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2019: la violencia contra las mujeres va en aumento y es más visible

Escrito por Katherine Aguirre
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Este año estuvo marcado por grandes movilizaciones feministas. ¿Qué dicen los datos disponibles sobre este tipo de violencia?

Katherine Aguirre*

Violencia, cada vez más visible

Cada vez se oyen más voces que denuncian la violencia contra las mujeres en Latinoamérica. Esto tiene varios motivos: por un lado, tras muchas décadas de activismo feminista, la sociedad parece más dispuesta a reflexionar sobre el problema; por otro lado, y tal vez como consecuencia de lo primero, la violencia contra las mujeres es cada vez más visible y menos tolerable.

Hoy, las mujeres no se quedan calladas ante los abusos: inclusive han llegado a señalar públicamente a los responsables. Las redes sociales han servido para viralizar campañas masivas de denuncia. Ese es el caso de movimientos como el de #MeToo o el de la coreografía del colectivo chileno Las Tesis, “Un violador en tu camino”. Estos movimientos son una expresión genuina y poderosa que exige detener los abusos y hacer justicia.

En Latinoamérica, estos espacios se han ganado poco a poco, a pesar de la violencia siempre presente. Hace 59 años, el 25 de noviembre de 1960, las hermanas Mirabal fueron brutalmente asesinadas por oponerse a la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, en República Dominicana.

Casi cuatro décadas después, esa fecha marca el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer instaurado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999. La fecha también marca el comienzo de los dieciséis días de lucha para poner fin a dicha violencia.

Le recomendamos: Un violador en tu camino: llamar las cosas por su nombre

¿Hay más violencia?

La violencia contra las mujeres es silenciosa. A menudo ocurre en los hogares y es perpetrada por personas cercanas a la mujer. Sin embargo, incluso si esta violencia suele ocurrir en espacios privados, la violencia contra las mujeres es de interés público, pues viola sus derechos y les impone barreras para representar sus propios intereses.

La violencia contra las mujeres parte de la creencia de que los hombres son superiores y que, por lo tanto, el cuerpo femenino puede ser apropiado por el hombre, ya sea para satisfacción o para castigo. Según información recientemente recolectada por la Plataforma de Evidencias sobre Violencias y Alternativas (EVA) para mujeres y niñas del Instituto Igarapé, la violencia contra las mujeres sigue siendo alta en los tres países más grandes de Latinoamérica: Brasil, Colombia y México.

Muchas décadas de activismo feminista, la sociedad parece más dispuesta a reflexionar

Entre 2000 y 2017, más de 140 mil mujeres fueron asesinadas en estos tres países, lo cual representa un aumento del 131 por ciento en ese período. Además, casi el 30 por ciento de los homicidios de las mujeres ocurrieron en casa, mientras que en el caso de los hombres esa cifra no llegó al 8 por ciento. Algo más de la mitad de las mujeres fueron asesinadas con arma de fuego, proporción que llegó al 80 por ciento en el caso de los hombres. Estas estadísticas muestran que el riesgo para las mujeres está en casa, donde los agresores son conocidos y hay un grave peligro de violencia física directa.

Wikimedia Commons  La falta de datos y de información son problemas serios para enfrentar las violencias contra las mujeres.

Foto: Wikimedia Commons
La falta de datos y de información son problemas serios para enfrentar las violencias contra las mujeres.

Los feminicidios –que ocurren cuando una mujer es asesinada por el hecho mismo de ser mujer– van en aumento en estos tres países:

  • En México, la cifra de feminicidios pasó de 411 en 2015 a 880 en 2018;
  • En Colombia, esa cifra pasó de 139 a 673 en el mismo período;
  • En Brasil, los datos de feminicidio aumentaron un 12 por ciento entre 2017 y 2018 (con 1.206 casos).

Dentro de cada país, la violencia está altamente concentrada. Por ejemplo, en México los estados con mayor riesgo de homicidios son Baja California, Colima y Chihuahua. En Colombia, los departamentos más afectados por la violencia son Putumayo, Vichada y Cauca. Y en Brasil, los más afectados son Roraima, Río Grande do Norte, Ceará y Acre.

Además de lo anterior, existen otros datos menos visibles, que también muestran el alcance de la violencia contra las mujeres. Desde 2012, más de 2 millones de mujeres fueron atendidas en los sistemas de salud de Brasil, México y Colombia, por causas relacionadas con la violencia. Esta medición va en aumento: por ejemplo, en los últimos seis años, se ha duplicado su registro en Colombia.

En todo caso, aún falta por examinar si todos estos aumentos se deben al mayor conocimiento del problema o a un aumento real de la violencia.

Puede leer: ¿Por qué las víctimas de violencia intrafamiliar se quedan con sus agresores?

¿Quiénes son las afectadas?

En los tres países, el grupo más afectado por violencia no letal fueron las mujeres jóvenes de entre 15 y 29 años. Eso no quiere decir que no exista violencia contra las mujeres más jóvenes: de hecho, la violencia sexual se ejerce, sobre todo, contra niñas y jóvenes de 0 a 14 años.

Sin embargo, la violencia contra las mujeres de entre 15 y 29 años no solo tiene un impacto en sus vidas, sino también en las personas que las rodean e incluso en la productividad del país, ya que la violencia produce ausencias en el trabajo, despidos y disminución del rendimiento.

Dado que muchas mujeres latinoamericanas cumplen el importante rol de cuidadoras y responsables del hogar, la violencia que sufren las mujeres impacta directamente en la vida de sus hijos. Y a menudo, los hijos que son testigos de la violencia de sus padres repiten esos mismos patrones.

Otra herramienta para conocer el problema

Para arrojar luz sobre la escala y la gravedad del problema el Instituto Igarapé, lanzó la plataforma de datos e información de Evidencia sobre violencia y alternativas (EVA) para las mujeres y las niñas. Inicialmente con datos sobre Brasil, Colombia y México, su propósito es identificar patrones de victimización de las mujeres y contribuir al desarrollo de políticas públicas para prevenir, reducir y eliminar la violencia contra ellas.

La plataforma recoge evidencias con análisis de reportes estadísticos y de los avances en las normatividades nacionales y regionales. También se exploran las iniciativas puestas en marcha en los países para prevenir las violencias y proteger a las mujeres que las sufren.

Casi el 30 por ciento de los homicidios de las mujeres ocurrieron en casa,

Desde el punto de vista de los datos, EVA propone ir más allá de las mediciones más comunes de las formas de violencia física, como homicidios y lesiones. La plataforma también examina otras formas de violencia, como la psicológica, la sexual y la moral, que son las formas de violencia que pueden estar más invisibilizadas, pero que producen impactos profundos en la población femenina.

 Flickr 25N: día internacional contra la violencia de género.

Foto: Flickr
25N: día internacional contra la violencia de género.

Para poder contar con un panorama más completo, EVA recolecta la mayor cantidad de fuentes que dan cuenta de las formas de violencia de la cual son víctimas las mujeres. Eso incluye:

  • Los registros en el sistema de salud, a través de los reportes que se crean luego de dar atención a mujeres que buscan atención médica o para certificar una muerte violenta;
  • Lo registrado en el sistema de seguridad, a través de denuncias o conocimiento de las fuerzas de seguridad;
  • Y lo que las mujeres revelan con respecto a sus niveles personales de victimización, a partir de encuestas especializadas.

Los datos son insuficientes

Sin embargo, aun con este tipo de herramientas, el vacío de información y conocimiento sigue siendo muy grande.

Por ejemplo, todavía es difícil hacer visibles las formas de violencia no físicas, que normalmente son sub-notificadas. Además, los datos no están estandarizados, lo cual dificulta los análisis comparativos, pues las definiciones sobre las diferentes formas de violencia contra las mujeres son diferentes en cada país, y los indicadores para reportarlas y medirlas también varían.

Por otro lado, en muchos casos, los registros están mal hechos o están incompletos. Mucha información está en blanco o “ignorada”. La falta de datos sobre el perfil demográfico de las víctimas y los autores, y sobre los factores de riesgo relacionados con el entorno, como la ubicación, el día y la hora del delito, es abrumadora. Estos y otros datos son necesarios para comprender el patrón de este tipo de violencia silenciosa, incrustada en ciertos valores y creencias con los que hemos vivido durante generaciones.

Finalmente, en muchos casos las fuentes de información no son confiables, los datos son escasos, incompletos y desactualizados. Aun con las fuentes oficiales, es difícil comprender la dimensión real y las características de la violencia contra las mujeres en la región.

Lea en Razón Pública: Luchas de género y luchas sociales: ¿cómo integrarlas?

Hemos dado un primer paso para recopilar información oficial y desglosada sobre la violencia contra las mujeres. Es necesario que las autoridades construyan sus acciones sobre la base de información. Solo de esta manera se pueden prevenir muertes como las de las hermanas Mirabal y de miles de mujeres en Latinoamérica y el mundo.

* Investigadora de la Plataforma de Evidencias sobre Violencias y Alternativas para mujeres y niñas (EVA), la cual es una producción del Instituto Igarapé con el apoyo de Uber. eva.igarape.org.br

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