El presidente anunció que el Banco Agrario será la entidad bancaria más grande de Colombia y que estará al servicio del sector agropecuario y de la economía popular. ¿Cuáles serán los beneficios y los riesgos del proyecto?
Harvy Vivas Pacheco*
El proyecto
Los anuncios del presidente Petro sobre la transformación del Banco Agrario y su proyección hacia las economías populares de las zonas urbanas suscitó alertas y provocó discusiones en la última semana.
La idea es consistente con las directrices del Plan Nacional de Desarrollo (PND) y con los derroteros de la Política Nacional de Inclusión Financiera (CONPES 4005 de 2020), pero conviene conocer los detalles de los cambios anunciados, porque proyectan un volumen significativo de créditos de fomento e implican la movilización de fondos del presupuesto que reposan por períodos largos en el Banco de la República.
Los beneficiarios directos del aumento de oportunidades de financiamiento serían los campesinos, los pequeños agricultores, las MiPymes, los emprendedores no agrícolas de las zonas rurales, los ciudadanos y pequeños negocios de las zonas urbanas.
Entre las novedades de la propuesta se destaca la expansión del crédito a la economía rural no agropecuaria y a la ‘economía popular’ de los principales núcleos urbanos del país.
Pero la transformación debe ser integral si se quiere aumentar las operaciones del Banco, especialmente en las ciudades, y ponerlo a competir con los emporios financieros existentes.
Esta medida tendría que venir acompañada de innovaciones ambiciosas en materia de digitalización, del desarrollo de productos multibanca y de ajustes en la organización y en los procedimientos operativos del Banco.
El problema
Según la Asociación Bancaria, durante los últimos años se han dado avances significativos en la cobertura del sistema financiero, así como en el acceso y utilización de los productos financieros:
- El número de adultos con al menos un producto financiero pasó de 25,4 millones en 2016 a 34,4 millones en 2022.
- Se registraron unos 2, 36 millones con microcréditos.
- Más de un millón de MiPymes utilizan al menos un producto de depósito y 380 mil productos de crédito.
Pero aun entonces las tasas de bancarización siguen siendo muy bajas, y la gran mayoría de los más de seis millones de micronegocios siguen sin tener acceso al crédito formal. La mayoría de estas empresas acuden al mercado extrabancario; en el caso de las galerías y mercados de alimentos predomina el sistema ‘gota a gota’ con tasas de interés exorbitantes.
A lo anterior se suma que, en comparación con otros países de América Latina y de la OCDE, tenemos rezagos considerables en las zonas rurales, en las regiones más atrasadas y en indicadores como la equidad de género o las oportunidades de acceso por grupos de edad.
La situación descrita se debe en mucho a la poca adecuación de los productos y servicios que ofrece la banca privada a los grupos más vulnerables en las zonas urbanas, a las MiPymes y a los pequeños emprendimientos no agropecuarios.
El desafío
Las metas iniciales que ha trazado el gobierno consisten en vincular a 280 mil nuevos clientes al Banco Agrario en 2023, desembolsar 10 billones de pesos en créditos y aumentar las utilidades a 580 mil millones.
Importa recordar que alrededor del 77% de los activos de cartera (18 billones de pesos) del Banco Agrario provienen del sector agropecuario; el 57% corresponde a pequeños productores (cerca de 800 mil familias beneficiarias, que poseen predios de tamaño inferior a 4 hectáreas). De aquí se infiere que el esfuerzo mayor tendría que enfocarse en las áreas urbanas.
Las metas anteriores significan un gran desafío y su cumplimento implicaría mejora en la digitalización, en la operatividad y eficiencia del Banco para evaluar el volumen creciente de solicitudes de crédito.
Aunque las metas pueden resultar ambiciosas para 2023 y 2024, con una economía desacelerada y con niveles elevados de pobreza, entre agosto de 2022 y marzo de 2023 el Banco logró 63 mil nuevos clientes en créditos de la cadena agropecuaria.
Pero la transformación debe ser integral si se quiere aumentar las operaciones del Banco, especialmente en las ciudades, y ponerlo a competir con los emporios financieros existentes. Esta transformación implica evolucionar hacia un portafolio amplio de productos, una elevada cobertura territorial con gran solvencia, el trabajo conjunto con la banca de segundo piso (Finagro, Bancóldex, Findeter) y la consolidación del Fondo Agropecuario de Garantías (FAG) para poder garantizar mayores flujos.
Igual que ocurre en todo el sistema financiero, la trasformación digital viene acompañada de nuevos productos que, paulatinamente, se adaptan a la provisión de servicios con formas novedosas. Los canales modernos como los Neobancos y la filosofía Fintech, cuya penetración viene en ascenso en América Latina, marcará nuevos desafíos en un escenario de alta competencia.
La polémica
Algunos críticos afirman que el proyecto sería inconveniente para el sistema financiero en su conjunto porque afecta, por supuesto, a los bancos que hoy dominan el mercado; pero aumentar la competencia es sin duda saludable para los usuarios y para el desarrollo de la economía colombiana.
Para algunos analistas y exfuncionarios del Banco, el proyecto puede conducir al monopolio estatal del sistema financiero; otros afirman que habrá un ‘drenaje de recursos’ del sector privado. En pocas palabras, para la mayoría de los opositores, la politización y la corrupción son el riesgo principal de la propuesta.
Y, en efecto, desde su creación en 1999, el Banco Agrario ha sido permeado por los intereses clientelistas de los partidos tradicionales.
A pesar de los cambios efectuados en los últimos tiempos, la actual administración pudo constatar la persistencia de prácticas clientelares y amarres contractuales que venían de los gobiernos anteriores. Las cuotas, los favoritismos y los riesgos de corrupción en las áreas funcionales siguen estando vivos.
Bajo esas circunstancias, la contratación de personas no calificadas, o incluso la fuga de información privilegiada, propiciaría una catástrofe financiera para el Banco —más aun en un escenario de alta competencia y cuando está otorgando créditos de alto perfil de riesgo—.
Este, sin lugar a duda, es uno de los más serios desafíos que conlleva la transformación propuesta por el presidente Petro. Pero resulta erróneo afirmar que el fortalecimiento financiero y la modernización del Banco automáticamente implicará más politización y corrupción. Esos críticos parten de premisas equivocadas en un país donde la corrupción permea tanto al sector público como al sector privado y en el que se establecen alianzas público privadas para delinquir, tal y como el caso Odebrecht.
En este frente no queda más que esperar que el Banco Agrario cumpla el compromiso de administrar y gestionar adecuadamente el riesgo de corrupción.
Sí se puede
La experiencia internacional muestra que la banca de fomento enfrenta retos similares a los arriba descritos. Pero también muestra que es posible lograr la movilización de recursos cuantiosos y un posicionamiento adecuado en el escenario rural o en el urbano.

En pocas palabras, para la mayoría de los opositores, la politización y la corrupción son el riesgo principal de la propuesta.
Experiencias análogas a la del Banco Agrario de Colombia se pueden apreciar en el Banco Nacional de Crédito Rural (Banrural) de México, como institución financiera estatal que ofrece servicios a los productores agropecuarios. También en Perú, a través del Banco Agropecuario, una institución financiera estatal que ofrece créditos y otros servicios financieros a los productores agropecuarios.
La posición de mercado del Banco Agrario sigue en ascenso y, con su cartera bruta de 18 billones, se ubica hoy en el sexto lugar frente a instituciones privadas como Bancolombia o el grupo Aval. Además, en los últimos años, el Agrario ha registrado un volumen saludable y estable de recuperación de cartera con mejora en los índices de solvencia, similar a los demás bancos del sistema.
El reto de llevar líneas especiales a las zonas urbanas más vulnerables y financiar, mediante tasas compensadas, a los que toman recursos informales ‘gota a gota’ es un objetivo ambicioso que se podría lograr combinando una estrategia de acceso al sistema financiero con la entrega de rentas ciudadanas (hoy a cargo del Banco Agrario).
La conversión del Banco Agrario en la institución más grande del país es un propósito lejano. Aunque el aumento de cartera bruta de microcrédito del último año fue de 8%, con aumentos en los desembolsos para los pequeños productores y para los jóvenes rurales, todavía es demasiado pronto para hablar de aquel propósito.
En todo caso sigue siendo cierto que el monopolio del Banco Agrario ya existe en aquellos sectores y segmentos de mercado poco atractivos para la banca comercial. Y también es cierto que los microcréditos juegan un papel estratégico y de gran impacto para el desarrollo equitativo de cualquier país con tasas tan elevadas de exclusión social y económica.


4 Comentarios
El proyecto de convertir al Banco Agrario en la institucion bancaria mas grande del pais es una idea arriesgada, pero posible. Para lograr llevar a cabo un proyecto tan grande y con tantos desafios es importante disminuir la brecha de exclusion y desigualdad que se presenta en las zonas rurales y las zonas urbanas de bajos recursos en las diferentes regiones del pais, ya que la mayoria de los activos del banco corresponden a los pequeños productores que residen en estas zonas. Tambien es muy importante (aunque un poco complicado) luchar contra la corrupcion presente en el sector para que el proyecto no se vea opacado por el mal actuar de los funcionarios, además de eso, los gobiernos siguientes deben darle continuidad al proyecto incluyendolo en el Plan Nacional de Desarrollo porque es imposible concluir con el proyecto en tan poco tiempo.
La idea de transformar el Banco Agrario para ampliar el acceso al crédito en áreas rurales y urbanas suena bien en principio. Esto podría beneficiar a campesinos, pequeños agricultores, emprendedores, y negocios en zonas urbanas. Sin embargo, es crucial que esta transformación sea integral y vaya más allá de simplemente movilizar fondos del presupuesto.
Para tener éxito en esta empresa, el Banco Agrario necesitará implementar innovaciones sólidas en digitalización, desarrollar una gama amplia de productos financieros, expandir su cobertura territorial, y colaborar estrechamente con otras instituciones financieras estatales como Finagro, Bancóldex, y Findeter. Además, deberá mantenerse al día con las tendencias financieras modernas, como la llegada de neobancos y fintech, que están ganando terreno en América Latina.
Aunque algunos críticos argumentan que esta transformación podría llevar a un monopolio estatal o problemas de corrupción, es importante recordar que el Banco Agrario ya existe en sectores donde la banca comercial no tiene mucho interés. Además, los microcréditos pueden desempeñar un papel esencial en la lucha contra la exclusión social y económica en un país con altos niveles de desigualdad. En última instancia, el éxito de esta iniciativa dependerá de cómo el Banco Agrario gestione el riesgo de corrupción y trabaje hacia sus objetivos de inclusión financiera y desarrollo económico equitativo.
Si se logra implementar bien sería de gran beneficio para este sector indispensable en Colombia como es la agricultura y más específico para los campesinos, se debe realizar un gran estudio para integrar de manera eficaz los nuevos clientes que se espera de igual manera la inversión que se realizará al banco, es un buen proyecto que se debe estudiar a fondo
Aunque las cifras o los estudios realizados estén a favor de la ejecución de este proyecto desde la presidencia, la poca o la absoluta ausencia de las instituciones curadoras de la transparencia de los procesos de las demás instituciones del estado, los temas de corrupción o por los llamados «favores», ponen en deterioro este proyecto puesto que vulnera la credibilidad del crédito aprobado o asignado, ante un dudoso manejo del recurso financiero o peor aún el perfil del solicitante no posee un historial fiable en términos de banca. Por último, a esto se suma los costos de operación y extensión del banco para alcanzar la mayor cobertura a nivel nacional.