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Bogotá: la campaña se vuelve seria

Escrito por Carlos Lemoine
carlos lomoine

carlos lomoineLas elecciones van a ser reñidas, los partidos no arrancan, las mujeres votarán distinto de los hombres, los ricos, la clase media y los pobres tienen distintas preferencias, hay mucho descontento con el alcalde actual, hay sorpresas y aún faltan más sorpresas.

Carlos Lemoine*

Un escenario movido

En marzo de este año, el candidato Enrique Peñalosa tenía una intención de voto del 35 por ciento, su siguiente competidor, Gustavo Petro, tenía 11 por ciento y Gina Parody 2 por ciento. Peñalosa era un ganador nítido y muy lejano de sus rivales[1].

Tres meses después, en la encuesta del Centro Nacional de Consultoría publicada el 6 de julio, el panorama es bien distinto. Peñalosa tiene 20 por ciento, ha perdido 12 puntos, mientras que Petro gana 7 puntos, para un 17 por ciento, y Gina Parody, con el 13 por ciento, es claramente una candidata viable y con opción.

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Candidatos sin partido

Estos datos tienen interés en primer lugar porque ninguno de los tres candidatos líderes tiene marca de partido. Enrique Peñalosa, aunque milita en el Partido Verde, al recibir el apoyo del ex presidente Álvaro Uribe se sitúa en un punto medio que le quita su identidad con los verdes. Gina Parody está recogiendo firmas y no tiene el respaldo de ningún partido. Y tampoco lo tiene Gustavo Petro.

El segundo pelotón, como se diría en ciclismo, está formado por Carlos Fernando Galán (7 por ciento), de Cambio Radical, William Vinasco (7 por ciento), cercano al Partido Conservador y David Luna (5 por ciento), del Partido Liberal. Estos nombres y estas posiciones muestran cómo los partidos están jugando un papel secundario en el proceso electoral de la capital.

Parece como si al electorado lo movieran los gestos de los candidatos, como el retiro del polo de Petro, o la decisión de Antanas de no apoyar a Peñalosa, o el de Gina Parody de hacer una candidatura independiente y no acoger las ofertas oficiales de los partidos.

La gran proporción de personas que no saben aún por quién votar o que no votarían por los candidatos de la nómina propuesta muestra que ni los políticos ni los partidos tienen control ni sintonía con una masa grande de la población, aún desorientada en materia electoral.

El voto de las mujeres

Resulta interesante observar la clara diferencia en la intención de voto entre hombres y mujeres. Hay una gran afinidad de las mujeres con Gina Parody: mientras el 16 por ciento de las mujeres votan por la candidata, solo el 10 por ciento de los hombres lo hacen. Por su parte, a Gustavo Petro le sucede todo lo contrario: mientras el 21 por ciento de los hombres votan por él, solo el 11 por ciento de las mujeres lo hacen. David Luna, el candidato del Partido Liberal, está en una situación similar: tiene una mayor proporción de votantes masculinos que femeninos.

Valdría la pena anotar que la menor afinidad de las mujeres hacia la candidatura de Gustavo Petro también la padeció el Polo Democrático en la pasada contienda electoral. Es como si el sentido pragmático que todos hemos admirado en las mujeres, riñera con el idealismo que muchas veces encarna la izquierda.

Peñalosa es un candidato con mayor equilibrio: tiene la misma proporción de votantes entre hombres y mujeres. 

El voto según estratos

A pesar de los esfuerzos que hizo su administración por modernizar los barrios populares, solo el 15 por ciento de los habitantes en estratos 1 y 2, que son el 50 por ciento de la población de la ciudad, vota por Enrique Peñalosa. En los estratos altos, la intención de voto a su favor es del 32 por ciento; es decir más del doble.

Gustavo Petro es un candidato de la clase media. En los estratos 3 y 4, que constituyen cerca del 45 por ciento de la población, Petro tiene una intención de voto que dobla la que logra en el estrato bajo. Paradójicamente su condición de hombre de izquierda se sintoniza mucho más con los estratos medios que con los estratos populares.

Por el contrario, Gina Parody es una candidata con eco en los estratos populares. Tiene una intención de voto del 16 por ciento, que es superior al 13 por ciento que tiene en el promedio.

El contexto de la contienda

Es bueno examinar el clima de opinión de la ciudad en esta coyuntura[2].

En primer lugar debe decirse que los bogotanos tienen mejor nivel de vida y han progresado más que el resto de los colombianos: su ingreso per cápita es superior y los beneficios sociales que ofrece la ciudad son muy superiores a los del resto del país.

En general, los bogotanos son relativamente optimistas sobre su porvenir económico: mientras el 53 por ciento espera que su situación económica mejore el próximo año, solamente un 13 por ciento espera que se deteriore. El 81 por ciento cree que el año entrante será mejor o igual que éste, y sólo el 19 por ciento considera que el 2012 será peor.

Los bogotanos ven como principales problemas del país a la corrupción (36 por ciento), el desempleo (22 por ciento) y el terrorismo (14 por ciento).

Las instituciones en las cuales confían más los bogotanos son el sector educativo (71 por ciento) y en las Fuerzas Armadas (65 por ciento). Por el contario, los organismos en los cuales tiene más desconfianza son los partidos políticos (88 por ciento) y el Congreso (82 por ciento).

En mayo de este año, el 90 por ciento de los bogotanos estaba insatisfecho con la gestión de su alcalde y el 87 por ciento lo estaba con la seguridad ciudadana.

El 68 por ciento de los bogotanos cree que las elecciones en Colombia no son libres ni transparentes, mientras que el 32 por ciento cree que sí lo son.

A modo de conclusión Estamos ante una elección reñida y seria cuyos resultados dependerán

  • En el caso de Peñalosa, de que vuelva a encontrar el don de reinventarse como lo hizo cuando fue alcalde,
  • En el caso de Petro, de que logre sintonía con el sentido práctico del electorado, especialmente el femenino,
  • En el de Gina Parody, de que sea capaz de mantener la velocidad de progreso que ha mostrado en su cortísima campaña, y finalmente
  • En el de los partidos, de que sean capaces de reencontrar su esencia de honestidad, liderazgo y servicio.

Lo más parecido a una contienda electoral es una carrera en el hipódromo donde el orden final lo definen los últimos cien metros. En esta campaña electoral estamos más cerca del partidor que de la meta, en consecuencia podemos esperar muchas sorpresas.  

Fuentes:

-Centro Nacional de Consultoría, Encuesta de intención de voto para la Alcaldía de Bogotá, 6 de julio de 2011.

* Presidente del Centro Nacional de Consultoría. Ingeniero Civil y Matemático de la Universidad Nacional de Colombia. Maestría y doctorado en Matemáticas Aplicadas de la Universidad de Maryland. Ex Director de Estudios de la Compañía Ecuatoriana de Datos, ex Director de Estudios Socioeconómicos y Estadísticos de la Compañía Colombiana de Datos, ex Director General de Análisis Socioeconómico del DANE, y ex Presidente de la Sociedad Colombiana de Matemáticas.

Notas de pie de página


[1] Centro Nacional de Consultoría, Encuesta de intención de voto para la Alcaldía de Bogotá, marzo de 2011.

[2] Basado en el Barómetro Iberoamericano de Gobernabilidad 2011, del Consorcio Iberoamericano de Empresas de Investigación de Mercados y Asesoramiento (CIMA).

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