Más allá de los lugares comunes de su muerte violenta y prematura, el sacerdote-sociólogo merece ser recordado por sus aportes a la investigación social y a la educación universitaria.
Jaime Eduardo Jaramillo*
Ya casi medio siglo
Este 15 de febrero se cumplen 49 años de la muerte de Camilo Torres Restrepo. Seguramente entonces, a lo largo de este año empezarán a prepararse los eventos y las publicaciones para conmemorar el medio siglo de la culminación de una vida de tanto interés público. Por eso en estas notas me anticipo a sugerir algunas guías.
Como decía Borges, en efecto, “la fama es un malentendido”, y esta afirmación le cae perfectamente a Torres, quien es hoy conocido y recordado, ante todo, por los sucesos contradictorios y trágicos correspondientes al último año de su vida, pero no por otros momentos igualmente importantes de ella.
Torres presentó el que hoy se considera un estudio pionero en la sociología urbana en Colombia.
Así que es pertinente hacer visible su trayectoria anterior (entre 1955 y 1964), que fue la etapa más sólida y acumulativa (además de tener una gran actualidad) de su trayectoria vital e intelectual.
Una vida
Camilo Torres fue descendiente de una familia culta: su padre, Calixto Torres, fue un médico y científico muy reconocido, y su madre, Isabel Restrepo (quien influyó decisivamente sobre la formación de Camilo), fue una activa militante del Partido Liberal.
Torres inició estudios de Derecho en la Universidad Nacional en 1947, donde fue condiscípulo y amigo de Gabriel García Márquez. En ese mismo año, para sorpresa de sus familiares, el joven Camilo ingresó al Seminario Mayor de Bogotá, y fue ordenado como sacerdote en 1954.
Después viajó a Lovaina, Bélgica, para iniciar estudios en la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales. La Universidad Católica de Lovaina defendía una posición católica pluralista, liberal y abierta al diálogo con diversas corrientes intelectuales y políticas de la modernidad, y algunos de sus miembros participaron, de manera destacada, en el renovador Concilio Vaticano II. Este clima cultural y religioso habría de marcar profundamente la trayectoria de Camilo.
En Europa, el ahora sacerdote-sociólogo fundó, junto con otros estudiantes colombianos, el Equipo Colombiano de Investigación Socioeconómica (ECISE) que estableció redes internacionales para estudiar y contribuir a resolver los problemas económicos y sociales de su país, para superar así la educación meramente profesionalizante que entonces predominaba en Colombia.
![]() El sociólogo y sacerdote, Camilo Torres Restrepo. Foto: Wikimedia Commons |
Propuestas pioneras
Como tesis de grado en la Universidad de Lovaina, Torres presentó el que hoy se considera un estudio pionero en la sociología urbana en Colombia.
En esta tesis Camilo sostuvo que “la reforma urbana consiste en planificar la urbanización con bases técnicas sociales y humanas, con una política de inversión”. Además propuso “algunas medidas contra el enriquecimiento por especulación” alrededor del suelo urbano y afirmó con mentalidad previsora: “La urbanización se encuentra frenada y produce la explosión de los barrios clandestinos. Sabemos que esas fuerzas sociales, cuando no se les abren los cauces normales de promoción hacia el desarrollo, cogen por los cauces anormales”.
De regreso a Colombia, Camilo Torres se encontró con Orlando Fals Borda, con quien tenía varias afinidades por su común formación cristiana, su orientación democrático-liberal y por hacer parte del grupo de primeros sociólogos profesionales en Colombia.
En 1959 estos dos jóvenes intelectuales fundaron la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional, una de las primeras en el subcontinente latinoamericano. Desde ella pretendían contribuir al avance de la investigación social, con fundamento científico y caracterizada por un sincretismo activo, a partir de la recepción crítica de saberes provenientes de universidades de punta en el mundo, para aportar así a la emergencia de lo que denominaban un “pensamiento propio”.
Desde la Universidad Nacional, Torres y Fals Borda intentaron desarrollar, con espíritu anticipador, lo que hoy podría denominarse una “sociología pública”. Como afirmara el segundo, “quisimos reenfocar lo que habíamos aprendido, para que [la Sociología] no fuera ni europea, ni norteamericana, sino colombiana”.
Líder multifacético
Estamos en los comienzos de los agitados años 1960, momento del inicio del Frente Nacional, cuando Colombia venía de un largo período de polarización que enfrentó a los partidos tradicionales y desencadenó un sangriento enfrentamiento que, en el imaginario colectivo, conocimos – y seguimos conociendo- como la “Violencia”.
En este contexto histórico, Torres Restrepo llegó a afirmar que “los problemas sociales y sus soluciones están en la base del conflicto. ¿Por qué no buscar en los análisis objetivos y científicos de la realidad un punto de contacto, un vehículo para el diálogo?”.
A pesar de que ni la Facultad de Sociología ni sus fundadores tenían una militancia partidista y procuraban conservar su autonomía institucional e intelectual, muchos profesores y estudiantes se vincularon con movimiento o políticas públicas innovadoras de la época, como eran la reforma agraria y la acción comunal.
Orlando Fals y Camilo Torres, los líderes universitarios más reconocidos de entonces, procuraron unir los entusiasmos y esfuerzos de estudiantes de esta y otras facultades de la d Nacional, que tenían diversas ideologías y orientaciones políticas.
En el contexto actual siguen siendo un valioso referente las palabras y acciones de Camilo Torres
Por esos años escribió Torres: “Tenemos una jerga marxista, una jerga existencialista, una fascista, una macartista, una democrática cristiana, una liberal, una conservadora, etc. Esta terminología estereotipada refleja una ideología, una actitud, una solución, también estereotipadas”.
Fals y Torres participaron en programas estatales que consideraron avanzados y viables, buscando, en primer lugar, comprender con herramientas científicas las formas de vida de los sectores sociales subalternos que estaban involucrados, pero muchas veces no era consultados, para la ejecución de estos proyectos públicos ambiciosos.
En 1959 el padre Torres contribuyó a crear la Acción Comunal en Colombia, propugnando por que “las Juntas de Acción Comunal no tuvieran un carácter muy institucional, sino que generaran procesos de mucha participación, siendo protagonistas de sus decisiones y de las transformaciones de su barrio”.
Asimismo, como representante de la iglesia católica, el sacerdote-sociólogo participó activamente en la junta directiva del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (INCORA). Allí apoyó con entusiasmo muchas de sus propuestas, pero resintió los obstáculos que partidos y organizaciones sociales, reacias al cambio social, imponían a las políticas institucionales que buscaban resolver los problemas de inequidad, exclusión social y pobreza crítica del sector agrario colombiano.
Como el gestor polifacético que fue, Camilo Torres también luchó por trascender el carácter autorreferencial y teórico que por entonces (y aun hoy) impera en la enseñanza universitaria. Con esto en mente, fundó en 1959 el Movimiento Universitario de Promoción Comunal (MUNIPROC).
En ese mismo año afirmó que: “el inconformismo de los universitarios tomó cauces racionales y científicos cuando se fundó MUNIPROC. Este inconformismo debía ser realista y por eso MUNIPROC se orientó inmediatamente hacia las comunidades que sufren las deficiencias de nuestras estructuras en la forma más aguda. No para ayudarlas de una forma paternalista, sino para darles conciencia de sus necesidades, actividad y organización”.
Por su trabajo académico y comunitario con profesores y estudiantes de la Universidad Nacional en el barrio Tunjuelito de Bogotá, Camilo recibió, también en 1959, el Premio de Beneficencia de la Fundación Alejandro Ángel Escobar. En su discurso de aceptación, dijo Torres que “hoy en día, con los medios teóricos y prácticos que la ciencia ha puesto a nuestro alcance, el amor no podría juzgarse sincero si no estuviera unido a la técnica más moderna, en vista de una eficacia más profunda y extensa”.
Un pensamiento actual
La última etapa de la corta y vertiginosa vida de Camilo Torres Restrepo es suficientemente conocida, especialmente su opción final por las armas para lograr los objetivos políticos que se proponía. Desde entonces, medio siglo de historia ha demostrado que esta vía ha sido estéril y contraproducente, y que ha causado numerosas muertes y mucha destrucción de riqueza.
Pero en el momento realmente decisivo que hoy vivimos, es necesario recordar, también, que desde antes del Frente Nacional no ha habido espacio en el sistema político para desarrollar una plural y garantista competencia democrática donde partidos y movimientos sociales tengan opciones reales de proponer políticas igualitarias, incluyentes y participativas.
En el contexto actual siguen siendo un valioso referente las palabras y acciones de Camilo Torres, un intelectual honesto que cumplió un papel público proactivo desde sus posiciones como sacerdote, profesor, investigador, polemista y organizador social.
* Ph.D. en Sociólogía y Ciencias de la Comunicación. Profesor titular de la Universidad Nacional de Colombia.