Aborto y embarazos no deseados: una lectura desde la antropología
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Aborto y embarazos no deseados: una lectura desde la antropología

Escrito por Elías Sevilla
Los Abortos y embarazos no deseados

Para evitar la tragedia que puede implicar un aborto, es necesario —y es posible—disminuir las tasas de embarazos no deseados.

Elías Sevilla Casas*

Pecado, delito y tragedia

A finales de febrero, Mauricio Cabrera publicó una columna sobre la despenalización del aborto titulada El pecado no es delito. En sus palabras: “El aborto no es un delito, es una tragedia. Creo que siempre es una experiencia traumática y que ninguna mujer aborta por gusto. Sin embargo, hay miles de abortos cada año, la mayoría de ellos clandestinos, muchos en condiciones higiénicas que ponen en peligro la vida de las mujeres, demasiados de ellos de niñas y adolescentes”.

En este texto quiero explorar esa dimensión trágica del aborto desde la antropología. Mi punto central puede resumirse así: si queremos evitar estas tragedias, debemos disminuir los embarazos no deseados (END), que son su antecedente necesario.

Hasta ahora no se ha dado un debate serio sobre los END y la prevención. El candidato Gustavo Petro ha dicho ser partidario del “aborto cero”. En esta misma revista,  Matthieu de Castelbajac escribió que una sociedad con cero abortos es “ciencia ficción”.

En este texto argumentaré que entre el “aborto cero” y la “ciencia ficción’” hay una línea razonable de políticas y acciones. Es decir, que es posible prevenir y disminuir los END, con el fin de evitar en la mayor medida de lo posible las tragedias que puede implicar un aborto.

La opinión derrotista

El artículo de Castelbajac traslada a Colombia las consideraciones teóricas de un libro de Luc Boltanski titulado La Condition Foetale. Ese traslado tiene varias limitaciones:

  • No tiene en cuenta las peculiaridades de las regiones y culturas colombianas o, si lo hace, acude a estadísticas de hace décadas;
  • No mira el proceso completo de las tragedias, que comienzan con los END, y
  • Lee las estadísticas mundiales sobre la relación entre END y abortos de tal modo que se ajusten a la concepción teórica tomada como supuesto inicial a partir de Boltanski. En otras palabras, el artículo pone los datos al servicio de una teoría y no al revés, como debe ser.

Quien desee explorar la idea de Bolstanski y su aplicación a Latinoamérica puede consultar este texto de Gabriel Calise.

Sobre la base de los errores anteriores, Castelbajac concluye que la “cuestión de fondo” es “el acompañamiento que debemos ofrecerles a las mujeres que abortan” porque “es inevitable que la tasa de aborto sea relativamente elevada en sociedades que prefieren las familias pequeñas”.

El autor tiene una opinión derrotista sobre la prevención de los embarazos.  En sus palabras, “mejorar el acceso a los anticonceptivos es un objetivo loable siempre y cuando esté claro que aumentar el acceso no disminuirá la tasa de aborto. Debemos separar los dos temas: el aborto es una cosa y la contracepción es otra”.

Las tasas de embarazos no deseados sí muestran cambios drásticos a medida que se pasa del ingreso bajo (93 %), al medio (66 %) y al alto (34 %).

En lo que sigue, mostraré que estas conclusiones derrotistas desconocen los esfuerzos que hacemos en la academia y fuera de ella por estudiar y disminuir las tasas de END. Las premisas alternativas que presentaré indican que estas tragedias pueden y deben eliminarse en la mayor proporción posible. Me tomo el trabajo de escribir esta nota porque creo que podemos lograrlo, “con paciencia y un palito” como dice el refrán.

Los Abortos y embarazos no deseados
Foto: Ministerio de Salud y Protección social - Los END no disminuyen con el simple “acceso a los anticonceptivos”.

Es posible prevenir los END

Desde luego, como dice Castelbajac, el aborto y la contracepción son diferentes. Pero como analistas debemos mirar hacia atrás y hacia adelante, atendiendo al proceso completo en el cual los procesos están encadenados.

La premisa alternativa que propongo es que la tragedia empieza con un END, que tiene dos salidas posibles, ambas trágicas: un infante no deseado o un aborto. Por lo tanto, cuando estamos ante un END son dos las tareas alternativas que se deben atender:

  • que los niños no deseados, sus madres y familias reciban atención esmerada; y
  • que los abortos sean menos traumáticos para quienes tienen que sufrirlos.

Ambas tragedias –la del infante no deseado y la del aborto– son evitables, si se buscan los puntos más sensibles del proceso antecedente en que aparece el END.

El autor cita a su favor las estadísticas mundiales del Instituto Guttmacher, que muestran que las tasas de lo que aquí llamo tragedias (y que el autor reduce a abortos)  no cambian con relación a las de los END. Las tasas de END que terminan en aborto se mantienen constantes, alrededor del 40 %, sin importar si se trata de un país de ingreso alto, medio o bajo. Esto es cierto.

Pero Castelbajac olvida otro dato que se presenta en la misma fuente: las tasas de END sí muestran cambios drásticos a medida que se pasa del ingreso bajo (93 %), al medio (66 %) y al alto (34 %), como lo muestra la gráfica siguiente:

Los embarazos no deseados y los abortos ocurren en todos los grupos de ingresos

Los Abortos y embarazos no deseados
Fuente: Instituto Guttmacher

Lo que se dice de países también puede predicarse de colectivos sociales dentro de una misma nación.

Aunque el efecto del descenso de END no es proporcional a las tasas de aborto, sí abre una esperanza: es posible disminuir las tasas de END, que lleva a las dos tragedias terminales. Esto se logra con intervenciones sistémicas, que más adelante llamaré “sindémicas”. Estas intervenciones modifican las diferencias entre contextos socioeconómicos para que todas las mujeres puedan gozar de su derecho a la salud sexual y reproductiva, que ha descrito bien la Comisión Guttmacher-Lancet.

El autor que cree imposible evitar el aborto no mira hacia atrás y por lo tanto no se percata de los END se pueden evitar. Acepta la tragedia del aborto como un hecho ineluctable, válido para todo tiempo y lugar. Por eso concluye que lo que resta por hacer es consolar a las víctimas de tales tragedias cumplidas. Ni el antecedente END ni el infante no deseado entran en su consideración.

La solución es “sindémica”

Los END no disminuyen con el simple “acceso a los anticonceptivos”, como supone la nota comentada. Este es un proceso complejo, como lo reconoce la Comisión Guttmacher-Lancet, y no debería ser simplificado tan fácilmente.

Para reducir las tasas de END, se deben aplicar estrategias “sindémicas”. La estrategia no consiste apenas en el “acceso” a los fármacos a los que se refiere el autor. Estos son apenas un componente de un entramado más amplio. No es “ciencia ficción”, es ciencia social empírica, inteligente y responsable con quienes pueden ser las víctimas. Como sucede con los accidentes viales, no basta con consolar a los afectados. Es preciso prevenir los hechos.

Sindémico” es un término de origen antropológico, que se aplicó originalmente al síndrome del SIDA, causado por el VIH, y luego a la COVID-19. Hoy se está extendiendo a otros procesos de salud, como el control de la diabetes. Una estrategia “sindémica” consiste en aislar el entramado de sinergias biológicas y socio-culturales que hacen posible la aparición de un fenómeno que afecta a determinada población humana. En ese tejido, el investigador detecta alguna o algunas condiciones que son particularmente sensibles a intervenciones efectivas y eficientes para incidir sobre ellas.

Hace ya mucho tiempo John  Mackie las denominó condiciones “INUS”: Insufficient, but Necessary part of an Unnecessary but Sufficient condition (insuficientes, pero parte necesaria de una condición innecesaria, pero suficiente). El clásico ejemplo es la ausencia de un breaker a la entrada de la energía doméstica, que actúa como una condición INUS en incendios domésticos populares. Dejo al lector profundizar en el ejemplo y trasladarlo a la prevención de END.

Para profundizar

El espacio disponible no permite dar ejemplos de las situaciones concretas a partir de las cuales he escrito lo anterior.

Quien quiera analizar el asunto en la escala global puede explorar el informe de la Comisión Guttmacher-Lancet, que detalla  con referencias empíricas concretas el carácter sindémico de las posibles intervenciones. Quien desee detenerse en una instancia local puede consultar la experiencia que en Cali, Colombia relata un libro llamado “Tramas”.

Durante treinta años, un grupo variado de universitarios, profesionales y estudiantes hemos analizado experiencias asociadas al ejercicio de las varias sexualidades. Por el inevitable sustrato biológico implicado, este ejercicio está entreverado con procesos de END y de infecciones (en particular, de VIH).

Los investigadores no solo hemos tenido en cuenta  los eventuales END, sino que los hemos mirado dentro del entramado de otros intereses y riesgos que conforman la cotidianidad de las muchachas y muchachos. Allí ellos toman decisiones sobre sus sexualidades, erotismos, afectos y bienestar existencial, y también sobre sus consecuencias.

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