11 de marzo: ¿qué pasó y qué sigue? - Razón Pública
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11 de marzo: ¿qué pasó y qué sigue?

Escrito por Fernando Cepeda
Elecciones

Fernando CepedaEn medio de los fraudes, las denuncias y las leguleyadas, las elecciones cambiaron muchas cosas.

Fernando Cepeda Ulloa*

Las elecciones del 11 de marzo mostraron la vulnerabilidad de nuestro sistema electoral, pero también definieron temas cruciales para lo que viene. ¿Quién ganó, quién perdió y cómo van a jugar los candidatos en medio de la incertidumbre?

Unas elecciones de escándalos

El pasado 11 de marzo, durante las elecciones legislativas, Aida Merlano fue atrapada con las manos en la masa. En una diligencia de allanamiento por parte de la Fiscalía se encontró un sofisticado sistema de compra de votos, que utilizaba calcomanías con código de barras bidimensional para hacer seguimiento a los encargados del delito.

El allanamiento ocurrió en una propiedad de Merlano llamada “casa blanca”, en un barrio elegante de Barranquilla. Según las cifras de la Fiscalía, la operación habría costado más de seis mil millones de pesos. Queda para la ficción imaginar cuántos centros de compra de votos en la misma ciudad o en otras partes del país operaban en ese mismo momento.

Pero este es un caso apenas. La vulnerabilidad de nuestro sistema electoral es más que evidente. Faltando pocos días para el 11 de marzo, el Consejo de Estado falló sobre una acción de nulidad ¡contra las elecciones legislativas de 2014! De acuerdo con el alto tribunal, en las elecciones de hace cuatro años hubo irregularidades con los formularios E14, destrucción de material electoral y hasta sabotaje del software. Por lo tanto el Consejo  decidió devolverle tres curules al partido MIRA cuando faltan apenas tres meses para la terminación de su período.

No es fácil determinar quién ganó y quién perdió: unos son fuerza mayoritaria en el Congreso, pero perdieron curules y otros siguen siendo minoría pero están creciendo.

En los comicios de este año, uno de los escándalos más grandes corrió por cuenta de las consultas interpartidistas. No se sabía si llorar o reír. Los tarjetones se acabaron en muchos puntos de votación y la Registraduría debió autorizar el uso de fotocopias. Para colmo, en otros puntos los tarjetones sobraron y a las cuatro de la tarde los ciudadanos veían con impotencia cómo se rompían y se echaban a la basura. En redes sociales circularon cientos de videos que denunciaban la destrucción de material electoral y otras irregularidades.

Las propuestas que hizo la Misión Electoral Especial se quedaron cortas, principalmente en lo relacionado con el urgentísimo tema de la financiación de las campañas y los partidos políticos. No hay motivos para mantener este sistema electoral, que beneficia principalmente al crimen organizado y a los contratistas. Como afirmó el Contralor General Edgardo Maya, “el partido más grande y con más poder en el país es el de los contratistas”.

A pesar de todo, la campaña electoral sigue como si nada hubiera ocurrido. Los medios de comunicación apenas tocan el tema y los debates ciudadanos se ocupan de otros asuntos.

Sigue la incertidumbre

Conformación del Senado de la República a través de las elecciones del 11 de marzo.
Elecciones.
​Foto: Cámara de Representantes

Las elecciones legislativas no producían ni mucho ni poco interés en los ciudadanos. Faltando cinco o seis semanas, las consultas interpartidistas pasaron a primer plano y se convirtieron en una especie de primera vuelta presidencial.

Al final decidimos gastar más de veinticinco mil millones de pesos en dos consultas “cantadas”. Como era de esperarse, Petro venció a Caicedo, y Duque ya era el ganador claro desde que la Registraduría sacó su tercer boletín.

Las elecciones del 11 de marzo definieron cuestiones cruciales para lo que viene. Antes de los comicios, había tres candidatos a la espera de medirse en votos y saber qué seguía para ellos: Humberto de la Calle, Germán Vargas y Sergio Fajardo. Dos partidos (el Conservador y la U) carecían de candidato presidencial y también estaban expectantes.

A pesar de que se resolvieron algunas dudas, después de escrutados los votos siguió la discusión. Han pasado algunos días y la claridad que algunos veían ya se ha disipado. No queda claro si los votos a favor de Duque y de Caicedo son en realidad votos contra Petro o no. Tampoco es fácil determinar quién ganó y quién perdió: unos son fuerza mayoritaria en el Congreso, pero perdieron curules y otros siguen siendo minoría pero están creciendo.

Sin embargo es necesario decir lo elemental: parece cada vez más claro que ganó la oposición al gobierno. El ex presidente Uribe fue el senador más votado y el Centro Democrático obtuvo la mayoría de las curules. La Alianza verde tuvo un desempeño electoral sorprendente, en parte gracias a los votos obtenidos por Antanas Mockus, que fue el segundo senador más votado. Y en la misma coalición que los verdes, el Polo Democrático se mantuvo y Jorge Robledo fue el tercer senador con mayor votación.

En la otra esquina el Partido de la U, que representaba a la bancada de gobierno, salió herido de muerte. Después de ser el partido de gobierno durante ocho años, la U perdió 7 curules en senado y 12 en Cámara y no eligió candidato presidencial propio. La coalición de gobierno, que según el entonces ministro del Interior Germán Vargas ponía entre el 85 y el 90 por ciento de los votos en el Congreso, quedó fuertemente disminuida.

Alianzas, negociaciones y estrategias

Ahora sigue la elección presidencial y la pregunta central es si ganará el gobierno o la oposición. Ya decantados cinco o seis candidatos de los 49 que se habían inscrito al principio, falta determinar ahora quién representa al gobierno y quién a la oposición.

El gobierno está representado principalmente por Humberto de la Calle, pese a los desacuerdos entre el ex presidente Gaviria y el presidente Santos. Germán Vargas está en un punto intermedio: fue funcionario del gobierno Santos durante siete años, aunque ahora plantea algunas reservas a su mandato para capturar sectores críticos del gobierno.

La oposición está representada, obviamente, por Iván Duque, que alcanzó una alta votación gracias al padrinazgo de Álvaro Uribe. Petro se opone al sistema y no particularmente al gobierno Santos, al que inclusive ha ayudado en determinados momentos. La coalición en cabeza de Sergio Fajardo está, por supuesto, muy lejos del gobierno, aunque quizás no tanto como el Centro Democrático.

Petro se opone al sistema y no particularmente al gobierno Santos, al que inclusive ha ayudado en determinados momentos.

Los conservadores y la U, por su parte, están muy cómodos viendo a quién apoyan. Sin embargo, ya se entrevén pistas de cuáles serán las próximas alianzas. Germán Vargas cambió de fórmula vicepresidencial y escogió a Juan Carlos Pinzón, lo que definiría una alianza con el Partido Conservador, que obtuvo alrededor de dos millones de votos en las  legislativas.

Por su parte, Petro escogió como vicepresidenta a Ángela Robledo, representante a la Cámara de la Alianza Verde. Con esta decisión, Petro busca los votos de los verdes y quizás un coqueteo con la posibilidad de una coalición con Sergio Fajardo, de cara a la segunda vuelta presidencial.

Guiados por el miedo y la desilusión

Elecciones.
Conformación del Senado de la República a través de las elecciones del 11 de marzo.
Foto: Colombia Joven

Quedan por negociar todavía los ministerios, institutos, embajadas y consulados. Aún en esta etapa de negociaciones, estamos lejos de ver estrategias electorales que toquen los temas que más muevan a la opinión. De hecho, ni siquiera está claro cuáles son esos temas. Algunos piensan que ya estamos pasando la página del acuerdo de paz; otros, que la corrupción ya no es tan importante frente a temas como la educación, la salud o el empleo. Puede ser.

La carrera por la presidencia comienza marcada por un contexto político deplorable de fraudes, improvisación y más políticos corruptos.

En todo caso, la carrera por la presidencia comienza marcada por un contexto político deplorable de fraudes, improvisación y más políticos corruptos. Por eso no sorprende que los votantes se guíen más por el miedo que por la esperanza, por el desconsuelo que por la ilusión y por la incredulidad que por la confianza.

El sistema político requiere de un replanteamiento a fondo que le devuelva su credibilidad frente a la ciudadanía, restaure la confianza en las instituciones y sus dirigentes, y permita la esperanza de un futuro mejor.

*Abogado de la Universidad Nacional, politólogo de la New School for Social Research, ex ministro, ex embajador,  profesor universitario y columnista de opinión.

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