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Arreglo a la colombiana

Escrito por Hernando Gómez Buendía
Hernando Gomez Buendia

Los escenarios extremos no pueden descartarse todavía, pero parece que el paro nacional otra vez va a resolverse al estilo colombiano.

Hernando Gómez Buendía*

Los escenarios extremos implicarían violencia extendida o algún cambio real en el sistema: ocupación militar de las ciudades, cientos de muertos en las carreteras, sublevación popular motivada por el hambre, renuncia del presidente, grandes reformas sociales, Asamblea Constituyente en el estilo de Chile…Pero después de un mes de movilizaciones, las salidas de este tipo parecen irse alejando.

El “paro nacional” se ha reducido a ocupación masiva de las calles y bloqueo de carreteras: no es una huelga general, o un intento organizado de tomarse el poder, o aún la “séptima papeleta” que precedió a la Constituyente del 91. De aquí la fuerza, de aquí los riesgos, pero también de aquí la debilidad del paro.

En efecto, hay tres maneras posibles de desocupar las calles y reabrir las carreteras: una orden de los organizadores, el cansancio de los manifestantes o la acción represiva del gobierno. En el caso de Colombia las tres opciones se han mezclado sin muy grandes traumatismos —y en ventaja del Estado—:

-El arma más eficaz son los bloqueos porque desabastecen las ciudades, pero también es la más impopular y la que puede controlarse con mayor facilidad. Por eso se han levantado la mayoría de los bloqueos, con excepciones como la Panamericana (que se repite cada año) y la vía a Buenaventura (que está siendo materia de medidas especiales).

-La mezcla entre protesta pacífica y vandalismo ha sido siempre el reto más difícil para las autoridades; pero también lo es para los promotores del paro, porque la destrucción de la ciudad es inaceptable para la mayoría de sus habitantes. Unos 50 muertos, incontables heridos, brutalidades de la policía, pedreas estudiantiles y salvajadas de nuestros grupos criminales han sido el saldo trágico hasta ahora; pero estas violencias no han ido in crescendo sino más bien disminuyendo al pasar de los días.

-El cansancio parece reflejarse en la menor concurrencia de las marchas; y en todo caso sabemos que el paso del tiempo juega a favor del bando más organizado.

El “paro nacional” se ha reducido a ocupación masiva de las calles y bloqueo de carreteras: no es una huelga general, o un intento organizado de tomarse el poder

-Lo cual por último me lleva a la debilidad fundamental del paro, que es la debilidad del movimiento social organizado en Colombia, la poca representatividad del Comité Nacional y la salida consiguiente del gobierno de turno: concesiones puntuales para los algo organizados (estudiantes, docentes, camioneros…), más fórmulas genéricas sobre asuntos de fondo que este gobierno no quiere cumplir y otro gobierno no podrá cumplir. Es Colombia.

Para ahondar en los factores que subyacen a esta crisis, les invito a mi libro Entre la Independencia y la pandemia. Colombia, 1810 a 2020

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