, de nuestra historia literaria nacional”, lo cierto es que él mismo contribuyó a desestimar la participación de Parias en este proyecto, al nombrarlo apenas como partícipe de las tertulias e impresor de la revista. No obstante, Parias fue realmente el director durante gran parte de la existencia de Voces.
Pero detrás del nombre de Parias hay una historia que involucra dos asesinatos, el de Pedro Pastor Consuegra, director del periódico La Nación, y el de Parias mismo. Aunque la historia tiene versiones contradictorias, se dice que Parias envió un telegrama al presidente Pedro Nel Ospina en el cual dejaba muy mal parado tanto al periódico (que tildó como “una cueva de liberales”) como a Consuegra.
Los escritos sobre Voces tendieron a repetir la exaltación de la figura de Vinyes.
El telegrama se hizo público y dio pie a la enemistad entre los dos personajes. El 5 de octubre de 1925 ambos coincidieron en el teatro Cisneros, donde al parecer Consuegra confrontó a Parias y ambos desenfundaron sus armas, lo que llevó a la muerte del primero. Parias fue encarcelado y, tras recibir varias amenazas de muerte, fue asesinado en su celda mientras dormía, el 10 de enero de 1926. Ante las acusaciones de un complot para acabar con la vida de Parias que involucraba a las autoridades judiciales, comenzó a circular la hipótesis de que este en realidad se había fugado de la cárcel y se había embarcado hacia el extranjero, con paradero desconocido. Esto aumentó la confusión y el descrédito del personaje.
Este caso ha sido recogido por Francisco Héctor de Parias Glen y José A. Nieto Ibáñez en el libro La tragedia del teatro Cisneros, donde el hijo de Parias procura documentar el hecho y contradecir las versiones que señalan a su padre como un asesino a sangre fría, al tiempo que denuncia el complot en su contra y reclama su reconocimiento como periodista y literato, además de legítimo director de la revista Voces.
Por su parte, en entrevista titulada “Un hora con Enrique Restrepo” y publicada en Lecturas Dominicales del 26 de septiembre de 1926, pocos meses después de la desaparición de Parias, este desacredita a Parias en distintos momentos del texto. Menciona las tertulias organizadas en su casa y enumera a los visitantes habituales, entre quienes se encontraba Blanco, para después señalar que “ocasionalmente” los visitaba Hipólito Pereyra (Parias), de quien dice: “Hipólito jamás había soñado con meterse a literato; la literatura fue otra “pose” de que se sirvió para espantar a los burgueses”.
Restrepo asegura que Voces “nació como idea de Gómez de Castro (primer director) y Vinyes, para vivir luego agonizando durante sesenta números” (recuérdese que Parias fue su director del número 13 al 60), y luego señala que: “La edición fue siempre feísima, execrable, pero al contenido lo animaron siempre nuestros entusiasmos y apasionamientos juveniles” (se sabía que Parias era su impresor). Para terminar dijo que la revista: “Tuvo sus crisis pecuniarias forzadísimas y en una de ellas la tomó por su cuenta Hipólito Pereyra, que había adquirido una imprenta, convirtiéndose en director-editor”.
En esta entrevista, citada en distintas ocasiones por investigadores de Voces, se presenta a Vinyes como el animador del grupo, e incluso Restrepo se presenta a sí mismo como el descubridor de Vinyes.
Este esfuerzo por minimizar la participación de Parias en la revista en el momento en que flotaba en el aire la sospecha de su fuga nos lleva a preguntarnos: ¿fue este un esfuerzo por mantener el legado de Voces ajeno a esta polémica? ¿Se fijó una versión del pasado de la revista que minimizó la participación de Parias debido al escándalo de su desaparición?
No se puede ignorar el hecho evidente de que la participación de Vinyes en Voces tiene mucho peso. A título personal es el escritor que más publicó en la revista, con 37 textos, seguido por Héctor Parias, con 26 publicaciones (a nombre de Hipólito Pereyra). Mientras la gran mayoría de textos de Parias son poemas, los textos de Vinyes se acercan más a la crítica literaria y a la reflexión filosófica. Por eso no pretendo argumentar que fue poca la importancia de Vinyes para Voces, sino que la revista fue un esfuerzo grupal y que así se debe recordar.
Jacques Gilard llegó a decir que “nunca hubo la menor duda: la revista era cosa de Vinyes”. Sin embargo, el centenario de Voces puede ser una buena ocasión para darle una segunda lectura a esta afirmación.
* Profesional en Estudios Literarios de la Universidad Javeriana, magister en Museología y Gestión del Patrimonio de la Universidad Nacional de Colombia.