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Boric: la victoria de una nueva generación

Escrito por Jaime Acosta
Gabriel Boric Chile 2022

En 2022, el gobierno de Gabriel Boric podría marcar un nuevo camino para América Latina y su movimiento estudiantil. Estas son las implicaciones que su elección podría tener para Colombia.

Jaime Acosta Puertas*

¿Una nueva era?

En 2021, Gabriel Boric se convirtió en el presidente electo más joven de la historia de Chile. Cuando asuma el cargo en marzo de este año, Boric podría inaugurar una nueva era de desarrollo, sostenibilidad y justicia en América Latina, y marcar el rumbo de lo que sucederá en Colombia en 2022.

En Chile, el golpe de estado contra el gobierno de Salvador Allende marcó el comienzo de la dictadura y el neoliberalismo. Quince años después se llevó a cabo un plebiscito que permitió restaurar la democracia, pero la herencia neoliberal de Pinochet perduró. Por eso, Chile siguió siendo un país de abundancia para una minoría y de precariedad para la mayoría.

La democracia, sobre todo si es representativa, no implica por sí misma el bienestar de la población. El modelo económico de los países define las reglas de juego para los ganadores y los perdedores, y puede limitar o condicionar los cambios. Por ese motivo, la democracia no fue suficiente en Chile y, en 2011, los jóvenes tuvieron que salir a las calles para pedir una mejor educación y otras reformas.

Para entonces, Gabriel Boric ya era un líder estudiantil y actuaba junto con otros jóvenes, como Izkia Siches, Karol Cariola o Camila Vallejo, las mujeres que fueron clave para su victoria en segunda vuelta.

Boric, el estudiante

Entre 2004 y 2009, Boric fue estudiante de la Universidad de Chile, entre 2009 y 2012 fue dirigente universitario y, posteriormente, fue designado presidente del Centro de Estudiantes de Derecho, senador universitario y presidente de la Federación de Estudiantes de Chile.

El diario chileno La Tercera entrevistó a algunos compañeros y profesores del presidente electo para reconstruir cómo era Boric en su época de estudiante. Álvaro Fuentealba, uno de sus primeros profesores, afirmó que su exalumno tenía una capacidad de lectura muy superior a los demás. Lo recuerda como un gran lector que andaba siempre con un libro en la mano y los comentaba todos.

Pía Slanzi, compañera de universidad, afirmó que Boric “tenía una oratoria increíble, se codeaba con personas más grandes con facilidad (…) Sus calificaciones eran bastante buenas y fue ayudante de destacados profesores (…) Siempre fue estudioso de los derechos humanos. Desde que entró a la universidad se notó que no sería un abogado litigante o corporativo. Era evidente que su vida era la política, dirigir, básicamente”.

Finalmente, Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile, que cuenta con una galería de 21 presidentes egresados, dijo que “el caso de Gabriel es una evidencia de cuán importante resulta que los estudiantes vivan en un ambiente académico en el cual haya espacio para que se sientan libres de expresarse políticamente y de cuestionar el statu quo. Llegó a ser una voz relevante en la política chilena cuando todavía estudiaba. La gente siempre piensa que el profesor influye sobre los alumnos, pero no se da cuenta, como en este caso, que muchas veces es al revés”.

Los jóvenes en Colombia

La elección de un líder estudiantil como presidente de Chile es una oportunidad para examinar cuál ha sido el papel de los jóvenes y estudiantes en Colombia.

Durante el gobierno de Juan Manuel Santos, los dirigentes de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) lograron canalizar el descontento ante una fallida propuesta de reforma de la Ley 30 de 1992.

Pero en 2014, este movimiento se vino a menos porque lo instrumentalizaron políticamente e inclusive quisieron sentarlo en las mesas de negociación de la paz en La Habana. Sus primeros líderes terminaron en distintas corrientes y partidos políticos y quienes vinieron después le restaron protagonismo a los fundadores.

Gabriel Boric Chile 2022
Foto: Wikimedia Commons - En todo caso, el de Boric debe ser un cambio gradual, pragmático y consciente.

Estas serán unas elecciones entre mayores y, por eso, entre los extremos de los mismos de hace muchos años.

La ausencia de la MANE incidió en la baja participación de los estudiantes en el plebiscito de octubre de 2016. Solo a partir de entonces los estudiantes han tenido una mayor participación en la protesta social y en las discusiones políticas del país, pero no como una nueva fuerza política, autónoma e independiente, sino desde los movimientos y partidos ya existentes.

Por ejemplo, la líder estudiantil Jennifer Pedraza, candidata a la Cámara de Representantes por Bogotá, es la coordinadora programática de la campaña del exsenador Jorge Enrique Robledo, y Juan Sebastián López, candidato a la Cámara por Santander, trabajó como asesor de comunicaciones de Robledo.

Por eso, en las movilizaciones de 2019 y de 2021, las organizaciones que reemplazaron a la MANE no tuvieron la fuerza para sostener y orientar la protesta con una propuesta consensuada entre los diferentes actores. Hoy, pocos líderes de la protesta que comenzó el 28 de abril de 2021 están en las listas para el Congreso.

Similitudes y diferencias con Chile

Entre los precandidatos presidenciales en Colombia ninguno tiene la edad de Boric. Estas serán unas elecciones entre mayores y, por eso, entre los extremos de los mismos de hace muchos años. Por ahora, la centro-izquierda parece ser el mejor camino mientras nace un proyecto político que haga las transformaciones más profundas que requiere Colombia.

A diferencia de Chile, donde el movimiento estudiantil se consolidó, aprendió y triunfó, en Colombia se diluyó y perdió relevancia dentro del Comité Nacional del Paro que lideró las movilizaciones de 2019 y de 2021, bajo el liderazgo de los sindicatos que han perdido fuerza en la medida que la agricultura y la industria pierden peso en la economía. Difícilmente un movimiento que viene cuesta abajo puede liderar un cambio. Por eso, en los próximos años es probable que el sindicalismo siga participando de las discusiones públicas como actor importante, pero nada más, y los estudiantes, profesionales y otros, posiblemente organizándose si pretenden ser actores principales de cambio.

Los jóvenes de los estratos más pobres que se levantaron en abril de 2021 no tuvieron el suficiente apoyo de otros jóvenes, que tras el entusiasmo inicial se disgregaron en silencio. El 9 de junio de 2021, la protesta social hizo su última aparición masiva, y nunca logró derrotar la estrategia del gobierno de calificarlos a todos como “vándalos” y reprimirlos a la fuerza.

En Chile, como en Colombia, la represión estatal fue generalizada y cobró la vida o la integridad de cientos de jóvenes. Pero en el país austral eso no hizo retroceder la fuerza social de una juventud que se ha expresado también a través de la música, la cultura y el arte. El performance del colectivo feminista Las Tesis le dio la vuelta al mundo. Viejos y nuevos artistas se sumaron. Las letras y la música de antes volvieron a escucharse con más fuerza en las manifestaciones en Santiago, que superaron el millón de personas.  Movilizaciones similares no sucedieron en Bogotá ni en ninguna de las grandes ciudades.

¿Hacia el fin del neoliberalismo?

En Chile, la revolución pacífica de 2019 avanza con una nueva Constitución que se está elaborando bajo el mandato de una Convención Constitucional.

En las elecciones de los redactores de la nueva Constitución en mayo de 2021, la Lista del Pueblo fue un éxito. En las elecciones presidenciales de noviembre, triunfó la coalición Apruebo Dignidad que, en cabeza de Boric, aglutina a Chile Digno y el Frente Amplio. En ambos casos, los votos los trajeron quienes se sienten abandonados y despreciados por el establecimiento.

Chile fue la cuna del neoliberalismo en América Latina y, a partir de este año, podría ser su tumba. Boric deberá crear un entorno de convivencia que sea la puerta de entrada a un nuevo futuro posible. Este es un triunfo de la generación de la crisis climática y de la revolución digital que democráticamente decidió avanzar por una ruta de transformaciones hacia una sociedad más equilibrada, próspera y sostenible.

En todo caso, el de Boric debe ser un cambio gradual, pragmático y consciente, porque el desencanto puede aparecer a la vuelta de la esquina y los perdedores se resistirán. ¿Qué cambio sucederá en Colombia en 2022?

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