
Para evitar la violencia en los estadios, las autoridades restringieron el acceso de los hinchas. La medida no ha servido, ¿cuál es la solución?
Alirio Amaya Díaz* – Alejandro Villanueva Bustos**
Un remedio recurrente
Para disminuir la violencia en los estadios, la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor) y las alcaldías han recurrido otra vez al cierre de las tribunas. Pero otra vez esta decisión no ha reducido los episodios violentos.
Dijo Albert Einstein o se dice que Albert Einstein dijo que la locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes. Por eso es pertinente preguntar;
- ¿Existen normas que regulen la seguridad en los estadios?,
- ¿Qué sanciones prevén esas normas?,
- ¿Y cómo se ha aplicado la ley en la realidad?
¿Normas de papel
Desde 2009, existe en Colombia un marco normativo sobre la seguridad y la convivencia en los estadios de fútbol:
- La Ley 1270 de 2009 creó la Comisión Nacional de Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol.
- El Decreto 1267 de 2009 ordenó a los municipios donde se realizan partidos de fútbol profesional crear Comisiones Locales de Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol. También se creó un grupo técnico para apoyar las labores de la Comisión Nacional y asesorar a las entidades territoriales.
- En 2010 —en la antesala del Mundial Juvenil sub 20 de la FIFA que se llevó a cabo en nuestro país—, el Decreto 1717 adoptó un Protocolo Nacional de Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol Colombiano.
- La Ley 1445 de 2011 incluyó un capítulo especial sobre seguridad y convivencia en el deporte profesional. El artículo 13 establece que “la responsabilidad de la vigilancia, control y prevención respecto a los integrantes de las barras, aficionados y asistentes a los eventos deportivos será compartida entre los clubes deportivos y las autoridades pertinentes”. El artículo 109 de la Ley 1453 de 2011 reproduce la misma disposición.
- El Decreto 079 de 2012 reglamenta las leyes 1445 y 1453 de 2011, y establece un procedimiento para imponer sanciones a los asistentes de eventos deportivos.
- El Decreto 1007 de 2012, por el cual se adopta el Estatuto del Aficionado al Fútbol en Colombia, establece en su artículo 38 que “la Comisión Nacional de Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol, con la participación de las comisiones locales, promoverá la realización de un Plan Decenal para la Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol. El aficionado y las barras tienen derecho a participar en la elaboración de dicho plan”.
![]() Foto: Instituto Distrital de la Participación |
Entre las conductas que ocasionan el cierre de las tribunas prevalecen (1) las agresiones físicas entre aficionados y contra las autoridades de policía, y (2) las invasiones a la gramilla.
Por eso, si se siguieran las normas anteriores, las autoridades deberían individualizar a los infractores y seguir el procedimiento para imponerles una sanción. Así, quienes infrinjan las normas de convivencia en los eventos deportivos podrían quedar excluidos hasta por ocho años de los estadios, y pagar multas de hasta cien salarios mínimos.
Por lo tanto, el problema no radica en la falta normas, sino en que las autoridades no las han aplicado de manera efectiva.
El problema no radica en la falta normas, sino en que las autoridades no las han aplicado de manera efectiva.
Individualizar a los infractores y seguir un procedimiento para imponerles una sanción parece ser más engorroso que cerrar las tribunas. Esta última decisión es más fácil y popular, pero en el mediano y largo plazo victimiza a los clubes de fútbol por el comportamiento de los aficionados.
Para dar un ejemplo, en abril de este año la Dimayor le impuso una multa de seis millones a Millonarios y suspendió la tribuna sur oriental como sanción por la conducta de sus hinchas. Sin embargo, los culpables no fueron individualizados ni sancionados en consecuencia.
Por lo demás, ese tipo de sanciones “generales” no resuelve el problema de la violencia en los estadios. Parafraseando al sociólogo argentino Pablo Alabarces en su texto Crónicas del Aguante: cada fallo del tribunal de penas anuncia un piedrazo el domingo siguiente.
Por eso, la Dimayor debe ponerse a tono con la legislación vigente. La entidad debe modificar sus reglamentos, para evitar imponer sanciones a los clubes por conductas particulares de sus aficionados.
El videoarbitraje (VAR) podría utilizarse para individualizar las conductas sancionables y, por lo tanto, para acabar con las sanciones generales, la exclusión de los aficionados y las multas a los clubes. Es necesario volver a apostarle a una cultura de la fiesta dentro de los estadios, que promueva la celebración pacífica de los encuentros futbolísticos.
Si en lugar de lo anterior, la Dimayor persiste en sancionar la mala conducta de los hinchas con el cierre de las tribunas, no sería raro que algunas personas causen problemas deliberadamente para que se les impongan sanciones a los clubes.
Puede leer: El debate sobre las barras deportivas en Colombia.
Medidas contraproducentes
Desde comienzos de 2018, Millonarios y Santafé acordaron que la tribuna norte del estadio El Campín sería una tribuna familiar, de manera que las barras no tendrían acceso a esa zona.
Después de ese acuerdo, el Distrito instaló sillas en la tribuna norte, para hacerla apta para familias. Esas decisiones obligaron a los Comandos Azules, una de las barras más conocidas de Millonarios, a abandonar la tribuna norte y a desplazarse a la tribuna sur. La presencia de los Comandos Azules en la tribuna sur reavivó el conflicto con la barra Blue Rain. Al parecer, hoy las barras superaron sus diferencias y comparten la tribuna.
Aunque denominar una tribuna como “familiar” parezca un acto sin importancia, en realidad esa denominación divide el estadio en zonas “aptas” para las familias y otras que no lo son: las familias de hecho quedan excluidas del resto del estadio.
Al mismo tiempo, hacer que la tribuna norte sea “familiar” significó que las barras populares perdieran un espacio para la prevención de la violencia. La tribuna lateral norte estaba destinada a albergar a los hinchas del equipo visitante, lo cual permitía controlar mejor el proceso de su llegada, permanencia y evacuación. Históricamente, eso había minimizado los inconvenientes.
Las medidas para prevenir la violencia deberían prevalecer sobre cualquier otro interés.
En el plano internacional, la Tragedia de Heysel en Bélgica —cuando se enfrentaron los hinchas del Liverpool de Inglaterra y la Juventus de Italia— fue el episodio que indujo a las autoridades europeas a separar las barras locales de las visitantes. Este mismo principio que regía hasta la década pasada y que ayudaba a prevenir la violencia, hoy ha dejado de garantizarse en algunos estadios del país, sobre todo en El Campín.
Desde luego, no se trata de eliminar la tribuna familiar. Si fuera cierto que las familias están dejando de asistir a los estadios —lo cual no es comprobable con una fuente seria o institucional—, no cabe duda de que sería muy importante que volvieran. Pero también es cierto que las medidas para prevenir la violencia deberían prevalecer sobre cualquier otro interés.
Por ejemplo, cuando existía el programa Goles en Paz en Bogotá, miles de niños asistieron al estadio para integrarse a la barra Semilleros de Paz. La tribuna oriental preferencial fue el sitio destinado para su ingreso, y allí se garantizó una excelente visibilidad, protección en caso de lluvia y un mayor número de vomitorios para evacuar.
![]() Foto: Anyelik |
Hoy, los riesgos han aumentado con la clausura de la tribuna norte para los visitantes y la instalación de sillas con espaldar —las mismas que retiró el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) en 2008 por los inconvenientes presentados con las barras populares de Santa fe y Millonarios—. Es necesario construir memoria institucional, para evitar que se repitan los errores del pasado y para administrar mejor los recursos públicos.
Lea en Razón Pública: Violencia de barras de fútbol: ¿cómo tratar el problema?
¿Qué puede hacer el Gobierno?
El pasado 4 de junio los medios revelaron las imágenes de tres personas, que aparentemente eran hinchas de Millonarios, mientras golpeaban a una mujer en las calles de Santa Marta. Como suele suceder en cada situación de intolerancia relacionada con el fútbol, este suceso requiere un análisis que se desmarque del sentido común.
Urge que el Gobierno Nacional lleve a cabo el Plan Decenal de Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol (2014-2024). Allí esta la ruta que más de tres mil colombianos construyeron para evitar la violencia en los eventos deportivos, y cuya inversión alcanzó el millón de dólares.
Algunos municipios han hecho esfuerzos para darle vida al Plan, pero esto no es suficiente. Si se quieren transformar las realidades que hacen posible la violencia en el fútbol, sería un gran error no llevar a la práctica ese Plan, donde la participación ciudadana juega el papel esencial.
* Magister en Educación de la Universidad Pedagógica Nacional y gestor pedagógico con barras futboleras desde 1999.
** Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional y de Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), premio nacional de Cultura, 2013, con su trabajo Mi segunda piel: memoria visual de los fanáticos del fútbol capitalino entre 2003 y 2013 (en coautoría con David Quitián).