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​El “Taita” que domina la política y la economía del Quindío

Escrito por Alpher Rojas

Luis Emilio Valencia, jefe del Partido Liberal y su hija, Luz Piedad Valencia, ex alcaldesa de Armenia.

Alpher RojasEsta no es una historia de corrupción como tal, sino el perfil de un político exitoso que a su manera los representa a (casi) todos y nos ayuda a ver cómo se asciende en el sistema colombiano y cómo la corrupción flota en el aire.  

Alpher Rojas Carvajal*

De vendedor a “taita”

El jefe del Partido Liberal en el Quindío, Luis Emilio Valencia Díaz (nacido en 1921), es un antioqueño mejor conocido como “El Taita” o “Emilio Carriel”.

Valencia ayudó a financiar las campañas del extinto “cacique” del Quindío, el senador Ancízar López, secuestrado y asesinado por el ELN en 2002. López recompensó a Valencia con canonjías clientelistas y toda suerte de prerrogativas institucionales. El Taita ha sido concejal, diputado y representante a la Cámara de muy pobre desempeño.

Este político en ascenso fue capturando al Partido Liberal para su personal beneficio, valiéndose de dádivas clientelares y de la industria del juego. También facilitó la penetración de la ilegalidad en el sistema político regional.

El Taita llegó a Armenia proveniente de San Roque, Antioquia, a vender textiles con una carreta de tracción humana que él mismo conducía mientras promovía sus productos con gritos estentóreos. Luego se hizo administrador y propietario de numerosos bares y cantinas de la ciudad. Allí encontró la simiente que le ayudó a dar un giro notable en su vida: su agraciada compañera y una habilidad zahorí de jugador de cartas, dados y billar con la cual fue allegando lo que hoy es una enorme fortuna.

Su riqueza le permitió ascender en la escala social mediante gestos o dádivas asistenciales. La misma táctica que usaría para captar los votos de su clientela política y para controlar a los periodistas de su entorno.

Cuando los productores de café denunciaron el impacto de la crisis de precios, El Taita les compró sus acciones en los clubes, y ellos en reciprocidad lo admitieron como socio del Club Campestre y lo incluyeron en las juntas directivas de otros círculos exclusivos.

A muchos distinguidos cafeteros en quiebra les compró sus propiedades y les prestó dinero a intereses irredimibles hasta convertirse en gran propietario urbano. A partir de allí los “formadores de opinión” de la localidad exaltaron la sagacidad de este colonizador como una prueba de su inteligencia y su generosidad.

Es impensable que El Taita pudiera fracasar en el ambiente deletéreo de la ciudad, pues él mismo lo ha formado y moldeado para garantizar su supervivencia. Valencia se ufana a media voz de que muy pocos dirigentes en la historia departamental se han resistido a consultarle decisiones importantes o a solicitarle “servicios personales”.

El “juego” de la política

Armenia, Quindio.
Armenia, Quindio.  
Foto: Alcaldía de Armenia

Su intensa vocación lúdica llevó al Taita a crear en la década de los setenta el hoy llamado “chance”, un sistema de apuestas consistente en acertar las últimas tres cifras de la lotería a cambio de un premio en dinero.

Los pocos controles de las autoridades permitieron que este juego moviera parte de su industria en la ilegalidad y las ganancias para sus propietarios se elevaran como espuma. Las comisiones para los vendedores disminuyeron del 30 al 20 por ciento, pero los trabajadores (en su mayoría personas de la tercera edad, niños y madres cabeza de familia) deriva de esa actividad un ingreso precario y una forma de vida. Y Armenia tiene una de las tasas más altas de desempleo de Colombia.  

Durante muchos años el Taita monopolizó ese mercado en forma artesanal (con “libreticas y lapiceros”), hasta cuando un acuerdo entre los más poderosos carteles del país determinó una división territorial que dejó el sistema en manos de Apuestas Ochoa. A El Taita le favoreció su condición de dirigente político, su conexión con los llamados “bajos fondos” y su influjo sobre la burocracia local para permanecer en el sector.

Apuestas Ochoa modernizó sus sistemas de ventas con computadores y puntos fijos de expendio y se vio protegida legalmente por las disposiciones de la Ley 643 de 2001 sobre juegos de suerte y azar. En la elaboración de esta ley participaron varios legisladores que por entonces recibían apoyos financieros de las casas de apuestas.

Ha sido concejal, diputado y representante a la Cámara de muy pobre desempeño.

Entonces El Taita y su grupo de caballistas y finqueros llenaron la ciudad y el departamento de maquinitas de juego, prenderías, hoteles, moteles y lupanares lujosos. Y desde estos antros ejercen el juego del poder regional para decidir el destino administrativo y político de la ciudad. La influencia de estos “empresarios” sobre la gestión del departamento y de los municipios es un hecho que muy pocos se atreven a controvertir. Ejercen su dominio a través de más de 15.000 puntos de venta de chance, casinos, bingos, maquinitas, hoteles y casas de lenocinio para turistas.

Como socios de El Taita llegaron a la ciudad José Ignacio Gallego (un amansador de equinos y expendedor de carne), quien en menos de un lustro llegó a ser multimillonario, presidente del Partido Liberal y representante a la Cámara por el departamento del Quindío. También llegó Anuar Oswaldo Oyola Márquez, proveniente del Urabá antioqueño pero nacido en Pueblo Nuevo, Córdoba, en donde se reconoce su cercanía con el jefe paramilitar Salvatore Mancuso y la enjuiciada chancera La Gata. Oyola es también multimillonario y ahora aspira a una curul en la Cámara de Representantes por el Partido Liberal.

Oyola obtuvo como cuota en la gobernación de Amparo Arbeláez (2004-2007) la gerencia de la Lotería del Quindío para Julio César López Espinoza, uno de sus subalternos. La mandataria, quien confesó haber sido financiada por Apuestas Ochoa, fue sancionada con la destitución del cargo e inhabilitada por doce años por manejos irregulares en la contratación. López Espinoza fue gobernador del Quindío en representación de los chanceros en el período 2008-2011, pero pronto se vio involucrado en una operación de lavado de dinero por lo cual fue destituido e inhabilitado por diez años.

El cartel de gobierno

Cultura en el Quindio.
Cultura en el Quindio. 
Foto: Alcaldía de Armenia

La financiación de candidatos sumisos es algo conocido por la ciudadanía. No se trata tan solo de una táctica para el control de posiciones estratégicas, sino de extender el brazo de su poder a la vida económica y social de la región. A su sombra, el microtráfico y la trata de blancas utilizan sus redes y con el apoyo de ejércitos privados aseguran el curso fluido del negocio.

Además y pese a su bajo nivel de escolaridad, El Taita ha dispuesto en forma casi permanente de las Secretarías de Educación como cuota burocrática. También de las rectorías de la Universidad del Quindío (Julio César Victoria), y de La Gran Colombia (Jaime Bejarano Alzate).

Es decir, el país ha dejado al arbitrio de El Taita la formación cultural y científica de los quindianos. Como quiera que son él y su hija quienes postulan candidatos para cargos en el magisterio, al final acaban promoviendo una particular construcción de conocimiento y de bienes culturales en el sistema educativo regional y local.

Para don Emilio y sus socios, el ejercicio de sus actividades públicas y clandestinas no está orientado exclusivamente a la gestión de los intereses económicos de grupo. También tiene el propósito de crear en la sociedad la conciencia de que sus puntos de vista, el carácter de sus compromisos y el enfoque de sus inversiones tienen un valor superior a las razones de quienes por las vías democráticas ejercen el poder.

Su electorado está integrado sobre todo por vendedores de chance y sus familias, buhoneros, líderes comunales y zonales. Él mismo cuenta que diariamente pone en sus bolsillos muchos billetes de dos mil pesos para atender los pedidos de los “transeúntes”.

En su condición de jefe del Partido Liberal mantuvo durante años una coalición con la Alianza Nacional Popular (Anapo) para la Alcaldía de Armenia. Pero sus partidarios Alba Stella Buitrago y Efrén Tovar Martínez fueron asegurados judicialmente e impedidos para desempeñar cargos públicos.

El país ha dejado al arbitrio de El Taita la formación cultural y científica de los quindianos.

Fue socio político del parlamentario Carlos Alberto Oviedo Alfaro, comprobado abogado del Cartel del Norte del Valle y con una trayectoria criminal de pánico. Por haber incinerado vivo y abaleado al ingeniero Juan Guillermo Acosta Botero el 2 de enero de 1997, y dado que Oviedo gozaba de completa impunidad mientras sus problemas judiciales estuvieron en manos de los operadores de la justicia en el Quindío, la Corte Suprema de Justicia asumió la investigación, lo juzgó y condenó, aunque no por tráfico de narcóticos. Oviedo también fue sindicado del asesinato del reportero Ernesto Acero Cadena el 12 de diciembre de 1995. El sábado 18 de abril de 2009 Oviedo fue muerto a bala –dijo la prensa- en una vendetta mafiosa en una cafetería del centro de Armenia.

También los periodistas de la ciudad son frecuentemente agasajados y obsequiados por Luz Piedad Valencia y sus socios. A su turno, “Nacho” Gallego les ofrece periódicamente agasajos (sancochadas y frijoladas) regados con finos licores y dinero en su finca “La Galana” en cercanías del municipio de Montenegro.

Don Emilio controla un submundo social periférico y, por tanto, goza de privilegios que de otra manera no podría tener. Desde la Dirección Liberal Nacional le delegan el poder para manejar el Partido a su antojo –como si se tratara de otro de sus casinos- y otorgar avales a candidatos sin trayectoria pública, que él mismo selecciona como hizo con sus socios del chance y su hija, Luz Piedad, a quien también hizo representante a la Cámara y alcaldesa de Armenia. Pero la ONG Congreso Visible calificó a los Valencia con las más bajas notas entre todos los parlamentarios. 

 

* Director de la Corporación de Estudios Sociopolíticos y Culturales de Colombia, investigador en Ciencias Sociales y magíster en Estudios Políticos.

 

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