Arde Rusia, naufraga Pakistán, se hunde el mundo.
Manuel Guzmán Hennessey*
¿Tiene calor?
Si uno compara las altas temperaturas que alcanzaron Pakistán, Rusia e India en el año 2007, y las muertes que ellas causaron, puede hacerse a una idea de la tragedia de 2010, y de cómo el cambio climático ha venido ganado terreno año tras año.
En el 2007 murieron más de 30 personas en la región oriental del Punjab, Pakistán. En la India perdieron la vida un centenar. Allí se registraron temperaturas de 46,3 grados centígrados, en la localidad de Sriganganagar, en el Estado noroccidental de Rajastán, mientras que otras ciudades también del noroeste de la India, como Amritsar y Hisar, estuvieron cerca de los 46 grados. En Nueva Delhi se registraron 45 grados. Aquel verano afectó también la región de Uttar, donde murieron 62 personas, y luego se extendió a Maharashtra, Madhya, Himachal, Haryana y Rajastán, esta última región limítrofe con Pakistán.
El peor en mil años
En Rusia la situación de 2007 fue un anuncio de lo que se registra este año. El director del Servicio Meteorológico ruso, Alexander Frolov, declaró: “Tenemos un archivo de condiciones meteorológicas y de situaciones anormales de los últimos mil años. Por eso me es posible decir que, respecto del calor, no ha habido nada similar a esto en el territorio de Rusia durante los últimos mil años”. Tomando como base esa declaración, la agencia Novosti informó que la ola de calor del 2007 duplicó la mortalidad en Moscú, donde se registran usualmente entre 360 y 380 fallecimientos diarios, mientras que en aquel verano hubo cerca de 700.
A raíz de que la sequía y los incendios forestales afectaron gravemente las cosechas de 174 mil hectáreas, el presidente Putin suspendió la exportación de cereales y de otros productos agrícolas.
La tragedia de Pakistán
Las inundaciones que se desataron el 12 de julio de este año en Karachi con lluvias inusualmente fuertes, según el gobierno han afectado ya a unos 20 millones de pakistaníes y han matado a mil seiscientas personas, aparte de que han dañado enormes tramos de tierras agrícolas, base de la economía del país. El desastre azotó primero a la región noroccidental, y ahora afecta a las provincias de Punjab (oriente) y Sindh (sur).
Cadena de desastres
Esta comparación nos permite valorar lo que está sucediendo en estos días: una situación generalizada de desastres naturales que los expertos han asociado, inequívocamente, con el avance del fenómeno climático global.
Lo de Pakistán se conoce técnicamente como “evento climático extremo”, que quiere decir incremento inusual de la intensidad de las lluvias y mayor número de lluvias torrenciales en un determinado período de tiempo.
Lo de Rusia es una ola de calor, un verano más caliente que otros, inclusive que el de 2007, lo cual afecta a las poblaciones más débiles (los ancianos, los niños, los sin techo, los enfermos) quienes pueden verse afectados por golpes de calor y mueren, como sucedió en París en otro verano catastrófico, el de 2003.
Muy mal preparados
Si uno revisa las estadísticas, encuentra que el verano de 2003 fue, en su momento, el más caluroso de la historia, pero el período de comparación no iba más allá de los cien años. El del 2007 se consideró récord, pero también con relación a un período de comparación cercano a los cien años. Pero el de 2010 se empieza a considerar como el verano más caluroso de los últimos mil años.
Además de afectar los cultivos y de poner en riesgo la seguridad alimentaria de las poblaciones, las olas de calor aumentan la incidencia de enfermedades que se transmiten por insectos, pues estos se adaptan a temperaturas más altas, haciendo que proliferen sus reproducciones y por ende las epidemias.
Todo esto tiene que ver con las reservas de agua dulce, el funcionamiento de las hidroeléctricas, la infraestructura de las ciudades y la atención de las emergencias. Las altas temperaturas no sólo causan la muerte por deshidratación a muchas personas, sino que los alimentos se pierden y las enfermedades gastrointestinales aumentan, causando problemas generalizados de salud pública pues normalmente los países no están preparados para afrontar tal incremento de las enfermedades infecciosas.
Señales del cambio climático
Un evento climático extremo y una ola de calor son fenómenos asociados con el cambio climático (o el cambio global, como también se le conoce, o el calentamiento global, como se le llamaba hace unos años). Según el IV Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, IPCC, en 2007, una de sus manifestaciones consiste en que ocurre un mayor número de eventos climáticos extremos en un período comparado.
De manera que el cambio climático ya está aquí. Se aprecia en las catástrofes de India, China y Pakistán, en las sequías severas en el África subsahariana y en Australia, en las lluvias torrenciales en Estados Unidos, en las olas de frío en Argentina y Bolivia, en el derretimiento de los glaciares en Groenlandia, en las olas de calor en España y Rusia, y en eventos climáticos extremos que hoy se suceden unos a otros a lo largo y ancho del mundo.
Por acá llueve, por allá… escampa
“Cambio global” significa que este tipo de fenómenos puede darse en distintos lugares simultánea e indiscriminadamente. Así, en algunos llueve intensamente mientras que en otros hay sequías, en unos se producen oleadas de calor mientras que en otros pueden registrarse temperaturas mínimas.
Ese hecho fue resaltado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), mientras que la Agencia Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos (NOAA, por su nombre en inglés) dijo en su balance mensual que el pasado mes de julio fue el segundo más caluroso en la historia del mundo desde que se lleva ese tipo de registros.
La NOAA afirmó también que el año 2010 va camino de convertirse en el más caluroso de la historia. Independientemente de lo que ocurra durante el resto del verano, el período entre enero y julio ya se considera el de mayor calor desde que se tienen registros de temperaturas. En segundo lugar quedó el período de enero a julio de 1998. Ese año James Hansen, uno de los científicos que han hecho el seguimiento del cambio climático, se dirigió al Congreso de Estados Unidos para decir que hacía diez años, él había vaticinado tales problemas con base en los estudios y escenarios del instituto Goddard de la NASA, que él dirige.
Expertos dixit
Los expertos han mostrado una creciente preocupación por el fenómeno. En el portal Planeta Azul se han reproducido algunas de sus opiniones:
- Rajendra Pachauri, presidente del IPCC, dijo que hay suficientes evidencias que muestran un aumento en la frecuencia e intensidad de las inundaciones, sequías y precipitaciones extremas en todo el mundo.
- La geógrafa y experta en agua Simi Kamal advirtió que "el calentamiento global causa eventos meteorológicos catastróficos, de lo cual se deduce que las recientes inundaciones son sin duda resultado del cambio climático".
- El matemático y físico Khalid Rashid, que estudia los cambios en los patrones meteorológicos mundiales señaló que "temperaturas superiores a las normales en el Océano Índico generan un aumento de las precipitaciones. Y en el norte de Pakistán, cuando corrientes de vientos cargados de humedad chocan con las montañas y son impulsadas hacia altitudes más frías, la humedad se libera bajo la forma de estallidos de nubes".
Una auténtica catástrofe
Los datos de la catástrofe de Pakistán pueden resumirse así:
- Las aguas ocupan 160 mil kilómetros cuadrados, un área equivalente a las de Suiza, Bélgica y Austria sumadas;
- La ONU advierte que hasta tres millones y medio de niños podrían estar en peligro de contraer enfermedades mortales por consumir agua contaminada y por ser picados por insectos;
- El impacto de la tragedia alcanza al menos al diez por ciento de los 170 millones de habitantes que tiene Pakistán;
- Han muerto más de 1.600 personas y más de dos millones han quedado sin hogar;
- El 15 de agosto sólo había llegado un tercio de los 459 millones de dólares necesarios para atender la emergencia.
Y el cubrimiento de los medios
En el informe sobre la catástrofe de Pakistán realizado por la alianza de agencias Efe/ Reuters, originado en Ginebra e Islamabad, que reproduce entre otros diarios El Tiempo, de Bogotá, no hay una sola referencia al cambio climático, ni una sugerencia siquiera mínima sobre la relación probable entre las inundaciones y dicho fenómeno.
El señor Ban Ki Moon, quien preside las conferencias de partes de las Naciones Unidas sobre cambio climático, no consideró necesario hacer una referencia, y se limitó a decir que aquella era la mayor catástrofe que habían visto sus ojos.
Que Efe y Reuters no incluyan la causa fundamental de la tragedia en la presentación de su noticia parece, por lo menos, una omisión digna de análisis. Los medios deberían adoptar una nueva estrategia frente a la catástrofe climática que se avecina. Aunque decir “se avecina” pueda ser un eufemismo que sugiere que toda situación susceptible de empeorar, seguramente empeorará.
¿Dónde está el liderazgo?
Los medios deberían enfrentar la información y la opinión sobre el tema climático a partir de una especie de “urgencia manifiesta” que los habilite para considerar la posibilidad de otorgarle al IPCC el carácter de fuente principal (y acaso única) de las noticias, los informes y la base científica de las opiniones editoriales.
La gravedad del problema es tal que la sociedad demandará de los medios un papel que pueda ir más allá de su tarea de transmitir noticias, y que cope el vacío de liderazgo que está dejando el Sistema de las Naciones Unidas. El fracaso de la Cumbre de Copenhague es la mejor prueba de ello. Los medios deberían empezar a replantearse el papel que juega su responsabilidad social ante la coyuntura climática de la humanidad.
* Profesor de la Universidad del Rosario, director general de la red latinoamericana sobre cambio climático Klimaforum Latinoamérica Network (KLN) director@klnred.com
@guzmanhennessey