En la experiencia de Antioquia hay ideas eficaces para mitigar la pandemia y reactivar la economía colombiana. Le sugerimos una lectura cuidadosa.
Alejandro Torres G*
Un caso alentador
El número de contagiados y el número de fallecidos por la COVID-19 en Antioquia son hasta ahora menores que los de otros departamentos o ciudades de importancia comparable en Colombia.
Por ejemplo, en Bogotá y Valle del Cauca el número de contagiados llega a 6.591 y 2.209 respectivamente, y el de los fallecidos alcanza a 197 y 114 en uno y otro caso.
Antioquia en cambio tiene, en el momento de este escrito, 616 contagiados y apenas 6 muertos, reportando además que en 94 de sus 125 municipios no hay casos registrados.
La “tasa de contaminación” o el “Ro” es el número promedio de personas que contagia cada portador del virus. Este número es crítico porque de él depende si la epidemia está aumentando (valor de Ro mayor de 1,0) o está siendo efectivamente controlada (Ro menor de 1,0).
Pues bien, la tasa de contaminación en Colombia es 1,1, la pandemia sigue avanzado- pero en Antioquia el valor es 0,84 -es decir que la epidemia está en proceso de supresión-
Comprender por qué la situación de Antioquia es diferente puede ayudar a una mejor gestión de la crisis, es decir a contener la expansión del virus y a costos menores o menos traumatismos derivados de medidas extremas como la cuarentena.
Cómo tener menos contagios
Las pruebas de diagnóstico masivas son una de las estrategias básicas que recomiendan los especialistas y ejecutan los gobiernos exitosos.
Por ejemplo, el influyente economista David Romer sostiene que los recursos públicos deben financiar programas de pruebas masivas y aleatorizadas, en vez de malgastarlos tratando de compensar los costos gigantescos de una cuarentena.
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Los países que están manejando exitosamente la pandemia utilizaron un mayor número de pruebas que los países más afectados por el virus. Pero en Colombia este factor no es suficiente para explicar los resultados divergentes: el número de pruebas por cada 100.000 habitantes es 252 para el país en su conjunto, 513 para Bogotá, 318 para el Valle del Cauca y apenas 276 para Antioquia.
Podría pensarse que este menor número de pruebas en Antioquia sería precisamente lo que explica el menor número de contagios registrados. Pero el número de muertos –igual que el número de unidades de cuidados intensivos ocupadas por casos de la COVID-19 en el departamento- indica todo lo contrario.
La principal diferencia con otras regiones radica en la capacidad de llevar a cabo el seguimiento o la llamada “trazabilidad” de los casos, de tal forma que pueda detectarse rápidamente la fuente principal de contagio.
En Antioquia cerca del 75% de los casos de contagio tienen un origen epidemiológico claro. Este número desciende al 25% en Bogotá y al 20% en el Valle del Cauca y el Atlántico.
Gracias a esta capacidad de seguimiento es posible limitar la propagación del virus por medio de estrategias de aislamiento focalizados. Además, es posible ofrecer un tratamiento oportuno y efectivo a los afectados, disminuyendo la probabilidad de hospitalización.

Foto: Facebook Alcaldía de Medellín
La capacidad de respuesta de Medellín y Antioquia se ha construido por años y se ve en acción en esta situación.
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Como cuidar la economía
Las medidas de confinamiento son eficaces, pero conllevan costos económicos muy altos.
La Universidad de los Andes estima que cada mes de cuarentena le cuesta al país un 10% de su PIB. Según la Universidad EAFIT Y otros estudios, cada día de cuarentena cuesta cerca de 166 mil millones de pesos en el caso de Antioquia, de los cuales 84 mil millones recaen sobre Medellín.
Si se perdiera la mitad de los empleos que están en riesgo por la cuarentena, la incidencia de la pobreza extrema en Antioquia pasaría del 5,6 al 11,3% de los hogares -un nivel similar al existente a comienzos de siglo-. Es decir: se perderían veinte años de lucha contra la pobreza.
Las medidas de cuarentena no resuelven el problema y sus costos económicos pueden convertirse en dramas sociales de magnitud considerable. No hay que proponer falsos dilemas entre salud y economía.
Las administraciones locales en Antioquia aprovecharon la cuarentena para fortalecer el sistema de salud y diseñar instrumentos que facilitaran la reactivación económica cuando fuese prudente.
– Con relación a lo primero, aumentaron el número de Unidades de Cuidados Intensivos, pusieron en marcha líneas de telemedicina y atendieron rápidamente a los ciudadanos con casos sospechosos.
– Con relación a lo segundo, desarrollaron plataformas como ‘Medellín me cuida’ y ‘Medellín me cuida-empresas’, lo cual ha permitido:
- Rastrear los casos positivos y sus nexos epidemiológicos;
- Asignar ayudas a la población más vulnerable, reforzando el cumplimiento de las medidas de confinamiento; y,
- Facilitar la ejecución de las aperturas sectoriales decretadas por el Gobierno nacional, al ofrecer un mecanismo de registro, vigilancia y control rápido y sencillo para empleados y empleadores.
Instituciones sólidas y compromiso ciudadano
El grado de preparación y la capacidad de reacción de Antioquia no son el fruto exclusivo de la buena gestión de sus gobernantes.
Detrás de ellos existe un proceso de acumulación de capacidades sostenido a lo largo de los años.
La articulación histórica entre sector público, sector privado y academia, reflejada en instituciones como Proantioquia, la Junta del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, o el Comité Universidad Empresa Estado (CUUE), por ejemplo, facilitó la rápida reacción ante la crisis por medio de:
- El establecimiento de líneas de acción conjunta entre los gobiernos municipales y el departamental;
- La posibilidad inmediata de crear mesas técnicas para la crisis, como la Gerencia del COVID de Antioquia, o la mesa técnica para la reactivación económica;
- La consecución rápida de recursos para fortalecer el sistema de salud, una experiencia que tiene precedentes en Antioquia.

Foto: Facebook Alcaldía de Medellín
A la mayoría de los casos que se han presentado en Medellín se les ha podido hacer la cadena epidemiológica.
La academia y la investigación igualmente han sido protagonistas en esta crisis. Los aportes técnicos y científicos de distintas universidades e instituciones como Ruta N, apoyan la toma de decisiones de alcaldías y Gobernación, el desarrollo de plataformas tecnológicas, e innovaciones en medicina o telemedicina.
Estas capacidades técnicas y científicas existían de antemano. La crisis representó sencillamente un cambio en los temas primordiales.
No menos importante: la sociedad en su conjunto respondió de manera rápida a los requerimientos de las administraciones locales.
Las cuarentenas se cumplieron gracias a la existencia de ayudas económicas y al compromiso de una parte importante del empresariado que procuró conservar los puestos de trabajo. Por ejemplo, entre febrero y abril el empleo cayó 20% a nivel nacional, pero en Antioquia la cifra fue del 12%.
Aún más importante fue la propia convicción de los ciudadanos de que así debía ser. Disminuyó el uso del transporte público y privado, registrando en todos los casos ocupaciones promedio del 15% en los períodos de mayor restricción.
Mirando hacia adelante
Una vacuna es una opción de mediano plazo. La “inmunidad de rebaño”, dadas las características del virus, traería decenas de miles de muertes en Colombia, y la posibilidad de que este virus mute o que antiguos pacientes vuelvan a contagiarse, son muestras de que el final de la crisis no está cerca.
Desde esta perspectiva, los logros alcanzados por Antioquia, Santander o Caldas son el punto de partida en la lucha contra la crisis.
La reactivación económica, el regreso a la normalidad de la educación, recreación y el transporte, así como la eliminación de las restricciones para la población vulnerable como los adultos mayores, hará que las cifras de contagios y fallecimientos aumente.
Hay que descartar la idea de que los aumentos en los casos son señal inequívoca de fracaso.
Las prioridades del Gobierno y sus planes de desarrollo deben ser:
- seguir fortaleciendo el sistema hospitalario,
- evitar las quiebras generalizadas de pequeñas y medianas empresas,
- desarrollar mecanismos automáticos de ayudas a la población más vulnerable,
- ejecutar nuevas estrategias de movilidad en las ciudades, y
- desarrollar mecanismos de seguimiento y control a los riesgos epidemiológicos y económicos.
Que los aprendizajes obtenidos durante estos tres meses sean un insumo para los que vendrá.
*Doctor en economía de la Universidad del Rosario, magíster y economista de la Universidad de Antioquia, docente e investigador del Departamento de Economía de la Universidad EAFIT.
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