Esta publicitada campaña publicitaria fue apenas un ejemplo de las mentalidades y prácticas de empresarios, jefes políticos, cronistas de farándula -y peor- de los dirigentes, la sociedad y los grandes medios de comunicación en Colombia.
Omar Rincón*
Un engaño al por mayor
Reto Charlie Charlie es la mejor campaña de expectativa de la publicidad en el 2015.
Su éxito se debe a la combinación de redes digitales, escándalo mediático e histeria adolescente. La estrategia de mercadeo se extendió por todo el mundo y dio pie a miles de titulares de noticias sobre adolescentes poseídos después de haber aceptado el reto. En Colombia puso a hablar a los colegios, a la Policía, y hasta al propio gobierno, que dijo que se trataba de un juego inofensivo que “nada tiene de diabólico”.
Todo eso muestra que habitamos la sociedad del cinismo, donde la verdad ha muerto y el engaño es la estrategia del triunfo. Además confirma que la publicidad nunca dice la verdad.
Pero en verdad no hay nada de qué alarmarse. La publicidad comercial, la propaganda política y las relaciones públicas empresariales son modos legítimos y cínicos de engañar al ciudadano. Y cuando el engaño es sublime como con “Reto Charlie Charlie”, el resultado es ganar premios y que más gente vaya a ver el engaño.
Eso no debe llamarnos a escándalo, en eso consiste el capitalismo financiero: vender a las que sea y cómo sea. No hay realidad, hay capital. No hay personas, hay acciones en las bolsas. Un Charlie de ficción vino a hacer olvidar el otro Charlie (el de humor y barbarie religiosa): para todo Charlie hay su anti-charlie, y ambos son falsos positivos.
Historieta 1: cinismo empresarial
La noticia en Publico.es cuenta que a tres días de las elecciones en España (que fueron el 24 de mayo) y que ganaron los indignados, “El presidente de la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), Juan Rosell, ha advertido a los nuevos dirigentes que, a la hora de gobernar, deben olvidarse de los programas electorales. Rosell ha confiado en que los nuevos gobiernos que surjan, tras las elecciones tomen decisiones basándose en la realidad, porque "una cosa son las campañas electorales, los eslóganes, pero cuando llegas a la mesa del despacho y ves los ingresos y los gastos, hay que gestionar, asumir responsabilidades, y todo tiene un coste".
El engaño sería un suspiro digital que dura lo que trina un pájaro, si no fuera porque los medios de comunicación divulgan cualquier estupidez con tal de estar “al instante”.
Hay aquí un cinismo aberrante para la democracia: decir públicamente que las campañas son un engaño, que los programas solo sirven para engañar, que el asunto es financiero, no de seres humanos y de sociedad. Así que los empresarios juegan al engaño como concepto de democracia y de sociedad. Y son tan cínicos que convierten la indignación, el hastío de los de abajo, el grito ciudadano en un “asunto” de eslóganes y engaños. ¡Con estos empresarios para qué sociedad! Y no solo en España: en Colombia son peores porque compran al gobierno (y a los medios).
![]() El Senador por el Centro Democrático, Álvaro Uribe. Foto: Congreso de la República |
Historieta 2: cinismo político
El innombrable, que acostumbra dejar en el olvido a sus secuaces, milagrosamente visitó a una en la cárcel para recordarle que en boca cerrada no entran moscas y trinó: “visité a María del Pilar Hurtado, condenada por juicio de persecución política”; “en visita a María del Pilar Hurtado comprobé la tortura, sutil y camuflada con halagos a la cual fue sometida en cautiverio de la Fiscalía”; “Visita a MaríadelPH. Ratifiqué prevaricato de fiscal María Victoria Parra: acusó a los compañeros x prejuicio de que éramos Gbno paramilitar”.
En estos trinos del innombrable la verdad es la mentira, es el matoneo, es la falsa acusación. No hay persecución política, hay hechos contundentes que son las chuzadas; ¿los halagos son torturas? (¿las torturas físicas de cuerpo si son buenas?); la Fiscalía mantiene en “cautiverio” (¿la justicia oficial colombiana secuestra como si fuera una guerrilla?); ¿dónde está la prueba del prevaricato de la fiscal Parra?
Pero los medios trinaron todos estos engaños sin inmutarse, sin comprobar su veracidad, sin intentar contextualizarlos El engaño es noticia, ese engaño es mediático y ese engaño no tiene consecuencias: cínico, muy cínico. El engaño como modo de hacer política.
Historieta 3: cinismo farándula
La revista Semana dice así: “La paranoia se apoderó de los jóvenes, los padres de familia y las redes sociales. El ‘reto Charlie Charlie’ se viralizó en internet en el transcurso de una noche, y miles de personas a lo largo del mundo comenzaron a realizar el ‘ritual’ con el que, usando un par de lápices y una hoja de papel, se invocaba a un espíritu que respondía "sí" o "no" a cualquier pregunta que se le hiciera. Rápidamente el ‘reto Charlie Charlie’ trascendió las redes y comenzó a ser el tema de conversación en la calle, las oficinas y, en especial, las aulas de clase. No era para más: en YouTube hay videos del juego con más de dos millones de vistas, en 48 horas ya había más de dos millones de personas utilizando la etiqueta #CharlieCharlieChallenge en Twitter, y en Facebook pueden verse numerosos videos de adolescentes haciendo el 'ritual' en sus aulas de clase”.
El 'reto Charlie Charlie' resultó ser un engaño publicitario (¿pero cuándo la publicidad dice la verdad?) para generar expectativa para la película de terror La horca. Y llegaran los premios para tan excelente campaña de expectativa, y a la película irán muchos adolescentes a sentir el terror, y el cinismo farándula habrá triunfado.
![]() El exsenador Juan Carlos Vélez fue ridiculizado al tomar en serio una noticia sobre la marihuana publicada en el portal satírico Actualidad Panamericana. Foto: Wikimedia Commons |
El cinismo como marca social
Coca-Cola engaña diciendo que su bebida es felicidad cuando mata, el innombrable engaña cuando dice que sus triquiñuelas son persecución política, Santos engaña cuando promete equidad y premia a sus amiguetes, RCN engaña cuando dice que esta es la verdad, Caracol engaña cuando convierte a un herido de moto en asunto nacional, las FARC engañan cuando dicen que dinamitar un oleoducto y contaminar ríos es revolucionario. Actualidad Panamericana es la única que engaña deliberadamente y hace que políticos ignorantes como Juan Carlos Vélez crean que alguien puede morir de sobredosis de marihuana
Se engaña por política, por dinero, por emprendeurismo, por empresarialismo, por mercadeo y por publicidad.
Engañar es la norma ética de la sociedad. Y ahí las redes son el cielo: cada uno pone en Facebook lo que quiere que se crea; se crean redes de leyendas del miedo y racismo de la ignorancia; el Twitter es un medio para mentir y difamar sin consecuencias (o sino mire la cantidad de mentiras, desinformaciones, engaños, manipulaciones del rey del matoneo); las madres se juntan en whats app para cuidar a sus hijos y exponer sus prejuicios como verdades.
Pero el engaño sería un suspiro digital que dura lo que trina un pájaro, si no fuera porque los medios de comunicación divulgan cualquier estupidez con tal de estar “al instante”.
Los medios de comunicación abdicaron de su oficio de hacer periodismo que consiste en cuatro reglas elementales: (1) confirmar la veracidad de lo que el tuit o información dice; (2) confrontar la información con dos o más fuentes (ojalá diversas); (3) contextualizar para poder significar los sentidos de lo que deba informarse; (4) ofrecer criterios de comprensión del hecho o de la información.
Si se trascribe un tuit porque lo dijo X señor (pero el periodista sabe que el señor U dice mentiras y no pasa las cuatro reglas mínimas… ¿por qué se transcribe). Si lo de Charlie Charlie se ve mentiroso por donde se le mire: ¿por qué se lo divulga y se convierte en tema del día? Porque estos informadores abdicaron del ejercicio del periodismo y se convirtieron en máquinas divulgadoras de tuits y de escándalos en red.
Entonces, el cinismo se ha convertido en la norma: se engaña por política, por dinero, por emprendeurismo, por empresarialismo, por mercadeo y por publicidad. Siempre en la sociedad se había engañado, pero ahora sea hace impúdica y cínicamente: sin pena, sin un mínimo de pudor. Y esto no es culpa de las redes digitales, sino de una sociedad que premia al cínico que engañe mejor.
Y esto es posible porque a los que la sociedad democrática encargó de develar los engaños que eran los medios de comunicación y el periodismo, y que por eso los privilegia con la libertad absoluta de expresión… esos medios y esos periodistas renunciaron a develar los engaños y ahora hacen parte de la orquesta de la desinformación. Sin periodismo de los mínimos seguirá reinando la farándula y la verdad del engaño. ‘Reto Charlie Charlie’ es hacer buen periodismo, ponerle contexto y evaluación a lo que las redes digitales dicen; sino los reyes del matoneo seguirán dominando en la política, la farándula y el capitalismo.
* Director de la Maestría en Periodismo de la Universidad de los Andes. orincon61@hotmail.com