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¿A quién le debe Santos su victoria?

Escrito por Yann Basset

Muchos dicen que fueron las maquinarias de la Costa, pero el interior, la izquierda y las ciudades aportaron más votos nuevos para Santos. Las alianzas, los aciertos y errores de campaña si contaron, y esto cambia bastante la película.

Yann Basset*

La pregunta

Es evidente que Juan Manuel Santos logró revertir la tendencia de la primera vuelta y acabó  con un margen de casi un millón de votos sobre Óscar Iván Zuluaga.

Sin embargo esta victoria se dio después de un susto en la primera vuelta, y con el refuerzo de muchas fuerzas y personalidades diversas en la segunda vuelta, que se sumaron al presidente-candidato para apoyar la paz o por temor a que el uribismo regresara al poder. Esto plantea la pregunta de quién aportó qué para la reelección del presidente Santos.

Aumentó la tasa de participación de 40,1 a 47,9 por ciento – y esto cambió por completo el panorama.

La Costa salió a votar

Como lo había anticipado en esta misma revista, la movilización de los abstencionistas fue fundamental. En la segunda vuelta llegaron a las urnas 2,5 millones de electores más que en la primera vuelta, lo que aumentó la tasa de participación de 40,1 a 47,9 por ciento – y esto cambió por completo el panorama.

Lo que no pude anticipar teniendo en cuenta los antecedentes históricos, fue el peso de la Costa Caribe en este auge de la votación, puesto que se trata de una región habitualmente  apática en las elecciones presidenciales.

La tasa de participación de la costa subió esta vez a 44,1 por ciento de los electores inscritos contra apenas 30 por ciento en la primera vuelta, un nivel nunca visto desde la segunda vuelta de 1998. Más aún, la participación costeña estuvo apenas 4 puntos por debajo de la participación nacional, cuando la diferencia no suele bajar de 8 puntos.

El siguiente mapa de los cambios en las tasas de participación entre las dos vueltas muestra la importancia del voto costeño, aunque el sur del país igualmente registró un gran aumento en el caudal electoral.


El Senador liberal, Álvaro Ashton.
Foto: Congreso de la República

Maquinarias

Mirando más en detalle, el departamento de Atlántico es donde más creció la participación. Allí Santos contó con el apoyo del clan Char (Cambio Radical), de Álvaro Ashton (Partido Liberal) y de los senadores conservadores Roberto Gerlein y Efraín Cepeda, entre otros.

Este hecho ha dado pie a una controversia acerca del papel de la “maquinaria costeña” en la reelección del presidente (ver el análisis de Sergio Uribe en esta misma edición de Razón Pública). A este respecto conviene precisar que ni todos los votos de la costa son de “maquinaria”, ni la maquinaria es exclusivamente costeña, aunque es verdad que muchos elementos apuntan hacia la importancia del clientelismo y otras modalidades de inducción al voto en esta región. Por ejemplo: la costa es la región que participa más en las legislativas, cuando estas prácticas son muy importantes, y menos en las presidenciales.

Pero aunque la distinción entre maquinaria y voto de opinión es un atajo práctico, no es tan fácil de aclarar conceptualmente y menos aun de deslindar empíricamente.

Hechas estas salvedades, el aporte de la costa fue de 983.001 electores adicionales entre las dos vueltas, de los cuales 146.385 estuvieron en Barranquilla, y la gran mayoría de ellos se inclinaron hacia Santos (aunque Zuluaga tuvo un aumento nada despreciable en las capitales de los departamentos costeños). ¿De dónde vinieron estos votos nuevos para el candidato presidente? 

La tasa de participación de la costa subió esta vez a 44,1 por ciento de los electores inscritos contra apenas 30 por ciento en la primera vuelta, un nivel nunca visto desde la segunda vuelta de 1998.
  • Por una parte y en alguna medida vinieron de la izquierda; Clara López tuvo buenos resultados en Cartagena, Barranquilla y Santa Marta.
  • Pero ante todo vinieron de la Unidad Nacional y de los conservadores santistas que le habían fallado a Santos en primera vuelta.

La izquierda y las ciudades

No obstante, esto es apenas una parte del cuadro. Si observamos los aumentos de  votación por Santos entre las dos vueltas, queda claro que la movilización costeña no  necesariamente fue el factor que decidió la victoria. Este es el mapa:

Fue en las ciudades y en el centro del país donde Santos progresó más en términos porcentuales. Esto se explica en parte porque en las costas ya estaba muy fuerte en primera vuelta, y en parte porque en las ciudades los candidatos eliminados en primera vuelta habían obtenido sus mejores resultados, lo cual dejaba muchos “votos sueltos” para la segunda vuelta.

Este mapa muestra por lo tanto la segunda fuente de crecimiento de Santos: el endoso de los votantes de los candidatos eliminados en primera vuelta y eventualmente del voto blanco.

Esos endosos fueron particularmente importantes en Bogotá y el altiplano cundiboyacense, donde Santos logró atraer el voto de izquierda, pero probablemente también una porción del de Marta Lucía Ramírez.

El endoso también funcionó en bastiones de la izquierda como el Catatumbo o Barrancabermeja, y en el Valle, donde les había ido bastante bien tanto a Ramírez como a López y, en general, en las grandes ciudades donde Santos logró recuperar más votos de los tres eliminados de la primera vuelta que Zuluaga.


El abstencionismo en la segunda vuelta bajó
aumentando en 2.5 millones de persona el caudal
electoral.
Foto: Registraduría Nacional del Estado Civil

En resumen

Al final, Santos aumentó 4,5 millones de votos entre las dos vueltas. Recibió 1 millón de votos adicionales de la Costa Caribe, pero, por sí sola, Bogotá le aportó 900.000. Si le sumamos el aporte de Boyacá y Cundinamarca, Santos obtuvo 1.250.000 votos adicionales en la región central. Por su parte, Cali le aportó 250.000 votos más.

En comparación, Zuluaga ganó un poco más de 500.000 votos en Bogotá entre las dos vueltas, y apenas 100.000 en Cali. Incluso en Medellín, bastión del uribismo, Santos logró aumentar 138.000 votos, cuando Zuluaga ganó apenas 177.000 votos adicionales con respecto a la primera vuelta.

Esta segunda fuente de crecimiento electoral de Santos fue por lo tanto mucho más decisiva para la victoria, pero es mucho más difícil de atribuir a un sector particular. Se trata de una mezcla de electorado de izquierda y de electorado urbano independiente, entre quienes  pudieron influir los debates, episodios y esfuerzos finales de las dos campañas.  

Importaron ahí el buen desempeño de Santos en los debates, y los apoyos de Clara López, Antanas Mockus, el Progresismo, y muchos dirigentes del Polo y de la Alianza Verde.

En contraste, Zuluaga no pudo aprovechar el apoyo de Marta Lucía Ramírez para imprimir un nuevo dinamismo a su campaña y convencer a los indecisos. Se quedó con el discurso radicalizado de la primera vuelta, que aunque resultó eficaz en su momento, acabó siendo  un obstáculo a la hora de buscar los indecisos.

Santos queda entonces en deuda con muchas personalidades y fuerzas políticas muy diversas que concurrieron a salvarlo después de su mal desempeño en la primera vuelta. Esto deja muchos interrogantes sobre la dirección que imprimirá a su nuevo gobierno, y sobre las reconfiguraciones de fuerzas políticas que eso implicará.

* Doctor en Ciencia Política, Profesor de la Universidad del Rosario. Director del Observatorio de Procesos Electorales. www.procesoselectorales.org

@yannbasset 

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