
El Paro Nacional que comenzó el 28 de abril es la más grande protesta social y política que haya vivido Colombia. Un balance prospectivo.
Medófilo Medina*
Lo inesperado
Cuando los integrantes del Comité Nacional convocaron el Paro para el 28 de abril de 2021 no podían imaginar que se desencadenaría un estallido social.
La revista Semana había informado: “Las organizaciones sindicales convocaron para el próximo 28 de abril un paro nacional durante 24 horas. De acuerdo con estas organizaciones, entre las que se encuentran la CUT, la CGT y la CTC, así como los educadores y las confederaciones de pensionados, la movilización se realizará en oposición a la reforma tributaria, laboral y pensional, que aseguran, el gobierno prepara a lo largo de este año”.
El 28 A representa la más grande protesta social y política que haya vivido Colombia. La duración es un indicador de entrada. El cubrimiento geográfico, es otro. En el primer día tuvieron lugar movilizaciones en 600 ciudades y municipios del país que más adelante alcanzarían el 75% de los municipios.
El protagonismo de los jóvenes, que no agota la personalidad social de la movilización, constituye su característica más saliente. Se ha dicho que son los ni-ni. Ni estudian, ni trabajan. Tal afirmación, en principio cierta, desdibuja el hecho del nivel educativo y técnico que posee una parte considerable de esos jóvenes pero que no tienen un empleo formal, regular.
La guerra a la ciudad
La represión brutal del Estado a la protesta y sus resultados escandalosos también entran en los elementos que caracterizan al conjunto del movimiento por la persistente capacidad de resistencia que mostró. La respuesta del gobierno, de su partido el Centro Democrático, de la maquinaria armada, reflejaron de un lado el propósito de la extrema derecha colombiana de proyectar indefinidamente las coordenadas del conflicto interno. Del otro, el Paro y el estallido social muestran que la paz va, y que a la gente ya no la detiene la idea de que tras cualquier movimiento están las FARC. Para muchos jóvenes la represión desencadenada implica una experiencia nueva y directa.
La personalidad social y política del estallido social
A la expresión estallido social por su asociación con lo repentino, inesperado, se tiende a colocarla en ecuación con la noción de lo espontáneo. El protagonismo de los jóvenes se imbricó estrechamente con las comunidades. Si se mira los numerosos puntos de resistencia de Cali, la mayoría están enclavados en el corazón de los barrios, al menos cinco de ellos corresponden al extenso y densamente poblado Distrito de Agua Blanca. En Bogotá el punto de resistencia el Portal de la Américas está inscrito en la localidad de Ciudad Kennedy con barrios populares circundantes: Britalia, Nueva Britalia, Margaritas, El Rosario, Villa Andrea, Dindalito. Los vecinos conforman conjuntos políticamente diversos, algunos de ellos provienen de trayectorias sindicales y políticas variadas, compartidas ahora con las vanguardias juveniles.
La creación de un orden
En una definición pionera de multitud el filósofo Baruch Spinoza señala: “Multitud: multiplicidad de singularidades que se disponen en un orden determinado”. La gente del estallido social no entró en un orden, lo creó.
El estudio de la experiencia de la Primera Línea (PL) ayuda a entender la anterior afirmación. PL en sí misma es un mecanismo complejo de protección y organización. La PL se abre en cinco:
- L1: protege a los manifestantes y a las otras líneas.
- L2: Línea de choque, los jóvenes lanzan piedras, explosivos caseros, relanzan cilindros lacrimógenos.
- L3: construyen barricadas y hacen maniobras de distracción con punteros laser para cubrir los ataques de la policía y el Ejército.
- L4: integrada por médicos y enfermeras.
- L5: sus integrantes suministran máscaras antigás (pañuelos empapados en vinagre, bolsas de Leche, solución de agua con bicarbonato).
Forma parte de este paquete organizativo la Primera Fila de Madres. Algunas de las madres por edad forman parte del conjunto de los jóvenes.
La Primera Línea ha inspirado formas asociativas: La Primera Línea Jurídica con 4000 miembros ha operado por redes, ha movilizado a abogados en defensa de los jóvenes judicializados. Con un mensaje simbólico ha operado la Línea Ecuménica integrada por sacerdotes.
El 28 A ha implicado diversidad de formas de protesta: marchas, concentraciones, actividades culturales de música y danza, de artes plásticas. En estos campos se han generado agrupamientos de sectores que tomaron el Paro Nacional como una especie de Razón Social a la cual integran contenidos varios y específicos de protesta.
El escepticismo
Se han manifestado voces escépticas con respecto al movimiento del 28 A, entre quienes están en principio en favor de la protesta social.
El pasado 29 de junio un comentarista en El Espectador señalaba que del Paro Nacional en Bogotá quedaban solo pálidos vestigios en el Portal Américas, en el Portal Suba, en el 20 de Julio y en Usme. Con pretendida perspicacia señalaba que desde el comienzo habían operado factores en la movilización que permitían adelantar tal evolución cuando se habría albergado la indeseable composición de lo amorfo, atomizado y descentralizado. Colombia habría sido sacudida durante dos meses por un cataclismo que se habría agotado en sí mismo sin dejar rastro perdurable.
Son visiones impresionistas que no se nutren en observaciones documentadas. Al contrario, lo que sorprende es el grado de organización mantenido en la protesta. Una comparación con el estallido que ha tenido lugar en Sudáfrica por este mismo tiempo muestra que en ese país se impusieron el saqueo, la violencia, el asalto a tiendas y supermercados. No tomó esas formas la indignación en Colombia.
Aún en las cifras del Estado, aquellas presentadas a la CIDH, de los 12.478 eventos de protesta que se presentaron entre el 28 de abril y el 4 de junio, el 89% se desarrolló sin registro alguno de violencia.
Durante el movimiento se aplicaron diversas encuestas. En la realizada por Datexco cuyos resultados se publicaron el 11 de mayo, el 75% de los encuestados apoyaban el Paro. Para la misma fecha la encuesta del Centro Nacional de Memoria registraba un apoyo de un 81% de los jóvenes. Según la Encuesta de la Universidad del Rosario cuyos resultados se publicaron el 30 de mayo el 84% de los jóvenes se sientes representados en el Paro.
El potencial democratizador de la protesta
Es dable pensar que por sus características de conjunto el Paro Nacional y el estallido social albergan un profundo potencial democratizador. Colombia en el plano político experimentará cambios progresistas. El más importante será el de la ampliación de la participación política que desvanecerá la ficción alimentada por la extrema derecha uribista de que el problema del país es el de la polarización. El atraso político genera algo más grave que es la indiferencia que fomenta el autoritarismo, el uso de la violencia estatal y paramilitar en la reproducción del sistema político.
Si el estallido social que ha vivido Colombia en 2021, no obstante sus peculiaridades, se estudia en relación con los ocho capítulos de la muchedumbre política que ha vivido Colombia desde el motín bogotano de 1893 hasta las masivas manifestaciones de rechazo a las FARC del 4 de febrero de 2008 se puede pensar en un fuerte impacto en la situación política del país. Esas muchedumbres políticas tuvieron consecuencias profundas.
Se registran declaraciones de las primeras líneas en las que se expresa la voluntad de participación “Queremos una participación a nivel local, departamental, nacional. Que nos tengan en cuenta en las leyes, como la educación, toda esa parte en la que se excluyen a los jóvenes”, indicó José Calderón, primera línea Paso del Aguante (Cali). A mediados de Julio se reunieron en Bogotá, representantes de primeras líneas de diferentes ciudades del país y se habló de la organización de un partido político propio. Se dejó el tema para una reunión posterior. El desalojo ordenado por la alcaldesa Claudia López y realizado por el ESMAD del espacio en el que se reunía la Primera Línea del Portal de las Américas impidió que la reunión prevista se llevara a cabo.

En Cali las diferentes líneas están más organizadas entre sí. De ello es expresión la Unión de Resistencias Cali. En las asambleas populares continua la discusión sobre las formas de participación política que siguen realizándose en los puntos de resistencia. Aunque en esa ciudad parece haber un ejercicio permanente de asambleas populares en los puntos de resistencia, donde se tratan estos temas, la metodología es incipiente pues no deciden si lo harán como partido o a través de miembros suyos que puedan alcanzar representación en el Congreso.
Si en el corto plazo se presentan obstáculos poderosos para la conformación de formaciones políticas autónomas, entre otras, las condiciones establecidas por el Consejo Nacional Electoral, para nada se puede descartar que a mediano plazo se configuren partidos nuevos nacidos de las experiencias de participación del 28A
Es esperable que suba la participación en los debates electorales de marzo y mayo de 2022. De manera diferenciada reflejarán esos impactos las fuerzas alternativas y las de la derecha. Una constante en el proceso del 28 A fue la indignación manifestada contra Uribe Vélez. El protagonismo del expresidente sufrirá un fuerte impacto. La influencia favorable a las fuerzas electoralmente alternativas guardará relación con la comprensión que ellas muestren de lo que han sido el Paro y el estallido social. No se trata sólo de la atención hacia las reivindicaciones de los jóvenes sino de la asimilación, lejos de toda posición prescriptiva, de la personalidad social, política y cultural que ha tenido la protesta social de 2021.