Vamos hacia la confrontación electoral entre un bloque tradicional o de derecha y otro bloque alternativo de liberales, progresistas e izquierda. Una mirada cercana al tablero y a los movimientos sugiere que el bloque alternativo está avanzando en la búsqueda de condiciones de victoria en las presidenciales de 2018.
Luis I. Sandoval M*
Los dos campos
Con los escándalos de corrupción que se destapan día tras día, con las instituciones en sus niveles más bajos de credibilidad desde que existen las encuestas, y con “el ocaso de los partidos” que hace poco señaló Fernando Cepeda en esta misma revista, parece claro que una candidatura presidencial “del campo alternativo” tendría hoy mejores posibilidades de las que había tenido en los años anteriores.
Según la concepción del sociólogo francés Pierre Bourdieu, un “campo” es un espacio de producción simbólica (como decir el campo del derecho, o el campo del arte…) donde los actores comparten ciertos elementos básicos, al mismo tiempo que compiten e incluso llegan a oponerse.
Pues bien: si en la política existe un “campo alternativo” es porque existe un campo tradicional. La política es un mundo de relaciones – de cercanía o de confrontación- donde cada uno de los campos se compacta o se dispersa internamente en el proceso continuamente cambiante de oponerse a su contrario.
En el caso de Colombia, el proceso de paz está conduciendo a una reconfiguración de los campos políticos. Cada campo se tensiona en búsqueda de alguna forma de unidad que le permita derrotar al otro en la próxima elección parlamentaria y presidencial. Por eso los acercamientos y las tensiones internas entre las fuerzas del “no” en el plebiscito para escoger su candidato, y por eso también los acercamientos y tensiones entre los precandidatos y precandidatas del campo alternativo.
Hoy no existe en Colombia una fuerza capaz de lograr la mayoría electoral. La necesidad de hacer alianzas para las elecciones es un hecho evidente. En esta campaña presidencial se enfrentarán dos bloques o dos campos, el que aquí llamo “tradicional” -que es de derecha- y el que llamo “alternativo” – que abarca el centro y la izquierda- . Los alternativos deben jugar muy inteligente y arduamente para colocar una fórmula de su campo en la segunda vuelta.
Sin olvidar que se trata de una instantánea en un paisaje cambiante, el Cuadro siguiente describe la composición de los dos campos y presenta la intención de voto de los precandidatos según la encuesta más reciente de Cifras y Conceptos, publicada el 4 de diciembre:
La derecha sigue siendo la misma
![]() Candidato presidencial, Humberto de la Calle Foto: Radio Nacional de Colombia |
En cada uno de estos dos campos se advierten intensos movimientos para lograr la unidad alrededor de nombres que queden escogidos en la primera vuelta y pasen a la segunda.
El campo alternativo no puede desentenderse de lo que pasa en el campo tradicional. Las derechas colombianas, unas más extremas que otras, han demostrado ser capaces de allanar sus diferencias y confiarle las riendas a quien mejor defienda sus intereses.
La opción Vargas Lleras cuenta con las maquinarias electorales, mientras que la opción de Uribe y Pastrana se afianza sobre todo en el odio y el miedo a la guerrilla convertida en partido político.
Y aunque los candidatos de derecha presentarán algunas vagas promesas “sociales”, su modelo económico favorece inequívocamente a los dueños del capital y de la tierra (por eso la propuesta de “hacer trizas” el Acuerdo de La Habana). Como ha notado Hernando Gómez Buendía, la política reciente en Colombia se ha reducido a la tensión entre dos grandes corrientes de derecha y no entre un bloque de derecha y uno de izquierda.
Las derechas colombianas se benefician del nuevo aire que experimentan las derechas en Estados Unidos, Europa y América Latina.
Pasos hacia la unión
En el campo alternativo aumentan el interés y las gestiones para buscar la unidad y compartir estrategias que conduzcan a la victoria.
El primer bloque interpartidista quedó integrado por Compromiso Ciudadano (CC) con Sergio Fajardo, el Partido Verde (PV) con Claudia López y el Polo Democrático Alternativo (PDA) con Jorge Enrique Robledo. Ellos conforman la Coalición Colombia (Coco) e inscribirán a Sergio Fajardo como su candidato.
Por otra parte se perfila cada vez más claramente la convergencia gestada desde la sede del Partido del Trabajo de Colombia (PTC) entre Todos somos Colombia (Clara López), Colombia Humana o Progresistas (Gustavo Petro), la Alianza Social Indígena (ASI), el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), la Unión Patriótica (UP), el Partido Comunista de Colombia (PCC). Asisten Poder Ciudadano (Piedad Córdoba) y Fuerza Ciudadana (Carlos Caicedo) que no han definido el alcance de su participación.
La relación de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) y de su candidato Rodrigo Londoño con estos bloques no ha sido definida todavía.
El hecho de que no hubiera pasado la reforma política para que los partidos pudiesen presentar listas conjuntas al Congreso pareció haber creado una dificultad adicional. Pero en respuesta a una tutela, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca aclaró que aunque no esté reglamentado, debe aplicarse el artículo de la reforma de equilibrio de poderes (Acto Legislativo 2 de 2105) según el cual “Los partidos y movimientos políticos con personería jurídica que sumados hayan obtenido una votación de hasta el quince por ciento (15%) de los votos válidos de la respectiva circunscripción, podrán presentar lista de candidatos en coalición para corporaciones públicas”. No hay duda de que lograr entendimientos para listas conjuntas facilita los entendimientos para llegar a la primera vuelta con un solo candidato o candidata.
Por ahora estarían la lista de la Coco, la lista de la Convergencia o Lista de La Decencia y las listas a que tiene derecho el nuevo partido FARC (5 para Senado, 5 para Cámara) en virtud de los acuerdos de paz. Las circunscripciones especiales de paz siguen en vilo.
El Grupo de Facilitación constituido hace unos meses ha procurado mantener abiertos los canales de diálogo entre los varios sectores alternativos. En este espacio están presentes la Coco, integrantes de Convergencia, la campaña de Humberto de la Calle y algunos sectores sociales. El eslabón que hace posible la relación de los liberales con izquierdas y progresistas es la voluntad de dar cumplimiento a los acuerdos de paz.
Todas las candidaturas del campo alternativo están habilitadas mediante avales o mediante firmas. El resultado de la consulta liberal facilitó las cosas al escoger a De la Calle como candidato oficial y al aprobar que los liberales trabajen por una coalición que definirá candidato mediante consulta interpartidista. Nunca un partido en Colombia había tomado una decisión de esta naturaleza.
Desde antes de la consulta liberal, Colombia Humana y Todos somos Colombia ya estaban planteando la unidad. Coalición Colombia ha manifestado interés en que De la Calle participe en la consulta el 11 de marzo.
De modo pues que, aunque hay muy claros avances, el tema de un entendimiento de todo el campo alternativo en materia presidencial este aún crudo.
Triunfar es posible
![]() Coalición “Lista de la Decencia y la Esperanza”, entre Clara López y Gustavo Petro Foto: Facebook Clara López |
El Grupo de Facilitación sugiere que para avanzar cada sector, candidata o candidato responda las siguientes preguntas:
- ¿Con quiénes entraría en una eventual coalición o entendimiento para definir el tema presidencial?
- ¿Cuál sería el mecanismo interpartidista para buscar una definición y en qué momento?
- ¿Cuáles serían los ejes de entendimiento político y temas centrales de campaña?
Las conversaciones en las próximas semanas versarán sobre estos asuntos. El hecho de que varios de los potenciales integrantes hayan manifestado ante el Consejo Nacional Electoral y la Registraduría su voluntad de participar en una consulta interpartidista es una buena señal de la coalición alternativa.
Aunque todos dicen desconfiar de las encuestas, aquellos situados en los primeros lugares tienden a pensar que pueden triunfar por un movimiento de opinión similar y mayor que la ola amarilla de 2006 alrededor de Carlos Gaviria o la ola verde alrededor de Mockus en 2010.
El campo alternativo tiene a su favor la calidad y la trayectoria de los hombres y mujeres que están en la competencia. Los que parecían ser vetos entre sectores se han ido reduciendo. Y aunque los órdenes de prioridad no sean los mismos, hay coincidencia sobre los temas infaltables en una campaña del “campo alternativo”:
- El desarrollo económico incluyente y la equidad social,
- El cumplimiento de los acuerdos de paz y la continuidad de diálogos con otros grupos insurgentes,
- El apego de la política y de la gestión administrativa a valores de transparencia, veracidad y honestidad,
- El cambio de las costumbres y la modernización de las instituciones políticas,
- La atención a los recursos naturales, el medio ambiente y el cambio climático,
- La apertura del país al continente y al mundo, en busca de la necesaria integración y la especial atención a los países vecinos.
El desgaste de dos gobernantes reelegidos, la ilegitimidad del campo tradicional por la corrupción galopante, su incapacidad para sacar adelante la construcción de paz, y la lesión al interés nacional que significan sus planes de desarrollo, sus políticas económicas, sus TLC y sus reformas tributarias, deberían canalizarse por el campo alternativo para construir mayorías y desplazar al campo tradicional.
El campo alternativo puede alcanzar la victoria si tiene la lucidez necesaria para entender que es su turno y el coraje necesario para unirse.
*Investigador social, integrante de la Red de Iniciativas contra la Guerra y por la Paz (Redepaz), director ejecutivo de la Asociación de Estudios Políticos Democracia Hoy (Demhoy), columnista de El Espectador y autor del libro Colombia la paz naciente.