¿ China será el nuevo centro geopolítico en 2021? - Razón Pública
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¿ China será el nuevo centro geopolítico en 2021?

Escrito por Carlos Alberto Patiño
Carlos Alberto Patiño

Mientras que los países asiáticos ganan liderazgo en ciencia, tecnología y poder comercial, Estados Unidos y occidente parecen quedar relegados.

Carlos Alberto Patiño*

Cambios geopolíticos

La actual pandemia será un punto de inflexión histórico, tan importante como la pandemia de 1918, las guerras mundiales o el periodo entre 1989 y 1991.

Desde una perspectiva geopolítica global, en 2020 han ocurrido varios hechos que pueden tener un papel central en el futuro inmediato, y que dejan entrever posibles cambios de liderazgo entre los países en el corto plazo.

Mientras que los países asiáticos y China, en particular, han ganado cada vez más importancia, el gobierno de Donald Trump ha mostrado la fragilidad del liderazgo de Estados Unidos.

El control del virus

Esta es la primera vez en la historia que todos los gobiernos del mundo asumen un estado de alarma, cuidado y contención. Incluso los líderes más negacionistas, como Donald Trump o Aleksandr Lukashenko, acabaron desbordados por la realidad y el enorme número de muertos.

Esto ha permitido comparar las prioridades de los gobiernos y su desempeño para mitigar las afectaciones a la salud pública, el mantenimiento de la actividad económica y la cohesión social.

En general, las sociedades asiáticas han tenido una mejor capacidad para controlar el virus y para mantener la economía funcionando. Además, han mostrado tener capacidades científicas y de producción de insumos médicos. Por eso, muchos creen que el continente asiático, en especial, China han ganado una nueva fuerza en el orden geopolítico actual.

La carrera por la vacuna

La pandemia también ha desatado una carrera científica sin precedentes, que ha derivado en una revolución tecnológica nunca vista.

En cerca de doce meses, diferentes países crearon una decena de vacunas contra el virus para proteger a su población. Esto mostró que solo los países que invierten seriamente en la investigación científica y en la producción tecnológica más avanzada tendrán alguna posibilidad de desarrollo en el futuro.

De nuevo, esta es una lección del continente asiático a occidente, en especial de China, Japón y Corea del Sur.

Foto: Departamento del Tesoro estadounidense - Estados Unidos ha perdido progresivamente el poder que lo hizo hegemónico en el mundo.

Estados Unidos se ha aislado

Pero mientras que los países asiáticos ganaron mayor relevancia y liderazgo mundial, Estados Unidos lo han seguido perdiendo.

A diferencia de la ruta diplomática mantenida por Bill Clinton, Barack Obama y, en menor medida, George Bush, el presidente Donald Trump regresó al aislacionismo propio de los Estados Unidos del siglo XIX, representado en el lema “America first”.

Por eso, unos de los dos primeros actos de gobierno de Trump fue retirar a los Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, atacar el multilateralismo y disminuir la importancia del Departamento de Estado.

Mientras tanto, Beijing ha logrado consolidar el más ambicioso proyecto geopolítico de la historia, conocido en español como la “nueva ruta de la seda” y que se ha consolidado con la firma del más grande tratado de libre comercio en el continente asiático: la Asociación Económica Integral Regional. La firma de este tratado ha sido un golpe comercial y diplomático contundente a Washington.

Pero el gobierno de Trump parece no dimensionar lo que estos cambios significan para su posición global. En lugar de reaccionar de forma estratégica y decidida, Trump sigue negándose a aceptar su derrota y ha querido retener el poder por la vía de demandas con falsas acusaciones de fraude.

Esta coyuntura les ha mostrado a potencias como China, Rusia, Japón e India que Estados Unidos no tiene instituciones tan sólidas y que el liderazgo de la política global podría cambiar en el corto plazo.

Ciencia y tecnología

Por último, la pandemia trajo consigo un cambio tecnológico en las vidas cotidianas de las personas.

Muchas de las prácticas sociales y económicas que las sociedades contemporáneas conocían se introdujeron al mundo tecnológico. El teletrabajo, la educación virtual o remota, el desarrollo científico en áreas como la salud, la energía, la inteligencia artificial, y otras más, han recibido un impulso sin igual que podría resultar en un cambio tecnológico radical en la próxima década.

En esto, como en las otras áreas mencionadas, los países asiáticos han tomado una nueva delantera.

¿Qué sigue?

Con todo lo anterior, es probable que tengamos un mundo más multipolar, en el que el liderazgo de Washington ya no sea central. Estados Unidos seguirá siendo un país importante, pero deberá negociar y mantener sus pulsos e intereses en clara tensión con los de otros grandes poderes contemporáneos.

Pero esto muestra que no estamos entrando en una nueva Guerra Fría: si bien China ha logrado una importancia global muy visible, aún sigue siendo, desde una perspectiva estratégica, una potencia de alcance regional.

En 2021, también es probable que veamos un amplio desarrollo tecnológico desde Asia, basado en innovaciones y hallazgos científicos, que a su vez son el resultado del avance en la educación en ciencias básicas e ingenierías.

Esta coyuntura les ha mostrado a potencias como China, Rusia, Japón e India que Estados Unidos no tiene instituciones tan sólidas

En muchos países occidentales, empezando por Estados Unidos, la educación más estricta en ciencias ha tenido una reducción de recursos e importancia durante décadas. Bajo el gobierno Trump se impusieron mecanismos complejos y obstáculos para obtener financiación en ciencia y tecnología, y fue particularmente clara la disminución del presupuesto y de la importancia de la investigación científica básica.

En los próximos años, la disputa global en ciencia y tecnología tendrá capítulos especiales en inteligencia artificial, robótica, salud, energía y medio ambiente.

También es previsible que se agraven las inequidades y las desigualdades, no solo por los desequilibrios ya existentes, sino por la distancia que cada sociedad y cada Estado tiene en materia científica y las políticas que se adopten para cerrar las brechas en dichas áreas. El asunto será mucho más complejo de lo que puedan imaginar los eruditos contemporáneos y los enemigos del comercio.

Por último, todos los anteriores cambios harán necesario modernizar y actualizar las instituciones internacionales, de forma que sean capaces de responder a las realidades más complejas de un mundo multipolar, más variado y diverso, y con intereses claramente contrapuestos.

Falta por evaluar el papel que tendrán en este mundo las grandes áreas urbanas.

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